Manejo de artromotor para enfermería


Isabel Viñuales Laviña, Manuel Viñuales Laviña, María Vanessa Zamora Sierra, Lucía Orduna del Amo, Ana Lorés Puértolas, Laura Larramona Escario y Rebeca Marban Fernández.

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La movilización pasiva continua es una manera de proporcionar movimiento regular de la rodilla mediante un aparato diseñado para tal fin, lo que es muy útil en el postoperatorio de intervención quirúrgica de rodilla. En este postoperatorio es fundamental la movilización precoz y sobre todo en aquellos casos en los que el paciente no puede realizarla por sí sólo por diferentes factores (miedo, falta de fuera, edad avanzada…).

La artroplastia de rodilla es una de las intervenciones más frecuentes en nuestra sociedad. Se suele tratar de pacientes de edades a partir de los 50 años hasta edades avanzadas, en los que la movilidad postoperatoria puede ser complicada. En estos pacientes es importante tener una movilización precoz de la articulación intervenida, lo que supondrá una mejor recuperación, alta precoz y una menor incidencia de complicaciones.

El artromotor es un dispositivo electromecánico alimentado por un motor que proporciona el movimiento pasivo y alternativo de extensión y de flexión de la rodilla, desde -10º a 120º. Esta movilización es suave y controlada. Permite controlar la velocidad del movimiento, el número de repeticiones, el tiempo de las pausas y el límite de la amplitud articular.

Uso del artromotor

El traumatólogo podrá prescribir su uso en:

  • Artroplastias de las articulaciones de rodilla.
  • Fracturas femorales o tibiales con osteosíntesis.
  • Fracturas patelares.
  • Artólisis y cirugías paliativas (lesiones cartilaginosas, ablación de ostemoas…)
  • Osteotomía de la pelvis o del fémur.
  • Ligamentoplastias
  • Liberación del aparato extensor de la rodilla.
  • Sinovectomías, menisectomías, patelectomías, artroscopias.

Durante el postoperatorio inmediato, el traumatólogo será el que prescriba los límites de flexión, extensión, tiempos de pausa en la flexión y extensión, velocidad de movimiento y frecuencia de las sesiones, según las necesidades de cada paciente. Esto se puede configurar con un mando independiente.

El uso del artromotor aporta ciertos beneficios:

  • Inicia el proceso de recuperación de forma progresiva y precoz.
  • Elimina la rigidez articular y aumenta el rango de movimiento (ROM).
  • Reduce el dolor y el edema.
  • Rompe el ciclo traumático e inflamatorio.
  • Previene la formación de trombos por inmovilización.
  • Acelera la reabsorción de los hematomas.
  • Mejora la cicatrización por aumento del flujo sanguíneo.
  • Mejora la Coordinación

 Consideraciones previas y complicaciones

  • Es necesario comprobar el perfecto funcionamiento antes de su uso en el paciente.
  • Es importante la correcta colocación paciente / dispositivo para favorecer el trabajo del artromotor y evitar complicaciones.
  • El artromotor debe estar ajustado a la longitud individual de cada paciente y mantener una correcta alineación de la extremidad, así como explicar la importancia de mantener una postura adecuada durante el uso del aparato.
  • Revisar con antelación los grados de flexión o extensión y los parámetros pautados por el traumatólogo según la fase articular en la que se encuentre.
  • Considerar la participación del paciente en la medida que sea posible y explicarle en todo momento los pasos del procedimiento con el fin de reducir su ansiedad. A su vez es conveniente estar con él durante las primeras series de movilización.
  • El paciente debe comunicarnos la posible aparición de dolor durante el uso del artromotor y valorar la necesidad de analgesia previa al procedimiento.

Complicaciones

La mayoría de las complicaciones son agudas y de corta duración en el tiempo:

  • Dolor
  • Riesgo de sangrado.
  • Retraso en la cicatrización de la herida.

Procedimiento

  • El paciente debe estar en posición semi Fowler o en una posición anti álgida.
  • Colocación correcta del artromotor. Tanto la pierna del paciente como el artromotor deben estar en extensión completa.
  • Con la ayuda del celador, sujetaremos la pierna y colocaremos el dispositivo de tal manera que la zona de flexión del artromotor coincida con el hueco poplíteo (coincidir el centro articular de la rodilla con el del aparato). Para ello ajustaremos la longitud del artromotor a la de la pierna del paciente mediante unos tornillos que están en los laterales del artromotor.
  • Si el paciente es portador de un drenaje, hay que tener especial cuidado cuando coloquemos el artromotor. Así mismo, hay que tener en cuenta el catéter venoso, sonda vesical o cualquier dispositivo conectado al paciente, evitando pinzamientos o tirones accidentales.
  • Revisaremos las bandejas de apoyo de los muslos, gemelos y pie del paciente. Este debe quedar apoyado completamente sobre el reposapiés, permitiendo una extensión entre 30º-40º del pie.
  • Sujetaremos la pierna con cintas adhesivas o velcros al artromotor, para evitar movimientos de la pierna durante el uso del artromotor.
  • Conectaremos el cable a la corriente eléctrica.
  • Programaremos el artromotor de tal manera que iniciaremos el movimiento con grados bajos de flexión-extensión e iremos aumentado progresivamente los grados según la tolerancia del paciente. La velocidad y tiempo de pausa la iremos aumentado también de forma progresiva.
  • La duración de la sesión suele durar hasta 60 minutos.
  • Desconectaremos de la corriente eléctrica.
  • Tanto la pierna del paciente con el artromotor debe estar en extensión completa para su correcta retirada.
  • Registraremos los grados conseguidos.
  • Limpiaremos y desinfectaremos el artromotor.
  • Valorar individualmente la necesidad de analgesia previa y la aplicación de frío local posteriormente (durante la sesión de artromotor se puede enfriar la rodilla con hielo).

Contraindicaciones

  • Enfermedades inflamatorias articulares siempre y cuando no se haya prescrito explícitamente
  • Parálisis espástica
  • Osteosíntesis inestable

AUTORAS:

Isabel Viñuales Laviña, Manuel Viñuales Laviña, María Vanessa Zamora Sierra, Lucía Orduna del Amo, Ana Lorés Puértolas, Laura Larramona Escario y Rebeca Marban Fernández. Enfermeras de la Unidad de Traumatología del Hospital Universitario San Jorge de Huesca.