Se puede definir equilibrio ocupacional como “La experiencia subjetiva del individuo de tener “la combinación adecuada” de ocupaciones en su patrón ocupacional. Esta definición puede ser utilizada desde varias perspectivas: áreas ocupacionales, ocupaciones con características diferentes, y el uso del tiempo” (Wagman et al., 2012).
Además, el equilibrio ocupacional constituye un factor determinante en el estado de salud, bienestar y calidad de vida (Anaby et al., 2010).
No se puede hablar de equilibrio sin antes hablar de qué es la ocupación. La ocupación comprende todo aquello que hace la persona para participar en sus roles más significativos. Ante la pregunta ¿qué suele hacer? o ¿en qué invierte su tiempo?, seguramente la respuesta sea una serie de ocupaciones como: de autocuidado (ducharse, vestirse, alimentarse, mantener pautas de sueño…), productivas (tareas del hogar, trabajo o estudio), y de ocio y participación social (aficiones, deportes, quedar con amigos o familiares, viajar) entre otras.
Concepto dinámico y cambiante
Si le repito esas preguntas dentro de 5 años o simplemente dentro de una semana, la respuesta probablemente cambie. Esto es debido a que el equilibrio ocupacional se va modificando, en cada etapa, a lo largo de la vida.
Es un concepto dinámico y cambiante (Márquez., 2014), ya que depende de factores internos (gustos, valores y preferencias personales) y externos (contextos y entornos).
Por ello, a través de este concepto, se puede descubrir cómo la persona organiza su día a día, qué actividades son prioritarias, qué rol desarrolla dentro de su familia, dentro de la sociedad, cuáles son sus inquietudes personales y culturales, y favorece el sentimiento de control de la realidad, ya que expresa sus necesidades.
Para alcanzar un mayor sentimiento de competencia y satisfacción, es indispensable, entre otros aspectos, organizar y adaptar las diversas ocupaciones de nuestra rutina para establecer una adecuada concordancia entre lo que es importante, y el tiempo que se invierte en llevarla a cabo (Anaby et al., 2010).
En contrapartida, el Desequilibrio Ocupacional, está relacionado con la disfunción ocupacional (Simpson, 1997); agotamiento y aburrimiento (Wilcock, 1998); prácticas adictivas, deprivación ocupacional y sobrecarga ocupacional y enfermedad (Wilcock, 2006).
El profesional experto en asesorar e intervenir sobre el equilibrio ocupacional, es un terapeuta ocupacional, ya que cuenta con la formación y las herramientas necesarias para su intervención.