Es un tipo de anemia en el cual la sangre tiene menos glóbulos rojos de lo normal y los glóbulos rojos pueden tener menos hemoglobina de lo normal.
La hemoglobina es la proteina rica en hierro que permite que los glóbulos rojos transporten oxigeno desde los pulmones al resto del cuerpo. El cuerpo necesita oxigeno para funcionar correctamente, pero al tener menos glóbulos rojos o menos hemoglobina, es posible que el cuerpo no reciba suficiente oxigeno.
Causa hasta un tercio de las anemias y ocupa el segundo lugar en frecuencia después de la anemia ferropénica. Es la causa más frecuente de anemia en pacientes hospitalizados y la incidencia se incrementa con la edad.
Es una enfermedad multifactorial que se asocia a pacientes con infecciones crónicas (VIH/SIDA y tuberculosis), inflamación crónica (enfermedad inflamatoria intestinal, enfermedades autoinmunes como artritis reumatoide, lupus) o neoplasias.
También se puede observar en pacientes con insuficiencia renal crónica, trauma severo, diabetes mellitus y en la anemia en el paciente anciano.
¿Por qué se produce?
Existen varios mecanismos fisiopatológicos para su producción:
• Por una reducción en la supervivencia de los glóbulos rojos.
• Por una alteración en la producción de los glóbulos rojos debido a una disminución de eritropoyetina (EPO).
• Por una alteración en el metabolismo del hierro.
Si el paciente tiene anemia por inflamación, es posible que tenga una cantidad de hierro normal, o a veces elevada almacenada en los tejidos del cuerpo, pero una concentración baja de hierro en la sangre. La inflamación podría impedir que el cuerpo use el hierro almacenado para producir suficientes glóbulos rojos saludables y causar anemia.
¿Cómo se diagnostica?
Los síntomas son los mismos que en cualquier otro tipo de anemia e incluyen:
• Ritmo cardiaco acelerado.
• Sensación de cansancio o debilidad.
• Sensación de mareo, aturdimiento o desmayos.
• Cansancio fácil durante o después de la actividad física.
• Palidez de la piel.
• Falta de aliento.
También deben tenerse en cuenta los síntomas del trastorno de base del paciente para orientarnos en el diagnóstico.
Es muy importante realizar una analítica completa que incluya hemograma para analizar muchas partes y características de la sangre. Un frotis de sangre periférica para examinar el tamaño, la forma y la cantidad de los glóbulos rojos en la sangre.
En algunos casos si existe sospecha de un trastorno de base no diagnosticado deben realizarse pruebas complementarias para llegar al diagnóstico.
¿Cómo tratar la anemia por enfermedad crónica?
Tratar la enfermedad de base que tiene el paciente y en algunos casos si coexiste déficit de hierro, vitamina B12 o ácido fólico es importante corregir los déficits con suplementos.
La trasfusión de sangre sólo está indicada cuando la cifra de hemoglobina es baja y en pacientes sintomáticos con escasa reserva cardiopulmonar, en caso de cirugía mayor y complicaciones hemorrágicas.
En pacientes con insuficiencia renal crónica y anemia de trastornos crónicos está indicado el uso de eritropoyetina (EPO).
¿Qué consecuencias puede tener la anemia crónica?
La anemia de trastornos crónicos por lo general es leve o moderada, pero si la anemia se agrava, la falta de oxígeno en la sangre puede causar síntomas como cansancio, falta de aliento o debilidad.
En las personas con enfermedad renal crónica, la anemia grave puede aumentar la probabilidad de desarrollar síntomas cardiacos.
La evolución clínica en estos casos depende de la enfermedad de base, aunque la anemia por si misma puede ensombrecer el pronóstico en determinadas situaciones como por ejemplo en las neoplasias.
No debemos olvidar que en casos de anemia grave puede llegar a ser mortal, de ahí la importancia de diagnosticar, tratar y realizar un seguimiento adecuado de la enfermedad.