Hipertensión arterial


Gregorio Tiberio López

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La hipertensión arterial es una enfermedad producida por el aumento de la presión de la sangre. Sabemos que la sangre circula por nuestro cuerpo a través de las arterias y venas impulsada por un motor que es el corazón. Cuando esta presión supera unas cifras determinadas, se habla de hipertensión arterial.

Conocemos que el corazón, con cada latido, impulsa una cantidad de sangre. El latido corresponde a una contracción de nuestro músculo cardiaco, es decir, del corazón. Cuando el corazón se contrae, movimiento que se llama técnicamente sístole, la presión es máxima; y cuando se relaja, que es la llamada diástole, la presión es mínima. Se dan, pues, dos cifras de presión arterial: la máxima (sistólica) o también llamada vulgarmente la alta; y la mínima (diastólica), llamada también la baja. Ambas deben expresarse siempre en milímetros de mercurio, así por ejemplo, cuando nos dicen que una presión arterial de una persona es 14/9 quiere decir que tiene 14 es decir, 140 milímetros de mercurio de presión máxima, es decir sistólica; y 9 es decir 90 milímetros de mercurio de presión mínima o diastólica.

Generalmente y para la población en general, hablamos de hipertensión arterial cuando las cifras de presión igualan o se elevan de forma continuada por encima de 140 para la máxima y 90 para la mínima.

Con respecto a la cifras de tensión arterial la podemos graduar en los siguientes estadios.

  • normal desde 120/80 a 129/84
  • normal alta 130/85 a 139/89
  • hipertensión grado I 140/90 a 159/99
  • hipertensión grado II 160/100 a 179/109
  • hipertensión grado III 180/>= 110

Por otra parte, es importante saber que la presión arterial no es una constante sino que sufre variaciones durante el día en función de diversos estímulos; así aumenta con el frío, con el dolor, con el ejercicio, con el miedo, con las emociones, con la actividad sexual y disminuye generalmente durante la fase del sueño.

¿Cómo se mira la presión arterial?

El esfignomanómetro es el instrumento con que mediremos la presión arterial; consta de un manguito, una pera de goma (que sirve para inflar el manguito) y un aparato en forma de reloj o de columna de mercurio. El manguito, que siempre debe de ser el apropiado con respecto al grosor del brazo, se coloca por encima del codo, se palpa el latido a ese nivel y se colona el fonendoscopio (las gomas). Con la pera se hincha el manguito hasta su máximo y luego al deshincharlo, cuando se oye el primer ruido, el número que marca en el reloj o en la columna de mercurio corresponde a la presión máxima y cuando deja de oírse este ruido, indica la presión mínima o también llamada, como hemos dicho anteriormente, diastólica.

Hoy en día es más habitual utilizar unos aparatos llamados electrónicos, que no necesitan fonendoscopio ni pera: tras apretar un botón, las presiones las señala una luz que se enciende cuando se alcanza la máxima y se apaga cuando llega a la mínima o se registra digitalmente en una pantalla. También existen unos aparatos más sofisticados que, gracias a un miniordenador, permiten registrar la presión arterial durante un período de 24 horas a intervalos prefijados. Esta técnica se denomina “monitorización ambulatoria de la presión arterial (MAPA)”, y tiene la virtud de permitirnos valorar el comportamiento de la presión arterial en la vida real, ya que disponemos de múltiples tomas a lo largo del día y podemos comprobar qué variaciones se han producido y en qué momento está la presión arterial más alta o más baja.

Por todo ello y dado que la presión varía ampliamente momento a momento y minuto a minuto, es necesario que la presión se tome en condiciones adecuadas y siguiendo unas normas establecidas. Hoy en día y cada vez mas los Médicos recomendamos encarecidamente que los propios pacientes determinen su presión utilizando aparatos automáticos, pero que sean validados, es decir, bien calibrados y reconocidos. No sirve cualquier aparato de medida de presión arterial, debe de ser aconsejado por el Médico o la Enfermera de su Centro de Salud. Para realizar de manera correcta estas medidas me parece oportuno describir las normas que conviene seguir en esta medida que el propio paciente se toma o el familiar le toma y se denomina auto medida de presión arterial ambulatoria (AMPA).

