Durante el embarazo y el puerperio aparecen cambios en la mujer (anatómicos, hormonales, sociales…), que ocasionan una mayor vulnerabilidad para la aparición de trastornos de salud mental. Cerca del 80% de las mujeres sufren algún tipo de alteración del estado de ánimo durante estas etapas pudiendo englobar desde molestias leves hasta situaciones graves.
Estos problemas a menudo no se detectan o se confunden con otras entidades debido al desconocimiento de la población. Dentro de estos desequilibrios del estado del ánimo encontramos: tristeza, depresión y psicosis puerperal.
Psicosis puerperal
La psicosis puerperal es una psicopatología ya descrita por Hipócrates. En la actualidad no existe un consenso sobre su definición, pero sí existe una sintomatología definida. La prevalencia se estima entre 1-2 casos por cada 1.000 partos.
Dentro de los factores de riesgo encontramos: antecedentes personales de trastornos afectivos (sobre todo trastorno bipolar), historia familiar de trastornos afectivos, complicaciones obstétricas durante todo el proceso (embarazo, parto y puerperio), parto por cesárea, toxicomanías, relaciones sociofamiliares conflictivas…
Manifestaciones bruscas
Las manifestaciones se inician bruscamente entre el tercer y noveno día postparto pudiendo aparecer incluso hasta el sexto mes. Los síntomas suelen comenzar con insomnio, irritabilidad, angustia, ansiedad…
Posteriormente, pueden darse conductas suspicaces, confusión, rechazo de la comida o preocupación excesiva y desproporcionada.
Después tiene lugar la fase aguda en la que aparece la actividad alucinatoria y delirante, así como otros síntomas graves.
Príncipales síntomas
• Variabilidad afectiva.
• Fluctuaciones psicomotrices entre la agitación y estupor.
• Alteraciones en el pensamiento y en el lenguaje oscilando desde la verborrea hasta el mutismo.
• Alteraciones del patrón del sueño.
• Perturbaciones en la percepción del tiempo.
• Falta de contacto con la realidad.
• Delirios y/o alucinaciones.
• Irritabilidad.
• Conducta desorganizada.
• Actos que pueden poner en riesgo la vida del hijo.
Tratamiento
En la fase aguda de la psicosis puerperal es necesaria la combinación de tratamiento farmacológico e ingreso hospitalario. Suelen pautarse antipsicóticos a dosis elevadas y estabilizadores de ánimo, asociándose con la toma de benzodiacepinas para controlar los niveles de ansiedad y/o agitación.
En casos graves, cuando no se evidencia respuesta al tratamiento farmacológico o aumentan los síntomas, puede ser necesario el uso de la Terapia Electroconvulsiva (TEC).
Cuando la sintomatología psicótica ha empezado a remitir es necesario introducir precozmente medidas terapéuticas psicosociales. El restablecimiento de la relación materno-filial es clave para acelerar la mejoría psicopatológica y reasumir el rol materno.
Pronóstico
A corto plazo es bueno. El riesgo de repetición de otro episodio psicótico está asociado a la presencia de embarazos posteriores. Si no se producen más embarazos el 75% de las pacientes no repetirán episodios psicóticos.
Sin embargo, en relación con el pronóstico a largo plazo se ha demostrado que un alto porcentaje de pacientes desarrollan patología psiquiátrica sin relación con el puerperio.
Por lo tanto, se considera necesario el seguimiento de las pacientes que han padecido episodios de psicosis puerperal, debido a que la detección y el tratamiento precoz mejoran el pronóstico.