Como todos los animales, los humanos ingerimos productos de origen animal o vegetal con el fin de mantener la salud. Pero nosotros les damos un significado especial, constituyéndose así en alimentos, en torno a los cuales se ha desarrollado una cultura para celebrar acontecimientos sociales que se consideran de especial relevancia. La sociedad occidental contemporánea no está mediatizada por la disponibilidad de alimentos, por lo que su consumo se ha de realizar según pautas que reduzcan el riesgo de de sufrir ciertas afecciones como la osteoporosis, obesidad, la hipertensión, la diabetes o algunos tipos de cáncer.
El problema de la obesidad y el sobrepeso
Según datos publicados en 2006 por la Agencia Española de Seguridad Alimentaria, se estima que más del 20% de los jóvenes de ambos sexos presenta exceso de peso. Esta cifra supera el 40% en el caso de la población adulta. Tales datos son preocupantes por las complicaciones que acompañan al peso excesivo: altos niveles de glucosa y lípidos en la sangre, insuficiencia respiratoria, lesiones en las articulaciones, etc. Así pues, existen buenas razones para esmerarse en las pautas alimentarias.
Las bases para una dieta sana
La variedad de alimentos
El organismo humano necesita más de 40 sustancias diferentes para realizar sus funciones básicas. Estas sustancias, que se denominan nutrientes, se caracterizan porque su exclusión de la dieta produce una enfermedad que sólo se alivia al introducir nuevamente la sustancia en cuestión. Si bien unos se necesitan en cantidades de gramos y otros en miligramos, todos han de incluirse regularmente en la dieta.
Por otra parte, no existe un alimento que proporcione todos los nutrientes, por lo que una dieta que incluya una variedad razonable de alimentos es la forma de asegurarse unas cantidades mínimas de los mismos. Además, la ingesta de alimentos cumple una función gratificante desde el punto de vista psicológico: la diversidad de alimentos en la alimentación también contribuye al bienestar psicológico.
El equilibrio y la moderación
La dieta ha de respetar un equilibrio entre lo que se consume y lo que se necesita. No hay ra- zones para eliminar de la dieta los alimentos favoritos, siempre que el tamaño de las porciones consumidas sea razonable. Salvo situaciones especiales, no existen alimentos «buenos» o «malos», sino dietas adecuadas o inadecuadas para cada persona.
Comer con regularidad
Programar el número de comidas y sus horarios es de especial relevancia en el caso de niños, adolescentes y ancianos. De especial importancia es el desayuno, ya que con él se proporciona la energía necesaria después del ayuno nocturno.
El peso corporal y la dieta
En un adulto si la dieta seguida es la adecuada, se refleja en el peso corporal. Aunque el peso depende de factores propios de cada persona (sexo, edad, constitución física y factores hereditarios), en determinadas circunstancias se puede modificar negativamente. El consumo continuado de alimentos ricos en carbohidratos y grasas, o de bebidas con alcohol, obliga al organismo a concentrar el excedente de energía en forma de grasa. Un modo saludable de incrementar el gasto de energía (calorías), además de estimular el corazón y los pulmones, es realizando regularmente una actividad física. El peso inferior al deseable es un factor de riesgo para las mujeres que alcanzan la menopausia, pues acelera la osteoporosis.
No existen alimentos «buenos» o «malos», sino dietas adecuadas o inadecuadas para cada persona
Bases para una gastronomía sana
La «rueda de los alimentos» (ver figura) es un recurso gráfico que se basa en clasificar los alimentos en 7 grupos con similares características nutricionales. Esta rueda se divide en sectores cuyo tamaño atiende a la importancia de cada grupo de alimentos. Además los alimentos que han de consumirse ocasionalmente figuran en tamaño reducido. En su centro se incluye el consumo de agua y la realización de ejercicio.
Esta rueda es una orientación para realizar una dieta equilibrada y adaptada a las necesidades de cada persona: se pueden elaborar los menús de manera que, en el plazo de una semana, se haya elegido el mismo número de veces los alimentos pertenecientes a cada uno de los sectores de la rueda. En el caso particular de Navarra hay una excelente materia prima donde escoger, ya que los productos alimenticios con tradición están representados en cada uno de los sectores de esta rueda.
Recomendación final
La decisión última para comer de un modo saludable la tienen los consumidores. Cierto que en la elección de los alimentos influyen diversos factores (el precio, las preferencias, las costumbres, la disponibilidad y la conveniencia, etc.), pero tan sólo se necesita sentido común: moderación en el gasto económico, variedad en los menús y adecuación de las cantidades según las necesidades personales.
Como se ha dicho antes, en Navarra hay muchas facilidades para diseñar un menú sano y equilibrado, especialmente si los primeros platos se basan en los productos de la huerta (cardo, espárrago, pimientos, legumbres, etc.).