En este último año los rastreadores se han convertido en piezas imprescindibles para frenar el avance del covid. Una de las medidas que más ha ayudado al descenso de contagios ha sido la detección de posibles infectados al haber estado en contacto estrecho con una persona con coronavirus. En Aragón esta labor está desempeñada en gran parte por personal de enfermería integrado en el Equipo de Atención Primaria, es decir, en los Centros de Salud.
Todo empieza cuando el resultado de una prueba PCR o de un test de antígenos es positivo. Es entonces cuando el resultado de la prueba se vuelca al sistema informático y el rastreador asignado al centro de salud al que pertenece el paciente llama para informarle del positivo. En esa primera llamada el rastreador hace una valoración del paciente y procede a indicarle las pautas a seguir: la medida más importante es el aislamiento, tanto domiciliario, o en el caso en el que haya varios convivientes, en una habitación.
Como es una enfermedad de declaración obligatoria urgente hay que rellenar una encuesta con diferentes variables que contribuyen a conocer mejor esta nueva enfermedad: se le preguntará al paciente si ha estado en contacto estrecho con un positivo, si ha tenido síntomas, si ha viajado al extranjero…
Por último, los rastreadores ayudan al paciente a echar la vista atrás hasta el día en el que se considera que empezó a tener capacidad para contagiar. El tiempo a tener en cuenta dependerá de si la persona ha tenido o no síntomas, por muy leves que hayan sido. Si ha tenido síntomas el paciente tendrá que recordar las personas con las que haya estado 48 horas antes del inicio de éstos. Si en cambio, no ha tenido síntomas, tendrá que hacer memoria y contar con las personas con las que haya estado 48 horas antes de la realización de la prueba diagnóstica. Pero no vale cualquier persona con la que hayan compartido tiempo, sino que para ser considerado contacto tienen que cumplir dos requisitos: haber estado a una distancia menor de 2 metros y haber estado durante un tiempo total de más de 15 minutos en 24 horas. Hay que explorar todos los entornos, desde los más obvios como el familiar o el laboral hasta encuentros casuales por la calle, visitas al dentista…
Gracias al programa informático, los contactos que declare el positivo llegarán inmediatamente al rastreador del centro de salud al que pertenezcan. Se les informará que deben cumplir un aislamiento domiciliario durante diez días desde el último contacto estrecho con el positivo, que normalmente ha sido anterior al día de la llamada. Hay que insistir en que tampoco se pueden realizar acciones que algunos pacientes consideran básicas como serían ir a hacer la compra, ir a la farmacia, ir a una cita médica… En esos casos deberán recurrir a familiares o amigos, que se lo dejarán en la puerta de casa. Si no contaran con nadie deberán comunicarlo al rastreador, que en colaboración del trabajador social encontrarán una solución.
Lo ideal es realizar una prueba diagnóstica al contacto, con el objetivo de detectar nuevos positivos y poder así frenar el avance de la pandemia. Hasta que se complete la cuarentena el rastreador irá llamando periódicamente a los contactos para conocer su estado de salud. Es importante recalcar que el contacto debe permanecer en su domicilio aunque el resultado de la prueba haya sido negativo. Esto se debe a que una prueba inicial negativa no exime de que más adelante se puedan desarrollar síntomas y el paciente sea contagioso.
Por ejemplo, un paciente que con una prueba negativa en su tercer día tras el contacto retoma su vida normal, podría empezar con síntomas al séptimo día, suponiendo un riesgo para los contactos que hubiera podido tener esos días.
En las llamadas posteriores se reforzará por tanto el aislamiento y se preguntará por los síntomas, ya que si se ha iniciado con sintomatología sería recomendable repetir la prueba diagnóstica.
AUTORES
Sara Viadas Núñez, especialista en Enfermería familiar y comunitaria.
Edurne Amatríain Boleas, especialista en Enfermería familiar y comunitaria.
Corina Butiuc, enfermera.
Ana Gómez Duro, especialista en Enfermería familiar y comunitaria.
Natalia Formento Marín, especialista en Enfermería familiar y comunitaria.