La tos: qué es, por qué la tengo y cómo la puedo combatir


Tina Herrero Jordán. FEA Neumología Hospital Reina Sofía de Tudela. Susana Clemos Matamoros, Adriana Ger Buil y María Jesús Igúzquiza Pellejero. FEA Medicina Interna. Hospital Reina Sofía de Tudela

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La tos es un acto reflejo, provocado en ocasiones de forma voluntaria, cuya finalidad es la expulsión de cualquier elemento extraño de las vías respiratorias, ya sea moco, cualquier otro tipo de líquidos o elementos sólidos.

Es uno de los síntomas clínicos más frecuentes y es responsable de entre el 20% y 30% del total de visitas médicas, siendo la tercera causa de consulta en atención especializada en Neumología, sólo por detrás del asma y la EPOC (enfermedad pulmonar obstructiva crónica).
La tos puede ser un síntoma más en el conjunto de una enfermedad del aparato respiratorio, cardiocirculatorio o digestivo, o sencillamente ser un síntoma aislado sin relación con ninguna patología, ni torácica ni extratorácica.
Podemos clasificar la tos atendiendo a múltiples criterios, lo más habitual será hacerlo según si es productiva (moviliza algún tipo de secreción) o seca (no moviliza secreciones) o según su tiempo de evolución/duración.
Dependiendo de la duración de la tos podemos clasificarla en:
• Tos aguda: cuya duración estará por debajo de las 4 semanas.
• Tos subaguda: duración entre 4 y 8 semanas.
• Tos crónica: duración por encima de las 8 semanas.

Mecanismo de producción de la tos

La tos no es más que un mecanismo de protección de nuestros pulmones y nuestra vía aérea, ante cualquier tipo de elemento (mecánico, químico, térmico…) capaz de generar un daño a dicho nivel. La aparición de la tos es habitualmente involuntaria, pese a que, como ya hemos indicado, también puede provocarse de forma voluntaria.
Su producción depende de la coordinación adecuada entre los movimientos de apertura y cierre de la glotis y la musculatura respiratoria, tanto en la inspiración como en la espiración.
Cuando se produce la coordinación entre todos estos elementos, se genera la salida de aire a gran velocidad, desde pulmones y vías aéreas hacia el exterior, logrando así arrastrar el exceso de moco, o cualquier elemento o partícula extraña existente en los bronquios o tráquea, y, por tanto, manteniendo las vías aéreas y los pulmones libres de cualquier elemento nocivo.
El mecanismo de producción de la tos consta de tres fases:
• Fase inicial: se genera una inspiración breve y profunda.
• Fase compresiva: de forma rápida y coordinada se produce el cierre de la glotis, la relajación diafragmática y, simultáneamente, la contracción de la musculatura respiratoria.
• Fase expulsiva: se abre la glotis de forma súbita, produciéndose un escape explosivo del aire atrapado en la vía aérea que, en caso de ser necesario, provoca la expulsión del moco y/o cuerpos extraños.

Causas de aparición de la tos

Las posibles causas de tos son prácticamente incontables y extremadamente variadas, por lo que se trata de un síntoma altamente inespecífico y de difícil diagnóstico y tratamiento. Las causas más frecuentes varían dependiendo de si se trata de una tos aguda, subaguda o crónica.
Lo más frecuente en el caso de aparición de tos aguda es que algún tipo de infección sea la responsable: resfriado común, bronquitis, traqueítis, faringitis, sinusitis, neumonía… Otras causas menos habituales incluyen: existencia de elementos extraños en vía aérea (alimentos, pastillas, piezas dentales…); tratamiento con ciertos fármacos (principalmente inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina como el Enalapril o el Captopril), tromboembolismos pulmonares…
En el caso de la tos crónica el abanico de posibles causas es, si cabe, aún más amplio. La principal causa, con mucha diferencia, es el tabaquismo: la tos crónica es hasta 3 veces más frecuente en fumadores, o exfumadores recientes, que en personas que nunca han fumado o lo han dejado hace más de 1 año.
Dejando de lado el tabaco, las otras tres principales causas de tos crónica que encontramos habitualmente son: el asma, el reflujo gastroesofágico y el goteo postnasal. Otras causas menos frecuentes de tos crónica incluyen: ansiedad, tuberculosis, acalasia esofágica, fibrosis pulmonar, sarcoidosis, irritación del conducto auditivo, hernia de hiato, tumores torácicos…

Algo a tener en cuenta es que, si en el caso de la tos aguda o subaguda lo habitual es que haya una única causa detrás del cuadro, la realidad de la tos crónica es que tiende a ser un proceso mucho más complejo donde interactúan diferentes entidades, como por ejemplo el tabaquismo y el reflujo gastroesofágico, que se potencian entre sí, generando una tos mucho más resistente a cualquier tipo de medida o tratamiento.
Dado que son tantas las causas que pueden provocar tos, y de tan diferente naturaleza, es importante que seamos conocedores de cuando la tos asocia algún elemento que debe preocuparnos. Los principales signos de alarma asociados a la tos por los cuales deberemos consultar con nuestro médico son: sangre acompañando a la tos, secreciones muy abundantes, ronquera persistente, pérdida de peso, dificultad al tragar y/o atragantamientos repetidos.

Tratamiento

Si bien determinar la causa de la tos es vital para lograr un tratamiento lo más eficaz posible, existen ciertas medidas que deben recomendarse siempre, ya que ayudan a mejorar la incomodidad y malestar que esta genera:
• Hidratación muy abundante: es la medida más importante y eficaz para el tratamiento. La tos genera gran sequedad e irritación de vía aérea, si no se contrarresta con una ingesta abundante de líquidos, la propia sequedad agravará y perpetuará la tos.
• Abandono del tabaquismo, tanto activo como pasivo.
• Humidificar el ambiente: duchas con agua muy caliente que generen gran cantidad de vapor y/o uso de vaporizadores que incrementen la humedad de la habitación y mantenernos unos minutos respirando en ese ambiente.

• Ingesta de: caramelos refrescantes, infusiones con miel, tomillo y/o jengibre…
• En aquellos casos con sospecha de reflujo gastroesofágico será importante evitar ciertos alimentos que lo agravan: alcohol, cafeína, chocolate, cítricos…
• Emplear varios almohadones durante el descanso nocturno para mantener la cabeza elevada.
• Evitar la inhalación de humo, tabaco y polvo, así como los ambientes con aire acondicionado.
• Evitar cambios bruscos de temperatura.
• Fármacos: jarabes y/o pastillas antitusígenas, expectorantes y mucolíticos, como la N-Acetilcisteina, que faciliten la expulsión de las secreciones.

Más allá de las medidas generales, en aquellos casos donde se identifique la causa responsable de la tos, deberemos asociar a estas medidas el tratamiento específico correspondiente:
• Inhibidores de la bomba de protones para mejorar el reflujo gastroesofágico.
• Antihistamínicos, corticosteroides y/o descongestionantes nasales para tratar el goteo postnasal.
• Broncodilatadores inhalados para controlar la sintomatología del asma.
• Antibióticos para aquellos casos en los que exista una infección bacteriana.