Recomendaciones

Para realizar de forma correcta la medida de presión arterial por el propio paciente, aconsejamos las siguientes recomendaciones:

  • Realizar la medida de la presión arterial en el brazo que aporte cifras de presión arterial más elevadas.
  • Utilizar un manguito de tamaño adecuado al grosor del brazo, lo que implica que en casos de obesidad deben utilizarse manguitos mayores y específicos para ellos.
  • No realizar la medida después de comer o realizar ejercicio físico intenso.
  • Evitar realizar la medida de presión arterial en caso de dolor o situación de estrés.
  • Vaciar la vejiga antes de medir la presión.
  • Evitar el consumo de café, alcohol o tabaco durante la hora previa a la toma de tensión arterial.
  • Elegir un ambiente tranquilo, sin ruidos y con temperatura agradable.
  • Reposar sentado al menos, 5 minutos antes de realizar la medida.
  • Colocar el manguito en la posición adecuada, 2-3 cm por encima de la flexura del codo.
  • Postura cómoda y relajada.
  • Colocar el brazo a la altura del corazón, apoyándolo en una mesa, y sin mangas ni ropa que le puedan oprimir.
  • Realizar la medida según las instrucciones aportadas por el equipo.
  • No mover el brazo durante la medición.
  • Es conveniente realizar al menos 2 lecturas dejando un intervalo no inferior a 2 minutos entre cada lectura. En caso de que las cifras sean muy diferentes entre ambas lecturas conviene efectuar una tercera lectura.
  • Apuntar cuidadosamente los valores registrados en la pantalla, asimismo como la frecuencia cardiaca.
  • El equipo de medida debe ser revisado anualmente por el técnico.

¿Cuál es la frecuencia de la Hipertensión Arterial?

La hipertensión arterial es un trastorno muy frecuente y extendido. Alrededor del 40% de las personas de todas las clases sociales de cualquier país padecen de hipertensión. Aunque en edades jóvenes la hipertensión es más frecuente entre los hombres, después de los 40 años suele verse con mayor frecuencia entre las mujeres. Asimismo, con la edad, las arterias envejecen, se vuelven rígidas y ofrecen mayor resistencia. Este y otros factores explican el porqué la presión arterial, sobre todo la máxima, se eleva con los años, no siendo infrecuente que en gente mayor se encuentre solamente elevada la presión máxima, siendo la mínima totalmente normal. Este tipo de hipertensión se conoce como hipertensión sistólica aislada y debe ser tratada con la misma contundencia que otros tipos de hipertensión, rompiendo así el mito de que este tipo de hipertensión, en personas mayores, no precisaba tratamiento.

¿Causas de Hipertensión Arterial?

En la gran mayoría de los hipertensos no sería una causa de hipertensión arterial. Esto no quiere decir que no exista una causa, sino que aún no ha sido suficientemente identificada. Esto es lo que se conoce como hipertensión esencial o primaria. En el 5% de los casos sí se halla una causa y a este tipo se le denomina hipertensión arterial secundaria.

¿Qué factores están relacionados con la Hipertensión?

Aunque no se halla una causa, si que se observan en las personas hipertensas unos factores que predisponen o favorecen la aparición de presión arterial.

