La enfermedad arterial periférica (EAP) es un trastorno causado por la estenosis (estrechamiento) u oclusión de la arteria aorta o de las principales arterias que irrigan las piernas (arterias iliacas, femorales, poplíteas, tibiales y peroneas).
El síntoma clásico de la EAP es la claudicación intermitente, que consiste en dolor, entumecimiento, molestia o cansancio muscular que aparece en determinados músculos de las extremidades durante el ejercicio físico.
Estas molestias se deben a la isquemia (entendida como falta de riego) inducida por el esfuerzo, que se alivia con el descanso. No obstante, este síntoma típico aparece únicamente el aproximadamente el 10% de los pacientes; se ha observado que el 40% presentan síntomas atípicos y hasta un 50% no presentan ningún tipo de clínica.
Las molestias que ocasiona la EAP disminuyen la capacidad funcional y la calidad de vida de los pacientes que la padecen; disminuyendo sustancialmente la movilidad y afectando negativamente a las enfermedades crónicas (disminución del ánimo, aumento de peso, peor control glucémico…), lo que aumenta progresivamente el riesgo de muerte.
Las arterias principalmente afectadas por la claudicación intermitente son:
• Aorta abdominal y arterias iliacas (en un 30% de los pacientes sintomáticos).
• Arterias femorales y poplíteas (en un 80 – 90% de los pacientes).
• Arterias tibiales y peroneas (en un 40 – 50% de los pacientes).
Se calcula que hasta el 12% de la población mundial presenta EAP en las extremidades inferiores, aumentando la prevalencia de la enfermedad con la edad. La enfermedad es, por norma general, más frecuente en hombres, sobre todo en países en vías de desarrollo; aunque en los países occidentales, los porcentajes se igualan entre ambos sexos en mayores de 70 años.
Aproximadamente el 20% de los pacientes con claudicación intermitente empeorarán en el plazo de 5 años, desarrollando un tercio de ellos isquemia crónica de miembros inferiores que puede culminar en amputación de parte de la extremidad.
Arterioesclerosis
La principal causa de aparición de EAP es la arterioesclerosis (ATC), que se entiende como la acumulación de grasas, colesterol y otras sustancias dentro de las arterias y sobre sus paredes. Esta acumulación se llama placa, y esta placa puede provocar el estrechamiento de las arterias, obstruyendo el flujo sanguíneo.
Otros factores muy importantes a tener en cuenta son:
• Tabaquismo: los fumadores tienen el doble de riesgo de desarrollar EAP que la población normal.
• Diabetes (especialmente la mal controlada): presentando un riesgo entre 2 – 3 veces más alto que la población general.
• Hiperlipidemia.
• Hipertensión Arterial.
• Insuficiencia renal crónica.
Como se ha comentado previamente, el síntoma típico de la EAP es la claudicación intermitente: molestia o dolor en los músculos de las extremidades inferiores (pudiendo ser en uno o en varios), que aparece tras el ejercicio y cede con el reposo. No obstante, muchos pacientes comentan dolores atípicos, localizados fundamentalmente en las caderas, nalgas o la parte baja de la espalda.
Cuando la isquemia es crónica y de larga evolución, los pacientes pueden aquejarse de dolor o frialdad y adormecimiento también durante el reposo. Estos síntomas en reposo suelen empeorar durante la noche, siendo frecuente que se encuentre alivio al descolgar los pies por el borde de la cama.
Es importante si se padece isquemia crónica, revisar los pies de manera detenida frecuentemente; ya que no es difícil que aparezcan úlceras, generalmente en las puntas de los dedos o en la unión de éstos, así como en zonas de tobillos. La detección de las úlceras de forma temprana permite su tratamiento precoz, impidiendo sobreinfecciones y evitando que estas se agraven.