Implantes dentales sin injerto

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Conforme los implantes dentales se han generalizado como la opción terapéutica más eficaz para la sustitución de dientes perdidos, también han aumentado las opciones de tratamiento que se ofrecen.

Del concepto tradicional de implante que requería un proceso relativamente y que comportaba en muchos casos la realización de injertos óseos, hemos pasado a enfoques más avanzados en los que se han acortado mucho los plazos. Han surgido diferentes alternativas para hacer que la regeneración ósea sea más sencilla, más rápida y, sobre todo, lo menos traumática posible para el paciente.
De hecho, prácticas como la obtención de hueso propio han quedado para casos excepcionales y han sido relevadas por el uso de biomateriales y de técnicas de reconstrucción que usan componentes como el plasma enriquecido.
Por otra parte, se ha incrementado los tipos de implantes para realizar abordajes diferentes, de acuerdo con las características de la patología y las expectativas de cada paciente.
En ese sentido, el campo de los implantes dentales muestra un abanico amplio de terapias y requiere cada vez un mayor grado de especialización y un gran dominio de la odontología digital, tanto en el diagnóstico como en la planificación quirúrgica y en la propia intervención.
De hecho, los avances nos han permitido que podamos ofrecer alternativas de tratamiento en las que no sea necesaria la reconstrucción de hueso. Identificadas como técnicas de implantes sin injerto, acortan los tiempos y facilitan que implantes y coronas definitivos se coloquen en una sola sesión.
En términos generales, los implantes dentales sin injerto son una opción para pacientes que no tienen suficiente hueso disponible en la mandíbula o en el maxilar para colocar un implante dental tradicional. Y, por distintos motivos, médicos o personales, no pueden someterse a un proceso de restauración ósea.
Por ello, en lugar de utilizar injertos, se aplican procedimientos de cirugía avanzada. Estas técnicas permiten reducir el plazo de tratamiento y dan paso a un postoperatorio más sencillo.
Se trata de prácticas que exigen una alta precisión y que se han beneficiado de los avances en tecnología digital. Con ellas es posible determinar con exactitud la ubicación de los implantes y diseñar piezas a la medida exacta de cada paciente.

Veamos algunos de estos tratamientos:
• Implantes cortos
Se caracterizan por tener una longitud menor que los implantes dentales convencionales, lo que los hace ideales para situaciones donde el espacio óseo disponible es reducido.

• Implantes subperiósticos
Son dispositivos protésicos diseñados para ser colocados debajo del periostio, la membrana que recubre el hueso maxilar o mandibular. Por tanto, no se insertan en el hueso.

• Implantes cigomáticos
Presentan un diseño y longitud especiales para poder anclarse en el hueso cigomático, una masa ósea de gran solidez que toda persona conserva pese a haber perdido dientes y hueso en el maxilar.

• Lateralización del nervio mandibular
Consiste en el desplazamiento del nervio para disponer de espacio en el que colocar los implantes dentales. Esta técnica se utiliza cuando la zona está muy comprometida y existe el riesgo de afectar al nervio.

• Elevación del seno maxilar sin injerto
En este caso, la técnica de elevación de seno usa la coagulación de la sangre del propio paciente y las capacidades osteogénicas de la membrana que recubre el seno maxilar.

En Clínica Bustillo & López realizamos con normalidad todos estos tratamientos. Se proponen al paciente una vez que el diagnóstico indica que alguno de ellos puede ser preferible frente a los implantes tradicionales.