La epididimitis, definida como inflamación del epidídimo, es la causa más común de dolor escrotal en adultos. Frecuentemente, su evolución implica también la inflamación asociada a dolor testicular, lo que conocemos como orquiepididimitis. Por otro lado, la orquitis aislada es una enfermedad mucho menos frecuente y cuya etiología suele ser viral.
La causa más frecuente de esta patología es la infección bacteriana y suele ser el resultado de la diseminación desde la misma desde vejiga, la uretra o la próstata. Los gérmenes aislados con mayor frecuencia son Escherichia coli, Klebsiella y Pseudomonas sp, aunque en varones jóvenes se deberían tener en cuenta también microorganismos de transmisión sexual, como Chlamydia trachomatis o Neisseria gonorrhoeae.
La clínica se caracteriza por inflamación e induración del epidídimo, que se puede acompañar de inflamación del testículo y de las cubiertas escrotales, hidrocele reactivo o eritema caliente a nivel cutáneo. Puede asociarse también a fiebre alta con escalofríos y síntomas miccionales irritativos.
El diagnóstico se basa en la exploración física, que se puede confirmar con un análisis de orina y cultivo, aunque estos pueden ser negativos en ausencia de sintomatología miccional. En hasta el 55-75% de los casos no se aísla el patógeno y se considera de etiología idiopática.
El tratamiento de la orquiepididimitis no complicada tiene como objetivo aliviar la inflamación y la infección concomitante, basándose en tratamiento antibiótico oral, fármacos antiinflamatorios y medidas físicas como el frío local, el reposo y la elevación escrotal. Es conveniente portar un suspensorio o calzoncillo ajustado durante los primeros días para aliviar el dolor y la inflamación local, incluso durante el descanso nocturno.
Es importante informar al paciente de que las molestias y, en particular, la inflamación escrotal, persistirán durante varios días o incluso 2-4 semanas, a pesar de haber iniciado el antibiótico. Otros síntomas, como la fiebre, el malestar general o el dolor local intenso, sin embargo, deberían ceder en los primeros 2-3 días.
En ocasiones esto puede generar malestar y angustia en el paciente, que no sabe si está evolucionando correctamente, por ello es importante que conozca cuál es el curso natural de esta infección, así como los signos de alarma por los que debería volver a consultar.
Ante la presencia de mal estado general con sospecha de sepsis, debe plantearse la hospitalización con tratamiento antibiótico intravenoso. En estos casos la respuesta clínica del paciente se debe reevaluar a las 48-72h de iniciar el antibiótico, descartando posibles abscesos testiculares o epididimarios en ausencia de mejoría clínica.
AUTORES
Amaia Arrizabalaga Solano, Marta Burbano Herraiz, Ana Aldaz Acín, Inés Giménez Andreu. Residentes de Urología del Hospital Miguel Servet (Zaragoza)
Mónica Sanz del Pozo, Pablo Oteo Manjavacas. Adjuntos de Urología del Hospital Miguel Servet (Zaragoza)
María Jesús Gil Sanz. Jefa del Servicio de Urología del Hospital Miguel Servet (Zaragoza)