Vapear se refiere a “la acción de inhalar vapor de un cigarrillo electrónico o dispositivo similar”. Inicialmente surgió como una estrategia para ayudar a dejar de fumar, sin embargo, en pocos años ha conseguido todo lo contrario.
Hace unos años, muchos de nosotros desconocíamos qué significaba esta palabra y sin embargo en el 2014 “vapear” fue elegida como “palabra del año” por el Oxford English Dictionary, un mérito que comparte con palabras como “selfie” (palabra del año en 2013) o “Covid-19” (en 2020). El vapeo se ha convertido en un problema de salud pública y como pediatras dedicados a la neumología infantil, nos preocupa.
Casi habíamos conseguido “ganarle la batalla” al tabaco, (el número de nuevos fumadores estaba cayendo rápidamente y los pediatras atendíamos felices a una generación que fumaba menos que sus padres) cuando apareció el vapeo. El uso del cigarrillo electrónico se extendió entre fumadores y no fumadores y no solo para fumar tabaco sino también drogas derivadas de cannabinoides y otros químicos, atrayendo cada vez a una población más joven. Inicialmente surgió como una “alternativa más saludable” al cigarrillo tradicional, pero con los años se ha visto que esto es incorrecto y que produce no solamente los ya conocidos efectos secundarios de la nicotina o los derivados cannabinoides (marihuana), sino nuevos y graves efectos secundarios derivados de la inhalación de aceites y productos químicos utilizados en los líquidos para vapear (o “jugos”).
La gravedad de las lesiones depende del producto que se use para vapear
Muchos jóvenes piensan que se vapea “un vapor de agua” y que por tanto “no puede ser malo”, pero esto no es así. La gravedad de las lesiones depende del producto que se use para vapear (que no suele ser agua). Hay muchos productos que incorporan dosis altas de nicotina, creando altos niveles de adicción y otros (especialmente los “jugos” procedentes de ventas o establecimientos no oficiales por internet, donde compran muchos de nuestros adolescentes) llevan productos químicos que no han sido suficientemente estudiados. En ocasiones estos productos están aprobados y comercializados como componentes alimentarios (se evalúa su seguridad al comerlos) pero, no se ha evaluado su toxicidad en caso de ser inhalados, y por tanto los efectos en la vía aérea son desconocidos.
Sustancias químicas, aparentemente conocidas e inofensivas, como el acetato de vitamina E que se utiliza en algunos líquidos para vapear, en especial en los que contienen THC (marihuana) puede usarse de manera segura como suplementos vitamínicos (cuando se ingiere o se administra en la piel), pero produce graves efectos secundarios y lesiones pulmonares cuando se inhala. Además, se ha demostrado, que la combustión de determinados compuestos orgánicos conocidos a las temperaturas que alcanzadas los cigarrillos electrónicos da lugar a su descomposición en nuevos productos químicos que tampoco han sido adecuadamente evaluados. Es evidente que el efecto nocivo de estos productos químicos, en los adolescentes, cuando su pulmón está todavía en fase de crecimiento y maduración debe de ser especialmente estudiado y vigilado.
La inhalación de estos productos del vapeo produce inflamación en las vías respiratorias, altera el sistema inmune y se relaciona con múltiples enfermedades respiratorias y no respiratorias. Existen publicaciones científicas que relacionan el vapeo con bronquitis, sibilancias, bronquiectasias, un peor control
del asma y del EPOC y con una mayor predisposición a infecciones. Incluso existe una nueva enfermedad, llamada EVALI (Enfermedad pulmonar asociada a Vapeo) que asocia síntomas digestivos y respiratorios, que progresa rápidamente a insuficiencia respiratoria aguda grave y en ocasiones a la muerte del paciente. Recientemente, múltiples organizaciones sanitarias y asociaciones como la OMS, la Asociación Americana del Corazón o la propia Asociación Española de Pediatría han publicado comunicaciones alertando sobre las graves consecuencias cardiopulmonares del vapeo y la necesidad urgente de tomar medidas.
La industria tabacalera ha cambiado de producto
En un mercado donde el tabaco tradicional estaba cayendo, algunas tabacaleras han conseguido “resurgir” sacando al mercado un nuevo producto. Hemos pasado del cigarrillo tradicional al vapeador o cigarrillo electrónico. Una alternativa que no huele, que no deja mal sabor en la boca, más “ecológica y verde”, pero que no nos engañemos, no es en absoluto inocua. Utilizando un elaborado marketing y diseño, con divertidos colores y sabores (existen vapeadores con sabores como “chupachups”, “sandía-tropical” o “algodón de azúcar”) y con modernos y atractivos dispositivos han conseguido atraer a una población muy joven.
Como pediatras dedicadas a la neumología infantil, consideramos fundamental que los pediatras españoles nos preparemos para este nuevo problema que amenaza a nuestros jóvenes. Estamos a tiempo, ya que las cifras de vapeo en nuestro país no son tan altas como en Estados Unidos. Tenemos que formarnos y conocer bien este nuevo peligro para poder informar a nuestros pacientes correctamente y ayudarles a tomar decisiones inteligentes y basadas en el conocimiento. Necesitamos también contar con la ayuda de gobiernos e instituciones sanitarias, para endurecer la legislación y el control de estos productos y con el apoyo de padres y educadores. Las recomendaciones y consejos antitabaco deben ahora incluir siempre recomendaciones específicas anti-vapeo y se debe preguntar directamente a los adolescentes por su consumo y estar muy alertas, ya que son sistemas mucho más difíciles de detectar, por el escaso olor que desprenden. Hay que estudiar mejor sus efectos a corto y largo plazo, y en especial los efectos secundarios que pueden aparecer cuando el pulmón está todavía en fase de crecimiento y maduración.
Hay que informar sobre los riesgos reales de estos dispositivos y sus consecuencias para que nuestros adolescentes puedan estar bien preparados y elegir sabiamente.