Manejo perioperatorio en el paciente oncológico


Blanca Oliván Lafuente. Facultativo especialista en Anestesiología y Reanimación. Hospital San Jorge. Huesca Lorenzo Bergua Salas. DUE. Hospital San Jorge, Huesca Clara Mª Bibián Getino. Facultativo especialista en Geriatría. Hospital de Barbastro. Huesca Andrea Mur Til. Facultativo especialista en Cirugía Oral y Maxilofacial. Hospital San Pedro. Logroño

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El manejo perioperatorio del paciente con cáncer supone un reto debido a la variada patología con la que éste puede estar asociado, además de las alteraciones fisiológicas causadas por el propio cáncer (alteraciones inmunes, de la vía aérea, de la hemostasia, alteraciones electrolíticas, etc.).

A esto se añaden los efectos causados por el tratamiento médico, como corticoides, quimioterapia o radioterapia y las complicaciones inherentes a manejos quirúrgicos radicales. Por todo ello, y por su frecuente mal estado general y desnutrición en muchos casos, el paciente oncológico debe ser considerado como un paciente de alto riesgo.
Además, debido a que la esperanza de vida ha aumentado en los últimos años y al avance de los tratamientos médicos, cada vez es más frecuente encontrarnos pacientes con cáncer que deben ser sometidos a cirugía curativa o paliativa.

Preparación preoperatoria

Es tan importante en la consulta preoperatoria la valoración del estado físico del paciente, como del estado emocional.
En cuanto al estado físico, en la mayoría de las ocasiones, son pacientes que presentan diferentes grados de desnutrición que van a variar en función de la situación y el estadío de su enfermedad. Pueden presentar alteraciones electrolíticas y analíticas que deben ser optimizadas antes de la cirugía, como la anemia y las alteraciones de la hemostasia.
Asimismo, es necesario tener en cuenta la localización y el tipo de tumor, por si ello puede influir en el manejo anestésico o de la vía aérea, como ocurre con las neoplasias de cabeza y cuello.
En el paciente oncológico, debemos prestar especial atención a las posibles alteraciones fisiopatológicas (alteraciones renales, pulmonares, hepáticas…), así como síndromes paraneoplásicos.
Al igual que en todos los pacientes, oncológicos y no oncológicos, es importante revisar el tratamiento médico en el momento previo a la cirugía, pues en ocasiones puede ser necesaria la suspensión de algún fármaco o el ajuste de otros.
A nivel emocional, son pacientes que la mayoría de las ocasiones presentan cierto grado de trastorno de ansiedad o depresivo de carácter reactivo, al que se añade el estrés y el miedo que supone enfrentarse a una cirugía importante.

¿Qué tipo de anestesia es mejor para un paciente con cáncer?

No hay una técnica de elección, y ninguna técnica que haya demostrado beneficios respecto a otra.
La técnica anestésica ideal para el manejo quirúrgico de estos pacientes deberá fundamentarse en el conocimiento estricto de las condiciones generales del paciente y la cirugía por realizar.
Clásicamente, la anestesia general ha sido siempre preferida en la mayoría de los casos, debido a la larga duración de la mayoría de las intervenciones. Sin embargo, actualmente se ha centrado la atención en las técnicas combinadas (anestesia general más anestesia regional) con todas las ventajas que esto representa, como por ejemplo un adecuado control del dolor postoperatorio.
Otras consideraciones en el paciente oncológico, son la posible dificultad de canalización de vías venosas, debido a que la quimioterapia frecuentemente deteriora las venas periféricas, la posible dificultad de intubación y de manejo de vía aérea en pacientes con tumores de cara y cuello, así como en pacientes sometidos a radioterapia en dichas zonas, y la frecuente necesidad de transfusión sanguínea.

Cuidados postoperatorios y control del dolor

El control del dolor en el paciente con cáncer supone un desafío, ya que en muchos casos son pacientes en tratamiento crónico con opioides debido a dolor oncológico por metástasis óseas.
Es necesario un riguroso control analgésico multimodal, que puede hacerse combinando analgesia endovenosa y bloqueos nerviosos periféricos o neuroaxiales tipo epidural.
Otro punto importante en el postoperatorio es la profilaxis tromboembólica, ya que se ha demostrado que estos pacientes tienen un riesgo aumentado de eventos tromboembólicos en el periodo perioperatorio respecto a pacientes no oncológicos.
Además, muchos van a necesitar nutrición parenteral, como son en muchos casos los postoperatorios de cirugías del tracto digestivo, de cabeza y cuello, por lo que será necesaria una vía venosa central.
Como son pacientes, en general, inmunodeprimidos, son frecuentes las complicaciones infecciosas y constituyen una de las causas más importantes de morbi-mortalidad en los pacientes oncológicos, por lo que el conocimiento adecuado de estas complicaciones y su correcto manejo y prevención son determinantes para reducir la elevada mortalidad asociada a estos cuadros.