  • La herencia es uno de ellos. Los diferentes estudios realizados en personas hipertensas demuestran que esta enfermedad puede heredarse. Es fácil comprobar que los familiares en primer grado de pacientes hipertensos tienden más a sufrir hipertensión comparándolo con los familiares de personas con presión normal.
  • La obesidad. Se ha visto claramente relacionado con la hipertensión, aunque no se sabe si es la obesidad por sí misma la causa de la hipertensión o siendo un factor asociado que aumenta la presión en las personas con un sobrepeso.
  • El estrés que puede conllevar un trabajo poco satisfactorio, una situación familiar conflictiva o una determinada emoción aumenta, asimismo la presión arterial, situación que, si es transitoria, producirá una elevación temporal de la presión, pero, que si es continuada, puede alterar la presión crónicamente. (Llamamos estrés a un estado de inquietud o angustia ligado casi siempre a una hiperactividad física aumentada). A este respecto se publicó un artículo sobre la hipertensión y el estrés en esta misma revista (ZH nº 4). Puede leer este artículo en la web de la revista, en www.zonahospitalaria.com.
  • El tabaco aunque, al igual que el estrés, produce aumentos temporales de la presión sanguínea, no parece provocar elevaciones mantenidas en la presión arterial. Sin embargo, el hábito de fumar es uno de los factores de riesgo más importes para sufrir enfermedades cardiovasculares y arteriosclerosis en general y debe, por lo tanto, suprimirse.
  • El alcohol, en cantidad moderada, no modifica la presión arterial. En cambio, el beber en exceso (el consumo de más de 3 bebidas en el hombre y 2 en la mujer) aumenta la presión y está demostrado que los hipertensos alcohólicos que dejan de beber disminuyen su presión.
  • EL Café, en cambio, no parece producir una elevación mantenida de su consumo.
  • Ejercicio físico: las personas que efectúan poco ejercicio físico parecen tener una cifra de tensión arterial algo superiores a los más activos físicamente, mientras que la practica de ejercicio disminuye la presión arterial.
  • La sal es uno de los elementos de la comida que ha recibido mayor atención en cuanto a su influencia sobre la presión arterial. Estudios realizados en diversas poblaciones observan un ascenso del nivel de la presión arterial con un progresivo incremento en el consumo de sal, mientras que muchos hipertensos reducen su presión cuando disminuye la cantidad de sal en la dieta y esto, fundamentalmente, se da en personas mayores.
  • Otros factores de riesgo vascular: la diabetes, el exceso de colesterol, alteraciones de la grasa en la sangre…..Estos factores tienen una gran importancia, no solo porque su presencia potencia e incrementa el riesgo, sino porque, además, en los hipertensos es muy frecuente que varios de estos factores, sobre todo obesidad, diabetes, alteración de la grasa sanguínea, coincidan al mismo tiempo, posiblemente por una causa de base común que incluye la misma herencia. A esta “agregación de factores de riesgo” hoy día se denomina como síndrome “metabólico”.

¿Qué síntomas presenta la Hipertensión?

Los síntomas son las molestias que pueden producir cualquier enfermedad. La presión alta generalmente no produce ningún síntoma durante sus comienzos, motivo por el cual puede pasar desapercibida. Únicamente cuando hay complicaciones o la presión es muy elevada pueden aparecer estos síntomas que suelen manifestarse en forma de dolor de cabeza, mareos o vértigos, aunque conviene insistir, todas estas molestias son de hecho, poco frecuentes. Por ello es importante, en las revisiones médicas periódicas, medir la presión arterial ya que, de por sí, no da la cara. En ausencia de estas revisiones, es recomendable que se efectúe una medición de presión arterial cada 4 años en pacientes menores de 40 años y cada 2 años los que superen esta edad.

¿Cómo se trata la Hipertensión?

Aunque la hipertensión no se puede en general, curar (sólo en algunos casos de hipertensión secundaria es posible), afortunadamente en momento actual se puede controlar y mantenerla controlada. Para conseguir esta reducción en las cifras de presión se debe seguir un tratamiento continuado y, de esta forma, se podrán evitar las consecuencias que para la salud tendría el permanecer con una presión alta.

Medidas higiénico-dietéticas:

Podemos aconsejar las siguientes normas:

  • Normalizar el peso en lo posible.
  • Reducir el consumo el sal y de las grasas en las comidas y moderar la ingesta de alcohol.
  • Realizar ejercicio físico, ya sea algún deporte (suele recomendarse su práctica 3 veces por semana, o aumentar la actividad cotidiana, ir a pie o en bicicleta en lugar de ir en coche, subir y bajar escaleras en lugar de utilizar el ascensor). Andar es el ejercicio más asequible, y caminar alrededor de una hora diaria es altamente recomendable y fácilmente alcanzable. Conviene saber que el ejercicio físico modera la circulación, disminuye el colesterol y puede llegar a disminuir la tensión arterial.
  • Dejar de fumar. La presión alta es uno de los primeros factores de riesgo para las enfermedades del corazón o vasculares cerebrales; el tabaco es otro gran factor de riesgo para estas enfermedades. Cuando existen los 2 factores en un mismo individuo, el riesgo de padecer algún problema se duplica o triplica.
  • Evitar el estrés.
  • En caso de que exista asimismo diabetes o alteración de grasas en sangre, es importante no sólo corregir ambos problemas (ya que ambos son factores que perjudican sensiblemente la circulación), sino buscar la máxima reducción de presión.

