La rehabilitación con implantes dentales es un tratamiento que podíamos calificar como “antiguo”, pero, modernas son las técnicas, que hacen posible que estos tratamientos sean más predecibles en el tiempo y con unos resultados más satisfactorios para el paciente.
El paciente debería conocer la pérdida de estética facial que conlleva la falta de dientes y del hueso que lo soporta, así como las diferentes técnicas que hoy existen para recuperarla. Prácticamente no existen casos que no puedan ser tratados con implantes dentales. Para realizar los mismos, es necesaria una planificación meticulosa que comienza realizando un escáner para analizar el tipo y la cantidad de hueso, así como su relación con la posición y estética del labio superior, nariz y mentón. El paciente elegirá el tipo de estética que desea, y el cirujano indicará desde el punto de vista funcional, cuantos implantes necesita para que su caso en particular funcione con éxito y si es deseado por el paciente, cómo realizar la colocación inmediata de dientes tras la cirugía.
Uno de los pasos más importantes y hasta hora poco conocido es la elección del tipo de implante que hay que colocar.
Existen en el mercado más de 600 marcas, pero sólo unas pocas están soportadas por estudios científicos a largo plazo. Existen variedad de diseños y de tratamientos químicos de superficie que determinan, el tiempo de cicatrización y la evolución del tratamiento a largo plazo.
Conocimiento y actitud orientada al paciente
La implantología dental exige del cirujano unos conocimientos biológicos, biomecánicos y quirúrgicos consolidados, así como una actitud terapéutica orientada al paciente. Todo aquel que desee establecer una consulta de implantología con buenos resultados a largo plazo debe poseer una experiencia práctica y un conocimiento profundo del área de la cirugía bucal, protésica, periodoncia e higiene dental. Por otro lado, la consulta debe organizar y estructurar de manera que se garantice un sistema riguroso de revisiones. Si no se reúnen estas condiciones en la consulta, se debe compensar esta deficiencia con la colaboración estrecha con los colegas especializados en las distintas materias. Por esta razón, en muchos casos, la colaboración experta entre el especialista en cirugía y el especialista en protésica constituye la alternativa más adecuada.
Por lo tanto, el resultado de los tratamientos con implantes depende fundamentalmente de los conocimientos y de la experiencia del cirujano, de la elección de los pacientes adecuados y de la organización de la consulta, es decir, de un equipamiento adecuado.
Los principios de la asepsia y de la esterilidad son esenciales en la implantología osteointegrada. En la consulta, es imprescindible establecer las condiciones mínimas para actuar de forma correcta y garantizar la asepsia en las intervenciones quirúrgicas que conlleva la implantología. Lo ideal es disponer de un pequeño quirófano aséptico.
Como conclusión podíamos decir que el éxito del tratamiento de implantes depende en gran medida del profesional elegido para el mismo, tenemos suerte ya que en nuestra comunidad foral, existe un número muy elevado de profesionales formados y con medios técnicos y humanos para conseguir resultados óptimos desde el punto de vista funcional y estético.