Fístulas perianales: ¿Qué son? ¿Cómo pueden diagnosticarse?


Eva María Lacoma Latre y Eva Sánchez Lalana. Facultativos Especialistas en Radiodiagnóstico. Hospital San Jorge. Huesca

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Una fístula perianal es una conexión entre el canal anal y la piel del periné. Es un proceso poco frecuente, afecta a hombres jóvenes con una proporción hombre/mujer de 2:1. Su presentación puede suceder durante toda la vida adulta, siendo más frecuente entre la tercera y la quinta década de la vida.

Las fístulas y los abscesos perianales representan el 70% de todas las enfermedades supurativas del ano y la región perianal. Son estadios sucesivos, el absceso es la fase aguda y la fístula la fase crónica. El síntoma más común que los pacientes presentan es la supuración, pero el dolor local y la inflamación son también comunes. Muchos de estos pacientes presentan otras patologías como la enfermedad de Crohn.
El conocimiento de la anatomía del ano y de la región perianal es imprescindible para la comprensión de su etiología, clasificación y valoración con distintas técnicas de imagen.
(Ver Figura 1)

figura 1

La ecografía endoanal

Algunas fístulas perianales pueden ser diagnosticadas con la exploración física y no necesitan la realización de pruebas complementarias como la ecografía endoanal. La técnica ecográfica es barata, de fácil manejo, rápida, inocua y móvil. Es una herramienta útil para el diagnóstico de las fístulas perianales, permite la identificación del orificio fistuloso interno de apertura en el canal anal, el trayecto principal de la fístula y posibles trayectos secundarios o abscesos adyacentes que puedan existir.
Previo a la realización de la ecografía endoanal, se recogen una serie de datos del paciente; motivo de consulta, antecedentes de cirugía anal y número de partos o episiotomías en caso de ser mujeres. También se pregunta al paciente los datos relacionados con los síntomas que presenta; picor, dolor, incontinencia y sangrado.
Es una prueba indolora y no requiere ninguna preparación previa. El paciente se sitúa en la camilla en decúbito lateral izquierdo y se le pide que doble sus rodillas aproximándolas hacia el pecho lo máximo que le sea posible.
Se comienza la exploración con la palpación del área perianal y el tacto rectal. Así, se intenta correlacionar con el trayecto fistuloso primario que sospecha el médico peticionario, y la existencia o no de trayectos secundarios. Se realiza una cuidadosa valoración de los orificios externos existentes en la piel adyacente al orifico anal.
En un primer momento se exploran ambas regiones glúteas y pliegues interglúteos, posteriormente, se introduce la sonda endoanal a través del ano, previa colocación de una funda de látex y gel ecográfico, y se realiza la ecografía de forma sistemática de tercio superior a tercio inferior del conducto anal.
En los casos en los que el orificio fistuloso externo cutáneo se encuentre abierto se repite la exploración del canal anal, cateterizando este pequeño orificio para introducir agua oxigenada a su través, lo que permitirá una mejor visualización del trayecto fistuloso y todo su recorrido en el canal anal.
Las fístulas perianales son poco frecuentes pero suponen un problema de suma importancia para los pacientes que las poseen debido a que son muy molestas y de difícil curación. El tratamiento quirúrgico acaba siendo su mejor solución aunque no siempre sea definitivo, con frecuentes recidivas. Esta patología representa un importante problema socio-económico. A pesar de su interés socio-sanitario, la escasa relevancia clínica en cuanto a su gravedad, hace que sea una patología que dependa de los servicios quirúrgicos y con poco protagonismo en la literatura médica.