La bronquiolitis es la infección respiratoria aguda de vías respiratorias inferiores más frecuente en niños menores de 2 años y supone el 18% de todas las hospitalizaciones pediátricas.
Es una infección típicamente estacional; lo más frecuente es que aparezca en los meses de invierno y al comienzo de la primavera (desde Noviembre hasta Marzo y Abril) con máxima incidencia entre Noviembre y Febrero.
Habitualmente está causada por virus, siendo el virus respiratorio sincitial (VRS) el detectado con más frecuencia, seguido por rinovirus, bocavirus (HBoV), adenovirus, metapneumovirus (hMPV), y con menos frecuencia parainfluenza y virus de la gripe.
Los principales factores de riesgo de padecerla son: edad inferior a seis meses, prematuridad, inmunodeficiencia, enfermedad pulmonar crónica, incluyendo broncodisplasia pulmonar, y cardiopatía congénita. Otros factores relacionados son la asistencia a guardería o hermanos mayores, sexo masculino, tabaquismo pasivo, sobre todo exposición al tabaco durante la gestación, lactancia materna durante menos dos meses y nivel socioeconómico bajo.
Se caracteriza por inflamación aguda, edema y necrosis de las células epiteliales de los bronquios más pequeños, junto con hipersecreción de moco.
El diagnóstico de la bronquiolitis es fundamentalmente clínico, basado en la anamnesis y en la exploración física.
En la exploración física se aprecia aumento del trabajo respiratorio, taquipnea, uso de los músculos accesorios, aleteo, retracciones. En la auscultación se aprecia hipoventilación con estertores crepitantes, sibilancias espiratorias e inspiratorias y espiración alargada.
El cuadro clínico se inicia con síntomas de vías respiratorias altas como rinorrea, estornudos y tos, con o sin fiebre, habitualmente no muy elevada. En un periodo de 1 a 4 días, la tos se hace más persistente, apareciendo irritabilidad, rechazo de la alimentación, taquipnea, disnea espiratoria, auscultación con sibilancias y/o crepitantes y dificultad respiratoria.
Debemos tener en cuenta y advertir a los padres de que los síntomas de la bronquiolitis pueden persistir hasta 2-4 semanas.
En un niño menor de 2 años con un cuadro de tos seca y dificultad respiratoria con/sin sibilancias hay que plantearse el diagnóstico diferencial con otras entidades como crisis asmática, neumonía, aspiración de cuerpo extraño, aspiración por reflujo gastroesofágico, tosferina, inmunodeficiencias, fibrosis quística, anomalías pulmonares congénitas….
Tratamiento
El tratamiento de la bronquiolitis se basa fundamentalmente en medidas de apoyo o de soporte, que son las únicas medidas terapéuticas que han demostrado científicamente su utilidad. El uso de fármacos de forma rutinaria no es necesario, ya que la mayoría son casos leves, por lo que pueden ser tratados en el propio domicilio y controlados en Atención Primaria.
Sin embargo, algunos niños pueden requerir valoración e ingreso hospitalario. Es necesario advertir a los padres de esta posibilidad, enseñándoles los signos de empeoramiento e indicándoles las medidas que hay que adoptar en todo momento.
Los criterios para derivar a un paciente desde atención primaria o extrahospitalaria al hospital son: mal estado general, estado tóxico, taquipnea y dificultad respiratoria moderada- grave, pausas de apnea, saturación de oxígeno < 92%, deshidratación y/o intolerancia digestiva, edad menor de tres meses, presencia de patología crónica y bajo nivel socioeconómico o cultural de la familia que impida un adecuado control domiciliario.
El VRS presenta alta infectividad y se transmite por secreciones mediante las manos o fómites, donde puede sobrevivir entre 6-12 h. Las gotas de secreciones pueden esparcirse hasta 2 metros. Se destruye con jabón y agua o con gel alcohólico, por lo que las medidas higiénicas son el pilar de la prevención y tratamiento.
Para evitar el contagio es fundamental el lavado de manos, así como el uso de pañuelos desechables.
Medidas de soporte básicas
• Para mantener un buen estado de la vía aérea es importante realizar una desobstrucción nasal, mediante lavado y aspiración nasal con suero fisiológico.
• El trabajo respiratorio puede mejorar elevando la cabecera de la cama/cuna.
• Tenemos que mantener al niño bien hidratado, administrando líquidos y el alimento de forma frecuente y en pequeñas cantidades, para evitar que se fatigue.
• No se recomienda utilizar antibióticos de forma rutinaria en la bronquiolitis aguda, ya que, generalmente es una infección vírica (salvo que se documente una sobreinfección bacteriana).
• Evitar ambientes con humo.
• La atención cuidadosa al lavado de las manos, sobre todo alrededor de los bebés, puede ayudar a prevenir la diseminación de los virus.
Resumen
En la actualidad, no existe ningún medicamento que cure la bronquiolitis.
La medida más eficaz es el lavado de manos y la higiene en el bebé o niño, así como asegurar una hidratación adecuada y una ingesta frecuente repartida en pequeñas tomas, evitando así la fatiga respiratoria.
Tendremos en cuenta que algunos niños, tras padecer una bronquiolitis, presentan episodios sucesivos de dificultad respiratoria con tos que recuerdan el cuadro inicial; revaloraremos frecuentemente su estado para detectar precozmente signos de empeoramiento.