Si a pesar de todas las medidas anteriores la presión arterial no está corregida (lo que sucede en la mayoría de los hipertensos), será necesario tomar medicamentos que, en la mayoría de los casos, deberán tomarse durante toda la vida. Y aunque en bastantes pacientes se consigue normalizar la presión con una sola pastilla, en otros muchos (de hecho, más de la mitad), será necesario tomar 2 o más pastillas, lo que no debe desanimar en absoluto al paciente.

Tomar medicamentos de forma continuada durante toda la vida es difícil. Es muy fácil olvidarse tomar las pastillas cada día, e incluso es más fácil no acordarse de si ya se ha tomado o no. Para ello, es muy útil seguir algunos trucos para evitar estos olvidos. Hable con su Médico o Farmacéutico la forma de ajustar la toma de su medicación a sus horarios y actividades habituales. Estos pueden ayudarle a seguir correctamente el tratamiento. Por ejemplo, tomar la medicación durante una actividad que se realiza cada día de forma rutinaria (levantarse, desayunar…) puede ayudar a acordarse más fácilmente. En ocasiones, las personas hipertensas toman la medicación de forma irregular y sólo cuando se sienten mal. A todos nos es más fácil tomar medicamentos cuando nos encontramos mal.

Es difícil encontrar el motivo para tomar medicamentos cuando uno se encuentra perfectamente. Esto explica porque algunos hipertensos dejan de tomar las pastillas cuando piensan que ya están bien, cuando su presión arterial se reducido, concepto erróneo, porque es cuando nuevamente, al dejar de tomar la medicación, vuelve a subir la tensión arterial.

Todas estas actitudes no son adecuadas y en algunos casos pueden ser peligrosas. Al dejar la medicación, la presión arterial puede volver a subir hasta el punto en donde estábamos antes o un más alta. Siempre que tenga dudas consulte con su Médico o Enferma del Centro de Atención Primaria.

Recomendaciones practicas:

  • El tratamiento de la hipertensión con medicamento debe de ser continuo y suele ser para siempre. Aunque su presión se reduzca a valores normales y usted se encuentre bien, debe de seguir el tratamiento.
  • Si la presión estuviera, según su opinión, demasiado baja, consulte con su Médico para valorar la conveniencia de reducir la dosis o cambiar de medicamento. Espere el consejo y en ningún caso deje de tomar la medicación por su cuenta.
  • El tomar medicamento no significa que pueda omitir otras medidas de tratamiento como la dieta, el ejercicio, etc…
  • El cumplimiento adecuado de estas normas facilitará el que usted pueda seguir un tratamiento más simple y menos molesto.
  • Procure tomar los diferentes medicamentos juntos y en los momentos en los que sea más fácil de recordar el tomarlos, siempre que el Médico o el Farmacéutico no le indique lo contrario.

Por todo ello podemos concluir lo siguiente:

  • La hipertensión, aunque no produzca molestias, es un riesgo para su salud; por ello debe tratarse con continuidad buscando el máximo control de las cifras de presión.
  • Está bien demostrado el beneficio que supone el tratar con constancia y de manera continuada la hipertensión.
  • Instaurar unos hábitos y estilo de vida saludables es fundamental para el tratamiento, no solo de la hipertensión sino también de la obesidad, diabetes y de la alteración de las grasas. Por ello es recomendable la reducción de la sal y de grasas saturadas, el control del peso, la moderación del consumo de alcohol y la práctica de ejercicio regular y continuado.
  • Cualquier persona que se vea obligada a modificar sus hábitos alimentarios no debe resignarse a sufrirlo como un castigo, sino que sencillamente, a la hora de elegir sus menús, deberá elegir otros alimentos y así mismo, condimentarlos de distinta forma, ensayando nuevas recetas culinarias para lograr una cocina satisfactoria, tanto de presentación como de sabor.
  • Deben de corregirse todos los factores de riesgo vascular coexistentes, tales como tabaquismo, obesidad, diabetes, exceso de grasa…..
  • Si tiene dudas con el plan dietético-terapéutico prescrito, siempre consulte a los Profesionales, pero nunca abandone por su cuenta ni la dieta ni el tratamiento.