¿Es inocuo el uso de preparados de plantas en pacientes con enfermedades cardiacas?


Dr. Miguel Ángel Imízcoz Zubigaray . Cardiología. Complejo Hospitalario de Navarra

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A modo de introducción quiero contar dos ejemplos vividos recientemente y que nos deben hacer reflexionar.

Hace unos meses ingresa una paciente sufriendo una situación de insuficiencia cardiaca grave. Al realizar su historia clínica nos comenta que lleva un tiempo siguiendo una dieta de adelgazamiento basada en limitar la cantidad de alimentos y sustituirlos por dos litros diarios de una infusión realizada con varias hierbas, algunas de las cuales tienen efecto diurético (aumentan la cantidad de orina).

El otro ejemplo lo presencié en un mercado ambulante. Una mujer se acercó al vendedor de plantas medicinales, que se encontraban expuestas al sol en pequeños sacos con un lacónico titular: “reuma”, “insomnio”, “varices”, así hasta un buen numero de dolencias y dirigiéndose a él le pidió: “Juan…ponme un poco para la tensión, otro poco para el reuma y un poco para adelgazar”, el vendedor, solícito, mezcló varias plantas de las expuestas en una única bolsa.

Estos dos casos, posiblemente exagerados, pero reales, expresan situaciones que son cada vez más frecuentes, dando por sentado para buena parte de la sociedad que el tratamiento con plantas no es dañino ni supone riesgos para la salud. Esta idea se basa en el concepto tranquilizador de que lo “natural es inocuo y beneficioso”, pero que nos obliga a preguntarnos: el uso de preparados de hierbas ¿es también inocuo en las personas que padecen del corazón?

Es cierto que no vamos a discutir el posible beneficio que supone consumir preparados de hierbas. La realidad es que desde que conocemos datos de historia de la medicina el hombre ha utilizado para sanar todo lo que tenía a su alcance, y especialmente las plantas de su entorno y sus derivados. Por ejemplo el extracto de palma ya lo utilizaban los egipcios para la infección de la orina en el hombre en el siglo XV antes de Cristo. Hipócrates ya describe el uso de hipericum, la que hoy conocemos como planta de San Juan. Por otra parte, en la primera revisión de fármacos que se hizo en Estados Unidos en el año 1820, los dos tercios de los registros incluidos tenían su origen en la botánica.

Actualmente también son muchos los fármacos que tienen su origen en alguna planta, por ejemplo la digoxina utilizada para el corazón procede de la dedadina, algún tratamiento anticanceroso como el taxol tiene su origen en el tejo del pacifico o un analgésico de uso corriente como el ácido acetil salicílico se extraía de la corteza del sauce. Actualmente hasta unos 120 productos de uso frecuente en medicina tienen su origen en la botánica. De hecho a día de hoy existen laboratorios que estudian el efecto beneficioso y los efectos secundarios de algunas plantas.

Entonces ¿Cuál es la diferencia entre tomarlo en forma de infusión adquirida por libre o hacerlo en forma de comprimido? Las dos diferencias fundamentales es que el comprimido es la forma activa sintetizada y por tanto se le han eliminado los elementos no activos o incluso perjudiciales que podemos ingerir al tomarlo de forma no purificada y en segundo lugar evitamos las variaciones de dosis que tomamos, ya que en un comprimido tomamos una cantidad exacta y siempre igual de principio activo.

No es posible repasar todas las plantas, pero hay dos aspectos a tener en cuenta; que la planta contenga algún principio activo que sea tóxico para el corazón, especialmente si este ya está algo enfermo e incluso efectos que puedan alterar el funcionamiento cardiaco y, en segundo lugar, plantas que interfieran con alguno de los tratamientos que lleva el paciente.

Efectos tóxicos para el corazón o sobre el ritmo cardiaco

Pueden ser muchas las plantas que contengan sustancias directamente tóxicas para el corazón, pero sirvan como ejemplo algunas que se encuentran en nuestro medio como alguna variedad de adelfa recomendado su uso para evitar calambres musculares, aliviar síntomas en algunos casos de cáncer, hepatitis, psoriasis o asma y sin embargo se han descrito casos de bloqueo cardiaco, aumento importante del potasio en sangre, arritmias cardiaca e incluso la muerte por su uso. No pensemos que el aumento de riesgo de arritmias se limita solamente a esta planta, este efecto también lo tienen otras como el regaliz usado a dosis altas. Otra hierba tan utilizada en nuestro medio para la depresión como es la planta de San Juan puede aumentar la frecuencia cardiaca y la tensión arterial, pudiendo disminuir además la eficacia de la digital, incluso el aloe vera tomada por boca (indicada para el control de diabetes) puede llegar a provocar arritmias cardiacas si el paciente tiene predisposición a padecerlas.

Interferencias con los tratamientos habituales

Este apartado es sin duda el más importante, y son muchas las hierbas que interfieren con los efectos de algunos medicamentos y pueden aumentar o disminuir su efecto. El primer grupo de pacientes son aquellos que toman medicamentos anticoagulantes, que son fármacos que requieren controles minuciosos y regulares para calcular la dosis diaria que debe tomar cada paciente. Un exceso de dosis aumenta el riesgo de hemorragia y una dosis por debajo de la necesaria aumenta el riesgo de formación de trombos. La lista de interferencias es muy extensa y quiero destacar que pueden aumentar el efecto de los anticoagulantes y por tanto aumentar el riesgo de sangrado plantas tan próximas como la alfalfa, utilizada en infusión e indicada en artritis, asma, diabetes o en colesterol alto. Otra planta de uso frecuente como la angélica china o dong quai que se utiliza para aliviar molestias menstruales también puede aumentar el riesgo de sangrado y hasta otra planta de uso tan cotidiano en nuestro medio como el ajo, utilizada en forma de extracto o concentrado ha demostrado que puede aumentar el efecto de los anticoagulantes y predisponer al sangrado, hasta el punto que algún grupo quirúrgico aconseja no tomarlo en los días previos a una intervención.

Otro grupo de plantas que pueden interferir con tratamientos son aquellas que tienen efecto diurético, aumentando la cantidad de orina, por tanto la perdida de sales en sangre, especialmente el potasio, y en consecuencia también mayor predisposición a padecer arritmias cardiacas.

En resumen, se debe recordar que solo porque un producto de hierbas se considere como “natural” no siempre es inocuo.

Los preparados de hierbas pueden actuar como un medicamento y por tanto tener las mismas limitaciones y problemas para su uso. Estos riesgos pueden aumentar si se usan a dosis mayores de las aconsejadas.

Al desconocerse algunos de los ingredientes activos de una gran cantidad de plantas, se deben utilizar con precaución, especialmente en los grupos de mayor riesgo como son las embarazadas, lactantes o pacientes con enfermedades cardiacas que sigan algún tratamiento con fármacos para su dolencia cardiaca por el riesgo de interactuar entre ellos. Antes de comenzar un tratamiento de este tipo consulte con su médico, enfermera o farmacéutico.

Por cierto, la paciente que he contado al principio fue sometida a tratamiento para la insuficiencia cardiaca, reanudando la alimentación normal y suspendida la infusión que tomaba, al cabo de unos meses su función cardiaca se normalizó. Lo que no he tenido información es de la mujer del mercadillo.