«Los pacientes con osteoporosis también pueden tratarse con implantes dentales siempre que se sigan unos protocolos específicos»
La evidencia científica y la experiencia quirúrgica han confirmado hace tiempo que él éxito de un tratamiento de implantes dentales en el largo plazo está muy unido al logro de la osteointegración. El implante debe estar bien integrado en el hueso para alcanzar estabilidad desde el momento de su colocación, porque este hecho, junto a otros factores, es clave para evitar la aparición de patologías como la mucositis o la periimplantitis.
Por ello, en una gran mayoría de los casos es necesario llevar a cabo un proceso previo de regeneración ósea. Sin embargo, hay ocasiones en que la tarea de dotar de densidad y calidad de hueso se enfrenta a patologías como la osteoporosis. La osteoporosis es una enfermedad por la que se degrada la masa ósea en diferentes partes del cuerpo a causa de la edad y otras afecciones. Ocurre principalmente en personas mayores de sesenta años y en mujeres que ya han experimentado la menopausia, aunque también en otro tipo de pacientes.
Con respecto a los implantes dentales, esta manifestación afecta en particular a la mandíbula. Como consecuencia, podemos encontrarnos con que la regeneración es más lenta o no consigue las condiciones óptimas para la colocación del implante. Ello puede conducir al fracaso a medio plazo.
Protocolos especiales para pacientes con osteoporosis
En nuestra trayectoria de más de veinte años, hemos comprobado que los pacientes con osteoporosis también pueden beneficiarse de los tratamientos de implantes dentales siempre que se lleven a cabo con determinados protocolos, aplicados tanto en el diagnóstico como en la planificación y la ejecución de la cirugía.
Por una parte, con ellos hay que servirse de técnicas que favorezcan la inmediatez y reduzcan el riesgo de necrosis u otros efectos secundarios.
De hecho, se tiene especial cuidado a la hora de hacer las incisiones y se proponen fórmulas como los implantes inmediatos, que permiten colocar las piezas en una sola sesión: bien las definitivas, o bien con coronas provisionales plenamente funcionales, que posibilitan una vida normal hasta que la zona cicatriza por completo y es factible poner la prótesis final.
Por otra parte, se puede recurrir a técnicas de regeneración ósea con biomateriales que facilitan una reconstrucción menos invasiva y traumática. Es el caso de la utilización del plasma rico en fibrinas, que se obtiene de la propia sangre del paciente, sometida a un proceso de centrifugado para enriquecer el volumen de fibrina.
Esta es la proteína que participa en la coagulación de la sangre y que, en los tratamientos de implantes, contribuye a la regeneración del volumen y densidad del hueso.
Alternativas a los implantes con injerto
Además, existen alternativas de colocación de implantes dentales que no requieren una reconstrucción ósea previa. Estas técnicas de implantología son especialmente indicadas para para pacientes con osteoporosis.
Entre ellas, cabe destacar los implantes subperiósticos, que se instalan en la superficie del hueso maxilar justo por debajo de la encía, en forma de marco metálico realizado a medida de cada paciente a través del diseño por ordenador.
Para ello, resulta imprescindible utilizar herramientas digitales con las que estimar precisamente la situación del hueso, las características del implante y el lugar más adecuado para su colocación.
Este tipo de implantes se fijan mediante tornillos y, por tanto, presentan una penetración en el hueso mucho más superficial que los implantes convencionales.
Asimismo, podemos recurrir a los implantes zigomáticos, que cuentan con una longitud especial para anclarse al zigoma, el hueso que forma la mejilla y presenta particular dureza.
Hoy día existen muchas opciones para que los pacientes con osteoporosis puedan recuperar por completo la funcionalidad de su boca y ofrecer su mejor sonrisa.