En el envejecimiento se producen modificaciones que conducen a cambios morfológicos y funcionales en el tiroides. Las enfermedades tiroideas son muy prevalentes en el anciano, y en el caso del hipertiroidismo, dependiendo de la población estudiada, oscila entre el 0.5 y el 2.3 %.
Las causas más habituales de hipertiroidismo en esta población son, por orden de frecuencia, el bocio multinodular tóxico, la enfermedad de Graves y el adenoma tóxico. El uso de amiodarona o la administración de agentes de contraste yodados también pueden producir hipertiroidismo y se prescriben habitualmente a pacientes de edad avanzada. La terapia con yodo radiactivo o tioamida se usa típicamente para tratar el hipertiroidismo en pacientes mayores.
Es importante que conozcamos que en el anciano, las manifestaciones clínicas típicas del hipertiroidismo, que nos permiten establecer su diagnóstico o sospechar en el mismo, suelen estar ausentes. Por este motivo, es frecuente su infradiagnóstico y es fundamental su screening, así como conocer su forma de presentación en esta población.
Manifestaciones del hipertiroidismo
Las manifestaciones clínicas más frecuentes de hipertiroidismo en el anciano son las cardiovasculares, neurológicas y musculares. Respecto a las manifestaciones cardiovasculares, predomina la fibrilación auricular y, es frecuente encontrar, angina o insuficiencia cardiaca congestiva. Se ha estimado que la fibrilación auricular ocurre al menos tres veces más que en aquellos sujetos con hipertiroidismo que en aquellos que no la padecen. El desarrollo de fibrilación auricular por sí mismo puede conducir a un deterioro del estado cardíaco, especialmente en presencia de cardiopatía preexistente, y también puede estar asociado con complicaciones embólicas, especialmente embolia cerebral. En cuanto a las manifestaciones neurológicas y musculares, es frecuente encontrar apatía y síntomas miopáticos. Depresión, agitación, irritabilidad, demencia y confusión pueden ser las primeras manifestaciones clínicas del hipertiroidismo en el anciano. La atrofia y la debilidad muscular son frecuentes, habiéndose descrito una forma de presentación atípica en la que el paciente presenta un cuadro de apatía e indiferencia asociado a caquexia con gran atrofia muscular, esta forma de hipertiroidismo apático puede confundirse con un cuadro neoplásico.
En lo referente a las manifestaciones digestivas, la falta de apetito en estos sujetos es más frecuente que el aumento de apetito que se observa con frecuencia en la presentación típica de hipertiroidismo. Además, se ha observado que no suele haber diarrea, sino una mejoría del estreñimiento crónico típico de la población anciana. Otra consecuencia importante del hipertiroidismo es su efecto sobre el metabolismo óseo. El hipertiroidismo manifiesto se asocia con un aumento del recambio óseo y una reducción de la densidad mineral ósea elevando el riesgo de osteoporosis. Cuando la etiología del hipertiroidismo del anciano, se debe a la enfermedad de Graves, la oftalmopatía y la dermopatía son menos frecuentes, sin embargo, cuando aparecen son más graves y con peor evolución. Por otro lado, cuando se debe a un bocio multinodular, puede haber extensión intratorácica y aparecer síntomas compresivos como disfagia, disnea y disfonía.
No se dispone de un cribado específico para los trastornos de la tiroides en población anciana. Si bien el hipertiroidismo en la población anciana, es una patología frecuente y supone un aumento significativo de la morbimortalidad de la misma, como sabemos, la mayor parte de estudios observacionales y de intervención en los que se fundamenta la medicina basada en la evidencia, no incluye a este grupo de pacientes. Actualmente, la evidencia disponible respecto al riesgo beneficio al instaurar tratamiento en estos sujetos diagnosticados, no es concluyente. No obstante, debería haber un alto índice de sospecha de hipertiroidismo en este grupo de edad, en aquellos con alguna de las manifestaciones clínicas atípicas comentadas y los que presenten antecedentes de enfermedad autoinmune, fibrilación auricular de inicio y depresión o ansiedad inexplicables. Finalmente, en los sujetos hipertiroideos identificados, las decisiones de tratamiento deben individualizarse, teniendo en cuenta la esperanza de vida, las comorbilidades y los efectos secundarios de la terapia.
AUTORES
Mª Carmen Deza Pérez y Marta Pastor Sanz. Médicas de Atención Primaria. Centro Salud Utrillas. Teruel.
Beatriz Esteban Sánchez. Enfermera Atención Primaria. Centro Salud Utrillas. Teruel.
Ana Alquézar Pérez. Enfermera Atención Primaria. Centro Salud Cedrillas. Teruel