A pesar del estado de alarma, poco a poco todo está volviendo a la normalidad. Los deportistas de élite están retomando su actividad previa a la pandemia, pero los días de confinamiento pueden pasarles factura. Por eso, es imprescindible que se sometan a un control previo de su estado de salud y, para ello, lo más importante es ponerse en manos de un equipo multidisciplinar con experiencia en el diagnóstico precoz y en la prevención de enfermedades cardiovasculares en deportistas.
Hay que realizar un estudio cardiológico ordenado y orientado a cada paciente, a partir de una historia clínica detallada, una buena exploración física y unas pruebas sencillas, como el electrocardiograma, ‘piedra angular’ en el diagnóstico de las alteraciones patológicas del corazón, o entre otras, las pruebas de esfuerzo o de capacidad funcional aeróbicas.
Sobre la frecuencia con la que se recomienda hacer estos chequeos preventivos, serían preceptivos al inicio, a mitad de temporada y al final de la misma. Esto ayudaría a planificar mejor los entrenamientos, así como a prevenir posibles eventos como la muerte súbita, aún presente en el deporte de élite.
El problema de la muerte súbita
Son varias las razones por las que los deportistas de élite pueden sufrir la muerte súbita. Jóvenes mueren de repente por patología cardíaca previa no diagnosticada, mientras que otros pacientes, los que menos, fallecen por un sobreesfuerzo para el que el cuerpo no está preparado, o por otros motivos, como un golpe en el corazón.
Sobre todo en las enfermedades del músculo cardíaco, como la miocardiopatía hipertrófica y la displasia arritmogénica del ventrículo derecho, los cambios morfológicos que se producen en el corazón al inicio de la enfermedad son difíciles de encontrar, por lo que su diagnóstico es complejo.
En el deporte extremo puede darse especialmente en los que realizan ultramaratones o triatlones. Igual que puedes tener pequeñas roturas musculares cuando corres, tener una pequeña rotura muscular (inflamación) en el corazón puede provocar una arritmia, y ésta generar una arritmia mala. También hay estados de deshidratación o de hiponatremia, que hacen que algunos maratonianos puedan morir a partir de una determinada distancia, si no han efectuado una hidratación correcta.
A medida que los atletas son más longevos, aparecen también patologías coronarias que pueden causar muerte súbita y que no son debidamente diagnosticadas. De hecho, la enfermedad coronaria no diagnosticada es la causa más frecuente de muerte súbita en los atletas mayores.
A pesar de este escenario, la mayoría de las patologías asociadas a la muerte súbita se diagnostican, cada vez más de manera previa, si bien, en ocasiones, el diagnóstico puede ser difícil, por lo que el desfibrilador se convierte en una herramienta clave para la reanimación cardiopulmonar básica en estos casos.
Lo más importante es saber si tienes un paro cardíaco por una arritmia susceptible de solución con el desfibrilador, por eso es tan importante la formación del profesional. Como ahora son automáticos o semiautomáticos, reconocer si el ritmo que tiene el paciente es susceptible de “reanimarse” con un choque eléctrico, ya no es tan decisivo. Por tanto, si el paciente recibe choque/descarga en menos de un minuto, el porcentaje de éxito es superior al 90%. Ese mismo porcentaje decae en 10 minutos hasta el 0% de posibilidades de éxito si no se actúa.
Más información: Estudio por imagen del corazón del deportista. Sociedad Española de Imagen Cardiaca.