La radioterapia: tratamiento y efectos secundarios


Laura Bagüeste Bellosta, Itziar Peña Gil, Amanda Bailo Ruiz de Eguilaz, Paula Matías Díaz y Chesús Lanaspa López

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La radioterapia es una modalidad terapéutica ampliamente utilizada en el tratamiento del cáncer consistente en el uso de radiación ionizante para destruir células cancerosas y reducir el tamaño de los tumores. Esta técnica se ha convertido en una pieza fundamental en la lucha contra el cáncer, junto con la cirugía y la quimioterapia.

Actúa dañando el ADN de las células cancerosas impidiendo su capacidad de dividirse y crecer. Este proceso se lleva a cabo mediante el uso de equipos especializados que generan haces de radiación de alta energía, los cuales se dirigen con precisión hacia la zona afectada por el cáncer. Dependiendo del tipo y la ubicación del tumor, se pueden emplear diferentes técnicas de radioterapia, como la radioterapia externa o la braquiterapia.

Tratamiento

Se utiliza en una variedad de situaciones, ya sea como tratamiento primario para destruir tumores localizados, como terapia adyuvante después de la cirugía para eliminar células cancerosas residuales, o como tratamiento paliativo para aliviar los síntomas y mejorar la calidad de vida de los pacientes en etapas avanzadas de la enfermedad. Una de las ventajas clave de la radioterapia es su capacidad para preservar los tejidos sanos circundantes, lo que permite reducir al mínimo los efectos secundarios no deseados.

Efectos secundarios

No obstante, a pesar de ser una herramienta invaluable en la lucha contra el cáncer, la radioterapia conlleva una serie de efectos secundarios que pueden afectar la calidad de vida de los pacientes. Es importante comprender estos efectos para poder gestionarlos de manera adecuada durante el tratamiento y garantizar el bienestar del paciente. Estos se pueden clasificar en efectos secundarios agudos y efectos secundarios tardíos.

Los efectos secundarios agudos son frecuentes durante el curso de la radioterapia, los cuales suelen manifestarse en el área tratada y pueden incluir:

  • Fatiga: la radiación puede causar fatiga significativa en los pacientes, que puede persistir durante semanas o incluso meses después del tratamiento. Esta fatiga puede afectar la capacidad del paciente para llevar a cabo actividades cotidianas y puede requerir períodos de descanso adicionales.
  • Irritación Cutánea: la piel en el área tratada puede volverse sensible, enrojecida e irritada debido a la radiación. Esto puede provocar picazón, ardor y molestias, así como cambios en la textura y el color de la piel. Es importante mantener la piel limpia, hidratada y protegida del sol durante el tratamiento para minimizar estos efectos.
  • Náuseas y Vómitos: algunos pacientes pueden experimentar náuseas y vómitos como resultado de la radioterapia, especialmente si el área tratada incluye el abdomen o el área gastrointestinal. Se pueden recetar medicamentos antieméticos para ayudar a controlar estos síntomas y mejorar el bienestar del paciente.

Además de los efectos secundarios agudos, la radioterapia también puede provocar efectos secundarios tardíos que pueden aparecer meses o incluso años después del tratamiento. Estos efectos pueden incluir:

  • Fibrosis: la radiación puede causar daño a los tejidos sanos circundantes, lo que puede dar lugar a la formación de tejido cicatricial o fibrosis en el área tratada. Esto puede causar rigidez, pérdida de flexibilidad y problemas de movilidad en las articulaciones cercanas, lo que puede afectar la calidad de vida del paciente a largo plazo.
  • Problemas de Cicatrización: en algunos casos, la radioterapia puede afectar la capacidad del cuerpo para cicatrizar adecuadamente las heridas, lo que puede prolongar el tiempo de recuperación después de la cirugía o aumentar el riesgo de complicaciones como infecciones.
  • Daño Orgánico: dependiendo del área tratada, la radioterapia puede causar daño a órganos vitales cercanos, lo que puede provocar problemas a largo plazo como dificultades respiratorias, problemas cardíacos o problemas urinarios.

Es importante tener en cuenta que no todos los pacientes experimentarán los mismos efectos secundarios y su gravedad puede variar según la dosis de radiación, el área tratada y la sensibilidad individual del paciente. Es fundamental que los pacientes se comuniquen abiertamente con su equipo médico sobre cualquier efecto secundario que experimenten, para que puedan recibir el apoyo y el tratamiento adecuados para manejarlos de manera efectiva.

AUTORES:

  • Laura Bagüeste Bellosta. Enfermera. Tercera planta del Hospital General San Jorge de Huesca. Servicio de Cirugía General y Cirugía Vascular.
  • Itziar Peña Gil. Enfermera.
  • Amanda Bailo Ruiz de Eguilaz. Enfermera residente de familia y comunitaria en el sector Huesca. Centro de Salud Perpetuo Socorro.
  • Paula Matías Díaz. Enfermera. Segunda planta del Hospital General San Jorge de Huesca. Servicio de Pediatría.
  • Chesús Lanaspa López. Enfermero.