El desarrollo del lenguaje es una función superior del cerebro y en el caso de los humanos, ha adquirido un grado de complejidad, superior al del resto de los seres vivos de nuestro planeta.
Hemos sido capaces de desarrollar un lenguaje oral muy bien codificado y diferente en cada región del planeta. No podemos olvidar que el lenguaje no es solo oral, lo es también escrito y también gestual. Todo esto inmerso en un mundo también complejo donde abundan muchos sistemas de comunicación codificados, a los que la mayoría de los humanos solo llegamos en alguna pequeña parte.
La comunicación es una de las funciones importantes del lenguaje, pero no la única. El lenguaje nos permite identificar no solamente el mundo exterior que nos rodea, sino que estructura y define también nuestro propio mundo interior.
El desarrollo del lenguaje en la infancia se produce de forma espontánea, siempre y cuando el bebé esté adecuadamente vinculado y cuidado por sus progenitores y tutores y con una socialización progresiva y adecuada.
Parece que está ya superada la antigua díada entre si el desarrollo del bebé depende de la genética o del ambiente, en una u otra proporción, de cara a procurarle cuidados de una u otra forma. Está claro que la genética influye, incluso lo que denominamos ahora la epigenética, pero el estímulo del ambiente también es influyente y determinante.
Lenguaje oral, gestual y emocional
Dicho esto, la mayoría de los niños de nuestra comunidad nacen en el medio hospitalario tras un embarazo y parto normal y acceden a la lactancia materna en el momento mismo del nacimiento y se favorece una vinculación temprana tanto con la madre como con el padre. La mayoría hablan a su hijo en el mismo momento que lo conocen y elijen para ello su mejor lenguaje comunicativo a nivel oral, gestual y emocional. Cada uno en la lengua en la que mejor se expresa que suele ser su propia lengua materna.
Desarrollo atípico del lenguaje
Pero hay un porcentaje no desdeñable que puede llegar a un 15-20 % de los casos, en los que todo esto no se da de forma adecuada y que conducen a un desarrollo atípico del lenguaje. Bien porque el embarazo no haya ido bien y termine de forma prematura, bien porque se han producido problemas en el desarrollo intrauterino o la madre sufre algún tipo de enfermedad, bien porque el código genético está alterado o simplemente porque se generó una desnutrición.
En ocasiones es la propia familia la que detecta que el desarrollo de su hijo no parece adecuado y muestra problemas en la comunicación o en el inicio y desarrollo del lenguaje oral. En ocasiones somos los pediatras los que nos damos cuenta en las revisiones que algo no va bien en el desarrollo y en otras ocasiones es la escuela infantil o el entorno cercano del niño quien detecta problemas.
En este momento de la detección ya comenzamos a hacer valoraciones y a tomar decisiones en cuanto a la forma de comportarnos con el niño o niña. Suele ser momento en este caso, de valorar la forma en la que estamos estimulando al niño: ¿qué lengua utilizamos?, ¿cómo le hablamos?, utilizamos recursos añadidos para mejora de la comunicación ¿Restringimos o potenciamos el bilingüismo o el plurilingusmo?
Para esto recurrimos en ocasiones a especialistas, tanto de la salud: neuropsicólogos, neuropediatra, otorrinos… y también del ámbito educativo y social. Atención temprana, asociaciones…
Elección del modelo educativo
Normalmente la elección del modelo educativo es un momento en el que se toman decisiones en nuestra comunidad, que incluyen factores como si debemos elegir un centro con una lengua vehicular coincidente con la lengua materna o bien un centro bilingüe o incluso plurilingüe. Esta decisión está mediatizada por factores personales y familiares de los padres, de la disponibilidad de opciones y también del tipo de desarrollo que estamos descubriendo en nuestros niños.
Y aquí es donde nos encontramos con prejuicios que necesitan de una respuesta científica que resolver. Uno de los primeros es ”el niño o niña con problemas del neurodesarrollo debe de optar por un modelo educativo monolingüe y a poder ser acorde con su lengua materna”. Sin embargo, hay poca evidencia científica en la que se apoya esta valoración.
Los investigadores del lenguaje dicen que las distintas lenguas que incorpora un niño o niña se adquieren por separado por vías diferentes y generalmente hay un efecto facilitador en la adquisición de una segunda lengua.
Es verdad que la mayoría de estas investigaciones se han realizado con niños con desarrollo típico. Pero cada vez hay más publicaciones que apoyan esto mismo en niños con desarrollo atípico.
Es verdad que cuando nos introducimos en el plurilinguismo debemos tener una mente más abierta a la hora de valorar las habilidades desarrolladas en comunicación y lenguaje por cada niño y en la actitud del niño en relación con su propio desarrollo.
La adquisición de la lengua se da en un entorno cultural y además de adquirir lenguaje el niño o niña adquiere también otras habilidades de comunicación y sobretodo de adquisición de elementos que configuran, como he dicho antes, su yo interno y también su mundo externo. Debemos ser cuidadosos a la hora de valorar esto. Si este desarrollo social se da de forma adecuada la conducta del niño o niña no se ve alterada a pesar de que su nivel de lenguaje en ocasiones es escaso. Pero, sin embargo, en un 50% de los niños y niñas con trastornos de desarrollo del lenguaje se dan de forma concomitante trastornos de conducta que nos hacen ver que este mundo infantil no se está formando de forma adecuada.
Hay que ser respetuoso con las elecciones del niño en relación a la lengua que decide utilizar, pero también hay que estar atentos a desfases en la adquisición de las distintas lenguas y fomentar la adquisición y el uso a través de prácticas contextualizadas. Hay que favorecer la comunicación de forma alternativa, pero sobre todo, hay que facilitar la comprensión del lenguaje sea este de forma oral, escrito, gráfico o signado.
Aprehender el mundo
En los primeros años de vida quizás es más importante estar más atentos al desarrollo y al uso del lenguaje en situaciones del entorno familiar y social. No debemos olvidar que la escuela es también un entorno familiar cercano, muy socializador y siempre que los mensajes sean claros y consistentes no habrá tanto problema en que la lengua vehicular coincida con la lengua materna. No es tan importante aprender como aprehender el mundo y esto es lo que hemos de vigilar de cerca y tratar de fomentar.
Todavía se nos escaparan entre un 5 y un 12% de niños que a pesar de que sus condiciones sean óptimas su desarrollo de lenguaje y comunicación serán lentos y de forma diferente a lo habitual. Aquí es donde los logopedas, neuropsicólogos y pedagogos deberán prestar su apoyo para situarnos a través de sus pruebas, en el mejor escenario posible para diseñar planes de intervención específicos. Y aquí nuevamente deberemos decidir qué lengua o lenguas daremos prioridad para trabajar con ellas.
Curso de verano
Estas reflexiones son fruto de un largo camino en el control y seguimiento de niños y niñas como pediatra en un centro de salud. La población atendida en estos últimos 28 años es bilingüe para euskera y castellano en su mayoría y plurilingüe en un porcentaje que superaría el 10% debido a distintas procedencias de las familias. Desde hace 7 años organizo un curso de verano en torno a estos temas aglutinando en el mismo investigadores, lingüistas, maestros , logopedas, médicos y familias. Entre todos vamos logrando crear esta mente abierta que nos permita conocer mejor estos procesos que intervienen en el desarrollo del lenguaje, la comunicación y la conducta en entornos plurilingües sin olvidar que hay quien precisa una lengua de signos o quien precisa del uso del ordenador o la tablet para comunicarse, lo que representa otras lenguas en las que en ocasiones no reparamos.