La infección de vías urinarias bajas o cistitis es la inflamación de la vejiga urinaria causada por bacterias. Provoca molestias como dolor agudo en el bajo vientre, escozor al orinar, sensación de una necesidad urgente de ir a orinar y tener que orinar con una mayor frecuencia de lo habitual, pero orinando poca cantidad. Estos síntomas suelen ir acompañados de dolor al acabar de orinar, y en ocasiones, presencia de sangre en la orina.
Constituye un motivo frecuente de consulta, mas de un 40% de mujeres van a tener al menos una infección urinaria en su vida. La mayoría son infecciones no complicadas, pero un número significativo de estas mujeres tendrá infecciones recurrentes.
Muchas mujeres creen que esta época del año, que se caracteriza por las bajas temperaturas, es una de las causas más comunes de la aparición de las infecciones urinarias que las afectan.
Es muy curioso cuando preguntamos a estas personas desde cuándo sienten las molestias urinarias y si lo relacionan con algún hecho, muchas lo relacionan a que “cogieron frío” (aires acondicionados, permanecer con el bañador mojado, tiempo atmosférico frío, etc.) o con elinicio de un catarro. Esta creencia aumenta por el hecho de que métodos caseros como ponerse calor local o una ducha o un baño muy caliente, les alivia.
Pero lo cierto es que creer que la cistitis se debe a un enfriamiento local de la zona genito-urinaria es sólo un mito, ya que no hay una asociación demostrada científicamente de que el frío provoque cistitis. El invierno no influye en las infecciones urinarias; lo que sí ocurre es que pueden aparecer otros síntomas que pueden asemejar una cistitis, y que suelen estar relacionados con que en este período estacional, las personas cambian algunos hábitos: toman menos líquido y se exponen más al frío.
Existen otros muchos tabúes en torno a las causas de la cistitis como contacto venéreo, orinar en un baño público, posturas del coito…
La mayoría de las mujeres que padecen cistitis desconocen que el agente causal es una bacteria procedente de su flora intestinal, siendo el germen Escherichia coli el identificado en el 80-90% de los casos.
Factores que favorecen el desarrollo de cistitis en la mujer
Debido a que la uretra es más corta en la mujer favorece la transmisión de bacterias desde el exterior hacia el tracto urinario. Además la distancia entre el orificio de salida de la uretra, la entrada de la vagina y el orificio de salida del intestino es muy corta y esto facilita que entren bacterias intestinales a la uretra, por ejemplo durante el acto sexual.
Los factores que favorecen la infección son la actividad sexual, medidas anticonceptivas de colocación vaginal (espermicida, diafragma), embarazo, diabetes mal controlada, abuso de lavado genital. Los cambios en la flora microbiana en las mujeres durante la menopausia y los factores que afectan a un vaciado completo de la vejiga puede incrementar también el riesgo.
Cómo se puede diagnosticar
La clínica suele ser suficiente y como ayuda al diagnóstico se dispone de tiras reactivas y urocultivo.
Cómo se trata
Los principios médicos fundamentales para el tratamiento de la cistitis son la hidratación, el tratamiento antibiótico y las medidas sintomáticas acompañantes.
La guía de práctica clínica Cistitis no complicada en la mujer, promovida por la Asociación Española de Urología, recomienda como fármaco de primera elección la fosfomicina trometamol en dosis única de 3 g o pauta corta de dos dosis. Esta opción terapéutica supone una forma de administración igual de eficaz que los tratamientos más largos con menor riesgo de abandonos y, por tanto, de fracasos terapéuticos y de selección de resistencias bacterianas. De hecho, su concentración urinaria es muy elevada y duradera y con una sola dosis alcanza niveles eficaces para el tratamiento a lo largo de tres días. Por otro lado, la tolerancia es excelente.
La aplicación de calor seco o la toma de antiinflamatorios no esteroideos tipo paracetamol como tratamiento sintomático ayudarán a calmar el dolor.
Medidas preventivas
- Ingesta de al menos 1,5-2 litros de líquido al día (agua, zumo, infusiones…).
- Orinar con frecuencia. Realizar micciones cada 3-4 horas, sin aguantar la orina una vez que se presente el deseo miccional.
- Llevar a cabo la limpieza adecuada de la zona genital después de evacuar el intestino, limpiando con papel seco de adelante hacia atrás.
- Evitar el estreñimiento tomando fibra de manera regular.
- Tras la relación sexual, se debe adquirir el hábito de orinar después.
- Evitar la higiene genital obsesiva y el uso frecuente del bidé.
- Tomar zumos cítricos y/o extractos de arándanos que acidifican la orina y dificultan la replicación bacteriana en la pared vesical.