La familia puede considerarse la unidad básica de la sociedad y en ella se satisfacen las necesidades que están en la base de la conservación, el fomento y la recuperación de la salud. Son múltiples las funciones de la familia pudiendo abarcar desde la procreación y socialización de los hijos, el mantenimiento del hogar, los cuidados en el proceso salud-enfermedad, el amor hasta la adaptación a los posibles cambios que hay dentro y fuera de la propia familia.
En una valoración total y holística del paciente, tan importante es la información del mismo, como la de la familia con quien convive, conociendo de qué manera afecta a la dinámica de la misma.
¿Qué características debe tener la familia para un desarrollo óptimo de la salud mental?
• Sistema abierto, que requiere interacción constante con el entorno, pero obtiene más satisfacción y definición personal.
• Límites permeables que fomentan el enriquecimiento en la vida de sus miembros.
• Comunicación congruente y clara.
• Autoridad compartida entre sus miembros.
• Fomento de la autonomía.
• Tono afectivo, empático y que transmita esperanza.
• Negociación y desempeño de tareas de todos sus miembros.
• Sistema de creencias que tolere el dolor de la pérdida y el cambio.
La presencia de enfermedad o discapacidad crónica en un miembro de la familia, es un gasto de energía física y emocional, económico y de recursos, tanto para el enfermo cómo para las familias de los mismos. En esta situación se pueden encontrar los familiares de un enfermo mental.
Como consecuencias objetivables de la enfermedad mental sobre la familia tendríamos el aislamiento social, la alteración de la rutina diaria, el deterioro de la economía…
¿Qué consecuencias subjetivas trae la enfermedad mental a la familia?
Suelen ser fundamentalmente de carácter afectivo, debido a todo lo que conlleva la enfermedad para los allegados:
–Reacciones inmediatas: Tristeza, vergüenza, miedo e irritabilidad
–Reacciones a medio o largo plazo:
• Culpabilidad, relacionado con la situación actual o con el pasado, hechos que pudieran predisponer al desarrollo de la enfermedad.
• Sentimiento de pérdida ya que se analiza la diferencias de antes y después de padecer la enfermedad.
• Preocupación por el futuro , sobre todo de los pacientes con psicopatologías crónicas o herediratias.
Las respuestas habituales de afrontamiento a la enfermedad mental en los familiares puede ser muy diferente y más o menos adaptativa:
¶Eludir el problema.
¶Contemporización para avitar una confrontación.
¶Sumisión , cediendo ante las exigencias del enfermo.
¶Abandono, puede deverse al agotamiento del cuidador.
¶Actitud impositiva , en algún caso necesario para la mejor evolución de la enfermedad, como la toma de medicación.
¶Desconcierto, desosiego ante una situación no esperada.
¶Negación, rechazando las conductoas psicopatológicas.
¶Proteccionismo hacia los familiares con alteraciones psicopatológicas.
Hay diferentes factores que condicionan la respuesta de las familias a la enfermedad, como la personalidad anterior del enfermo, la relación previa con el mismo, el tipo de convivencia….
Es aquí donde la actuación de los equipos de salud comunitaria y salud mental es clave, teniendo como líneas de actuación mejorar el funcionamiento de la familia, apoyar el afrontamiento de problemas y realizar seguimiento.