La Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica o por sus siglas EPOC es una enfermedad progresiva que dificulta la respiración, debido a la obstrucción de las vías respiratorias, causada por inflamación y exceso de mucosidad.
Se estima que en España 2 millones de personas la padecen y en Navarra la prevalencia actual se sitúa en más de 12 mil personas.
Detectar esta patología es difícil porque es una enfermedad silenciosa y aparece lentamente. En la mayoría de los casos es diagnosticada en personas de edad avanzada.
¿Qué es la EPOC?
La EPOC, es un trastorno respiratorio, que se caracteriza por la dificultad crónica del paso del aire por los bronquios.
El tabaco es su causa principal y contribuye a aumentar la gravedad de la enfermedad. Fumar durante años termina produciendo EPOC a muchas personas. No fumar o dejar de fumar a tiempo es la clave para no contraer esta enfermedad o evitar que la enfermedad avance y siga destruyendo los pulmones. No hay que olvidar que el daño producido en los bronquios y pulmones es irrecuperable.
Algunas personas desarrollan EPOC aunque no son fumadores, pero han respirado el humo del tabaco consumido por otras personas (convivientes, compañeros de trabajo, etc) y que al final produce los mismos efectos perjudiciales.
En sus inicios no siempre produce síntomas, sin embargo, la EPOC tiende a empeorar con el tiempo y es necesario diagnosticarla y tratarla.
¿Qué síntomas puede producir?
Los síntomas mas frecuentes son la disnea (sensación de ahogo), tos y expectoración.
Se comienza a tener tos y expectoración (escupir flemas) por las mañanas, al levantarse de la cama. Después comienzan a sentir fatiga al realizar determinados esfuerzos: subir escaleras, caminar rápido, cargar la compra, subir una cuesta e incluso los pacientes mas graves sienten fatiga para realizar las actividades básicas como peinarse, asearse, vestirse, ponerse los zapatos y realizar actividades domésticas mas habituales.
¿Cómo se diagnostica?
La EPOC es una de esas enfermedades que se diagnostican con una prueba fácil y sencilla de realizar, mediante la realización de una espirometría (“la prueba de soplar”). Con esta prueba de detecta el descenso de los flujos aéreos y por tanto la obstrucción bronquial (“cierre de los bronquios”).
Para hacer la espirometría el paciente debe estar sentado cómodamente y respirar a través de una boquilla con filtro que está conectada al aparato de espirometría. Primero se realiza una respiración profunda y luego se sopla, tan fuerte y rápida como sea posible. El espirómetro mide la velocidad y la cantidad de aire que entra y que se puede expulsar de los pulmones. En el caso de tener EPOC se detecta un descenso en los flujos de aire que espiramos (salida de aire). A mayor cierre de bronquios menos salida de aire.
Debemos concienciarnos de la importancia del diagnóstico precoz de la EPOC, para establecer programas de cribado masivo poblacionales (en sujetos fumadores activos o pasados). Mediante la realización de espirometrías a personas adultas con antecedentes de tabaquismo activo o pasado y síntomas respiratorios (tos, flemas, fatiga).
La espirometría a parte de ser la prueba fundamental para su diagnóstico es una herramienta muy útil para establecer el grado de afectación de la enfermedad: leve, moderada o severa. Y además nos sirve para controlar la respuesta al tratamiento y valorar si existe mejoría en la espirometría. Es recomendable en el control de estos pacientes realizar una espirometría anual.
¿Cuál es su tratamiento?
Debe de saber que la EPOC es incurable pero los tratamientos actuales mejoran los síntomas y ralentizan la progresión de la enfermedad.
Se debe de dejar de fumar de una manera radical. Con el hecho de dejar de fumar en ocasiones hemos acabado con el problema y no se precisan mas acciones terapéuticas.
La mayoría de los pacientes requieren un tratamiento continuo para mantener sus síntomas bajo control. Aunque es posible que los síntomas no desaparezcan del todo se puede mejorar la calidad de vida y llevar una vida plena con el tratamiento.
Objetivos del tratamiento
• Aliviar los síntomas.
• Mejorar la capacidad de ejercicio.
• Mejorar la calidad de vida.
• Frenar y mejorar el deterioro de la función pulmonar.
• Disminuir el riesgo de padecer agudizaciones.
• Mejorar la supervivencia.
Tratamiento farmacológico
El tratamiento farmacológico se administra en la EPOC por vía inhalada. De esta manera, el medicamento llega directamente a los pulmones actuando directamente sobre los bronquios. Por tanto, en muy importante realizar la técnica de inhalación de forma correcta para que llegue la mayor cantidad del fármaco posible a los bronquios. Existen diferentes dispositivos de inhalación, para que cada paciente se adapte al que considere de mayor facilidad para su uso.
1. Fármacos Broncodilatadores: Son los medicamentos fundamentales de primera línea en el tratamiento de la EPOC. Los bronquios reciben terminaciones nerviosas de dos sistemas nerviosos antagónicos; del sistema nervioso simpático y del sistema nervioso parasimpático. Los fármacos que estimulan el sistema nervioso simpático (betaadrenérgicos) producen relajación del los bronquios y los dilatan mejorando el paso del aire. Por otro lado, los fármacos que inhiben el sistema parasimpático (anticolinérgicos) también producen relajación del músculo liso bronquial y broncodilatación.
2. Corticoides Inhalados: Sirven para reducir la inflamación de las vías respiratorias. Su indicación está reservada a pacientes con EPOC que generalmente presentan agudizaciones bronquiales frecuentes o su EPOC se asemeja o tiene un comportamiento similar al asma bronquial. Y sus dosis deben de ser revisadas cuando mejora la agudización y el paciente pasa a una situación estable de su enfermedad.
Tratamiento no fármacológico
1. Terapias respiratorias domiciliarias. En pacientes con EPOC muy avanzado y que entran en situación de insuficiencia respiratoria crónica van a precisar de Oxígeno para tratarla, mejorar los síntomas y supervivencia.
Se debe utilizar un mínimo de 16 horas al día. Su uso se suele recomendar durante la noche, después de las comidas y ante cualquier esfuerzo.
2. Vacunas. Los pacientes con EPOC deben vacunarse de la gripe todos los años. En la mayoría de los casos la vacuna evita que contraigan esta enfermedad, o al menos, hace que sea menos grave. Con ello evitamos complicaciones que pueden ser graves si se contrae una gripe.
Otra de las vacunas recomendada es contra el Neumococo, bacteria implicada en el origen de muchas neumonías e infecciones bronquiales. Con ella, se confiere inmunidad a los pacientes con EPOC. Existen dos tipos de vacunas contra el neumococo, una que requiere recuerdo a los 5 años (Pneumo 23) y la otra (Prevenar 13) que sólo requiere una dosis.
3. Rehabilitación respiratoria. Es una parte importante del tratamiento de la EPOC. Son programas que incluyen un entrenamiento físico global, tanto de los músculos respiratorios para mejorar su fuerza y resistencia como del resto de musculatura (sobretodo piernas y brazos) para mejorar la tolerancia al ejercicio y disminuir la disnea.
Otros programas contemplan aspectos de mejora en la nutrición, apoyo psicológico y manejo de la medicación.