La pérdida de piezas dentales no solo tiene consecuencias relevantes en los aspectos funcionales de la boca. También presenta efectos notables en la estética facial: desaparece un importante volumen de masa ósea, se envejece prematuramente y se producen deformaciones con respecto a la armonía natural del rostro.
Este deterioro afecta en mayor medida cuando se ha perdido un número elevado de dientes o se han llevado prótesis removibles durante varios años, ya que estas no impiden la desaparición del hueso que sostenía anteriormente la dentadura natural.
Por ello, cada vez parece más claro que en determinados tratamientos de implantología dental, a la vertiente mecánica es necesario añadir un enfoque estético. No se trata de una cuestión accesoria, porque cuando los pacientes acuden a la consulta, algunas de sus grandes preocupaciones son que han perdido el atractivo de su rostro y que aparentan mayor edad. Esto les hace más inseguros y les inhibe en su vida social.
Incluso, a veces piensan que su situación no es reversible. Sin embargo, ahora estamos en condiciones de abordar los casos más complejos con un resultado muy satisfactorio y predecible gracias, entre otros factores, a las herramientas de diagnóstico y planificación digital.
Por una parte, el análisis exhaustivo que podemos realizar gracias al flujo digital nos permite establecer con precisión las áreas de intervención y el proceso idóneo para abordar el tratamiento en cuanto a materiales regenerativos, tipos de implantes y técnicas quirúrgicas.
Al mismo tiempo, podemos explicar con total detalle al paciente las características del tratamiento y mostrar una simulación del resultado, hecho que le proporciona gran confianza en las posibilidades de la operación.
Asimismo, el equipo de cirujanos cuenta con información precisa para establecer las fases del tratamiento y asegurar procesos poco invasivos y con la menor duración posible. Hay que reconocer que las intervenciones complejas requieren de semanas o meses hasta el resultado definitivo, pero se trabaja siempre para maximizar el bienestar del paciente.
La restauración continúa con la estética
Nos ponemos manos a la obra: restituimos la masa ósea perdida, colocamos los implantes y las prótesis, primero las provisionales y, una vez consolidados los implantes y cicatrizados los tejidos, las definitivas. Sin embargo, vemos que es necesario un tratamiento adicional para lograr la final armonía del rostro del paciente.
En este apartado intervienen las técnicas de cirugía plástica facial que contribuirán a devolver la firmeza. En el diagnóstico primero ya se determinó cuáles de ellas eran las más adecuadas según la naturaleza de cada paciente.
Entre ellas, se puede recurrir al lifting facial (estiramiento de la piel), el lipofilling facial (aportación de grasa para dar volumen), la eliminación de la papada, el aumento de labios, el rejuvenecimiento facial, o intervenciones focalizadas en los párpados, la nariz o las orejas.
No se trata de operaciones quirúrgicas “de capricho”, sino de actuaciones convenientes para que la persona recupere la identidad perdida por la desaparición de los dientes. Desde nuestra experiencia, esta visión integral del tratamiento es la que consigue unos resultados más satisfactorios tanto para el profesional como para la persona que deposita su confianza en este trabajo.
Igualmente, nos ha servido para demostrar que los casos muy complejos de pérdida de dentadura y envejecimiento del rostro pueden tener solución, y mejorar las expectativas de vida de pacientes que ya se habían resignado a contar con una deficiente salud y estética dentofacial.
En la web de Clínica Bustillo se expone la evolución de casos complejos de implantes y estética facial. Y si desea que estudiemos su situación, puede contactar con nosotros en el teléfono 948152878 o a través de www.clinicabustillo.com