La patología oclusiva de la vena central de la retina (OVCR) se manifiesta característicamente en pacientes de edad avanzada, con factores etiológicos predisponentes o en jóvenes con algún trastorno de hipercoagulabilidad como son hipertensión, hipercolesterolemia, obesidad, tabaquismo y diabetes.
Afecta a 50 de cada 100.000 pacientes con edad media de 60 años e igual distribución en ambos sexos. Pero sin duda, la hipertensión arterial y el glaucoma de ángulo abierto son los principales factores de riesgo para una oclusión venosa retiniana. En menor medida interviene la arteriosclerosis, hipermetropía, Diabetes Mellitus, flebitis retiniana subyacente, disproteinemias, vasculitis, policitemias, hemoglobinopatías, o estados de hipercoagulabilidad; la toma de anticonceptivos (ACO), síndrome antifosfolipídico y portadores del factor V de Leiden.
Aunque en los últimos años se han identificado nuevas mutaciones en los genes que codifican las proteínas de los factores de coagulación y se han relacionado con obstrucciones venosas retinianas, ningún estudio ha demostrado una asociación estadísticamente significativa. Dependiendo de los vasos sanguíneos a los que afecte la trombosis ocular podemos hablar de: oclusión de la vena central de la retina (OVCR), oclusión de la rama venosa (ORV), oclusión de la arteria central de la retina (OACR), oclusión de la rama arterial (ORA). La clínica típica comienza con pérdida de la agudeza visual (AV) más progresiva que en la oclusión de la arteria central de la retina con visión borrosa indolente que afecta a un solo ojo. Cuando la AV inicial es inferior a o.1 la recuperación visual es incierta.
La clínica comienza con una sensación de cuerpo extraño y disminución de la agudeza visual (AV) unilateral e indolora, comenzando con visión borrosa en el ojo derecho de instauración progresiva en 48-72 horas. Se le realiza un examen oftalmoscópico completo para determinar la AV, determinación de la presión intraocular (PIO) e inspección del fondo de ojo.
Con la clínica y los hallazgos obtenidos en la exploración oftalmoscópica se concluye el diagnóstico de OVCR. Se realiza un cribado de hipertensión arterial (HTA) y diabetes mellitus (DM), analítica completa con lípidos, pruebas reumáticas, velocidad de sedimentación globular (VSG), proteinograma y estudios de hipercoagulabilidad que no evidenciaron alteraciones.
Desde que la paciente presenta OCVR se puede comenzar tratamiento con ranibizumab LucentisR. El tratamiento con este fármaco el tratamiento en OVCR se realiza inicialmente con una inyección vía intravítrea al mes hasta alcanzar la AV máxima y/o no haya signos de actividad de la enfermedad, pudiendo ser necesarias tres o más inyecciones consecutivas mensuales según criterio médico al mes y cada cinco semanas hasta completar dos años si el paciente presenta mejoría de la AV y/o disminución del edema macular todo ello indicando que el paciente se beneficiaba del tratamiento.
Discusión
La OVCR es mucho más frecuente que la arterial, estimándose como la segunda causa de disminución de la AV tras la retinopatía diabética. Suele producirse a nivel de la lámina cribosa; como factores etiológicos predisponentes se han descrito principalmente la edad avanzada, la HTA y el glaucoma de ángulo abierto.
El diagnóstico se hace en función de la clínica compatible; pérdida de visión no dolorosa más lenta que en la obstrucción arterial en relación con los hallazgos de la exploración oftalmoscópica, que incluye AV, gonioscopia en busca de neovascularización en el iris, angiofluoresceína y estudio del fondo de ojo con hemorragias retinianas difusas y edema de papila. La mayoría de las estrategias terapéuticas más recientes se centran en las características clínicas secundarias (como el edema macular y la neovascularización).
El intervalo entre dos inyectadas de Ranibizumab Lucentis R en el mismo ojo debe ser como mínimo de cuatro semanas. El tratamiento se inicia con una inyección intravítrea al mes hasta alcanzar la AV pueden ser necesarias tres o más inyecciones consecutivas mensuales, posteriormente se determinan según criterio médico y la valoración de la AV y/o parámetros anatómicos. Se interrumpe en el caso de que los parámetros visuales y anatómicos no mejoren. El procedimiento de la inyección debe llevarse como es lógico en condiciones asépticas, con uso de guantes estériles. Antes de la inyección se debe desinfectar la piel de la zona periocular y administrar una anestesia adecuada.
Conclusión
Es necesario un control de las alteraciones de la coagulación, trastornos del metabolismo de los lípidos por la relación con la aparición de la OVCR.
La OCT es un buen marcador para conocer la mejora con el tratamiento de la inyección intravítrea de Ranibizumab Lucentis R y la disminución del edema macular en OVCR.