Las señales externas que nos rodean representan el motor de nuestra vida. Los estímulos que percibimos por los sentidos: colores, olores, sabores, … generan sensaciones diferentes en cada uno de nosotros que quedarán grabadas en nuestra mente como un recuerdo positivo o negativo.
No hace mucho tiempo, apareció en nuestra sociedad un “exterminador de recuerdos” si es que así podemos llamarle a este agente infeccioso que, ha sido el protagonista de todas las conversaciones, medios de comunicación y hospitales a nivel mundial desde el año 2019, el virus de tipo ARN, SARS-COV-2.
Actualmente (18-12-2022) en España son 165.00 los casos de contagios producidos por la covid-19 notificados en los últimos 7 días, siendo la incidencia acumulada de 511/100.000 habitantes. Existen ya en España 5,5 millones de casos confirmados, se puede calcular que los afectados seria al menos 2 veces más si tenemos en cuenta a los asintomáticos y a los casos no controlados.
Los principales síntomas según su frecuencia de manifestación en la población general son: fiebre, tos, anosmia, ageusia, fatiga, náuseas, diarrea, etc. siendo la anosmia y la ageusia los síntomas más específicos provocados por este agente viral.
Según las estadísticas epidemiológicas, el coronavirus presenta la capacidad de repercutir sobre el olfato y, por consiguiente, también sobre el gusto, ya que existe una acción sinérgica entre ambos sentidos que nos permite identificar por medio del olfato, el sabor.
Se dice que la anosmia representa un importante marcador clínico de Covid.
Trastornos del olfato
Se pueden clasificar en alteraciones de tipo:
1. Cuantitativo al especificar el umbral olfatorio individual personal.
• Anosmia: Pérdida total de la capacidad olfativa.
• Hiposmia: Disminución de la capacidad olfativa con aumento del umbral olfativo.
• Hiperosmia: Aumento de la capacidad olfativa con disminución del umbral olfativo.
2. Alteraciones de tipo cualitativo según la interpretación y descripción de los diferentes olores percibidos.
• Cacosmia: Percepción de un olor desagradable ocasionado por estímulos propios sin existencia de partículas olorosas ambientales.
• Parosmia: Distorsión de la realidad en la que un olor agradable es percibido como desagradable.
• Osmofobia: Sentimiento de miedo expresado ante la presencia de determinados olores como consecuencia de experiencias vitales sufridas previamente.
Mecanismos de contagio
El contagio entre seres humanos se produce por medio aéreo, gotas y contacto. El agente viral accede al interior celular por medio de un receptor expresado en la superficie celular para la enzima conversora de angiotensina 2 (ECA-2). Dicho receptor se localiza en vías respiratorias, pulmón, riñón, intestino delgado, mucosa olfatoria y SNC. El virus tendría una puerta de entrada directa por medio de la mucosa olfatoria destruyendo las neuronas sensoriales olfativas causando cualquiera de las alteraciones antes mencionadas.
Otras causas de anosmia
• Infecciones por virus: Resfriado común, gripe… Normalmente a diferencia del Covid se acompañan de congestión nasal, rinorrea…
• Rinitis alérgicas, rinosinusitis crónica, poliposis nasal…
• Traumatismos craneoencefálicos.
• Otras más raras: tumores, exposición a tóxicos, Alzhéimer, radiaciones….
Diagnóstico
La técnica empleada en la detección de la pérdida olfativa es la olfatometría. Una prueba subjetiva que dependerá de la colaboración del paciente, experiencia del explorador, edad, sexo y hábitos del paciente, entre otros. La sustancia olorosa es transportada por medio de un soporte gaseoso, líquido o sólido inodoro y transmitida por vía nasal, principalmente. Los más empleados son: un set de frascos con 24 olores distintos por medio gaseoso y el olfatómetro de Davis que consiste en la olfacción de unas tiras de olores adheridas en soporte de papel.
Por otro lado, están las pruebas objetivas no dependientes de respuestas por parte del paciente como son los potenciales evocados olfatorios (OEP) y los potenciales evocados quimiosensibles (CSSEP) que captan y registran la actividad eléctrica cerebral a través de estímulos olorosos.
Tratamiento
Va dirigido a la recuperación olfatoria y continúa en estudio, siendo hasta el momento lo más empleado, el consumo de piracetam, corticoides, vitamina A y complejo vitamínico B con el fin de favorecer la reepitelización neuronal a nivel de la mucosa olfatoria. Igualmente se emplean los corticoides tópicos nasales por el mismo motivo y por eliminar la congestión acompañante.
También son muy empleados los kits de rehabilitación olfatoria compuesto por 4 aceites esenciales: frutal, resinoso, floral y especiado.
En caso de alteraciones cualitativas de la olfacción, como las parosmias invalidantes, es posible el empleo de tratamiento médico con hidrocloruro de cocaína tópico y clorhidrato de tetracaína, así como, una bulbectomía transfrontal; una intervención quirúrgica no exenta de riesgos para provocar una anosmia de carácter irreversible.
Actualmente, existen líneas de investigación dirigidas hacia el desarrollo de células madre pretendiendo lograr por este medio una regeneración axonal completa con la consiguiente recuperación olfatoria.
Pronóstico
Se estima que la duración media de la anosmia es de 8,33 días. La hiposmia en torno a 17 días. El 90% de los pacientes recupera el olfato plenamente a los 90 días pero existe un porcentaje mínimo de pacientes que no recuperarán el olfato. Se aconseja a este tipo de pacientes la instalación de detectores de humos y gases y prestar atención a las fuentes de emisión de CO2. Las técnicas de psicoterapia podrían resultar beneficiosas como tratamiento complementario en aquellos pacientes que no aceptan ni toleran adecuadamente dicha alteración en la olfacción.
Conclusión
El sentido del olfato es esencial en la vida cotidiana, no solo en relación con la alimentación también en la posibilidad que nos da de evocar recuerdos. Se dice que recordamos el 35% de lo que olemos, el 5% de lo que vemos, el 2% de lo que oímos y el 1% de lo que tocamos.
Su falta nos hace comprender su importancia que se ha puesto de manifiesto en la pandemia Covid. En dicha enfermedad su presencia puede ser clave en su diagnóstico y posterior evolución.