Oclusión de la vena central de la retina


Carla Sierra Santamaría. Optometrista. Zaragoza. Amparo Santamaría Torroba. Médico Rehabilitador Hospital Nuestra Señora de Gracia. Zaragoza.

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La patología oclusiva de la vena central de la retina (OVCR) se manifiesta característicamente en pacientes de edad  avanzada, con factores etiológicos predisponentes o en jóvenes con algún trastorno de hipercoagulabilidad  como son hipertensión, hipercolesterolemia, obesidad, tabaquismo y diabetes.

Afecta a 50 de cada 100.000  pacientes   con edad media  de  60  años  e  igual  distribución  en  ambos  sexos. Pero sin duda, la hipertensión arterial y el glaucoma  de ángulo abierto son los principales factores de riesgo para una oclusión venosa retiniana.  En  menor  medida  interviene la  arteriosclerosis,  hipermetropía,  Diabetes Mellitus,  flebitis  retiniana subyacente, disproteinemias,  vasculitis,  policitemias,  hemoglobinopatías,  o  estados  de  hipercoagulabilidad;  la  toma  de  anticonceptivos  (ACO),  síndrome antifosfolipídico y portadores del factor V de Leiden.

Aunque en los últimos años se han identificado nuevas mutaciones en los  genes que codifican  las proteínas de los factores de coagulación y se han relacionado con obstrucciones venosas  retinianas, ningún estudio ha demostrado una asociación estadísticamente significativa. Dependiendo de los vasos sanguíneos a los que afecte la trombosis ocular podemos hablar de: oclusión de la vena central de la retina (OVCR), oclusión de la rama venosa (ORV), oclusión de la arteria central de la retina (OACR), oclusión de la rama arterial (ORA).  La clínica típica comienza con pérdida de la agudeza visual (AV) más progresiva que en la oclusión de la arteria central de la retina con visión borrosa indolente que afecta a un solo ojo. Cuando la AV inicial es inferior a o.1 la recuperación visual es incierta.

La clínica comienza con una sensación de  cuerpo extraño y disminución  de  la  agudeza visual (AV) unilateral  e  indolora,  comenzando  con  visión  borrosa  en el ojo  derecho  de  instauración  progresiva  en  48-72  horas. Se le  realiza  un  examen  oftalmoscópico completo para determinar la AV, determinación de la presión intraocular (PIO) e inspección del fondo de ojo.

Con la clínica y los hallazgos obtenidos en la exploración oftalmoscópica se concluye  el diagnóstico de OVCR. Se realiza un cribado de hipertensión arterial (HTA) y diabetes mellitus (DM),  analítica  completa  con  lípidos,  pruebas reumáticas,  velocidad  de  sedimentación  globular  (VSG), proteinograma  y  estudios  de  hipercoagulabilidad  que  no evidenciaron alteraciones.

Desde que la paciente presenta OCVR se puede  comenzar tratamiento con ranibizumab  LucentisR.  El tratamiento con este fármaco el tratamiento en OVCR se realiza inicialmente  con una inyección vía intravítrea al mes hasta alcanzar la AV máxima y/o no haya signos de actividad de la enfermedad, pudiendo ser necesarias tres o más inyecciones consecutivas mensuales según criterio médico al mes y cada  cinco  semanas hasta completar dos años si el paciente presenta  mejoría de la AV y/o  disminución del edema macular todo ello indicando  que el paciente se beneficiaba del tratamiento.

Discusión

La OVCR es mucho   más  frecuente  que  la  arterial,  estimándose como la segunda causa de disminución de la AV tras la retinopatía diabética. Suele producirse a nivel de la lámina  cribosa;  como  factores  etiológicos  predisponentes se han descrito principalmente la edad avanzada, la HTA y el  glaucoma  de  ángulo  abierto.

El   diagnóstico se hace en función de la clínica compatible; pérdida de visión no dolorosa más lenta que en la obstrucción  arterial  en  relación  con  los  hallazgos  de  la  exploración oftalmoscópica, que incluye AV, gonioscopia en busca de neovascularización en el iris, angiofluoresceína y estudio del fondo de ojo con hemorragias retinianas difusas y edema de papila. La mayoría de las estrategias terapéuticas más recientes se centran en las características clínicas secundarias (como el edema macular y la neovascularización).

El intervalo entre dos inyectadas  de Ranibizumab Lucentis R en el mismo ojo debe ser como mínimo de cuatro semanas. El tratamiento se inicia con una inyección intravítrea al mes hasta alcanzar la AV  pueden ser necesarias tres o más inyecciones consecutivas mensuales, posteriormente se determinan según criterio médico y  la valoración de la AV y/o parámetros anatómicos. Se interrumpe en el caso de que los parámetros visuales y anatómicos no mejoren.  El procedimiento de la inyección debe llevarse como es lógico en condiciones asépticas, con uso de guantes estériles. Antes de la inyección se debe desinfectar la piel de la zona periocular y administrar una anestesia adecuada.

Conclusión

Es necesario un control de las alteraciones de la coagulación, trastornos del  metabolismo de los lípidos por la relación con la aparición de la OVCR.

La OCT es un buen marcador para conocer la mejora con el tratamiento de la inyección intravítrea de Ranibizumab Lucentis R y la disminución del edema macular en OVCR.