El problema que tienen los vuelos de larga duración es que con ellos surge la posibilidad de padecer el Síndrome de la Clase Turista.
Consiste en la formación de coágulos en las venas de las piernas debido al largo período de tiempo que permanecemos sentados y prácticamente inmóviles durante el vuelo.
Este síndrome fue definido a finales del siglo XX cuando se detectó que personas que realizaban viajes en avión de larga duración tenían un riesgo mayor de sufrir una trombosis venosa profunda (TVP) y su principal complicación el tromboembolismo pulmonar.
Existen tres condiciones subyacentes que predisponen a la trombosis:
1. Disminución del flujo de sangre (estasis).
2. Lesiones del endotelio vascular.
3. Cambios en el sistema de coagulación de la sangre.
Los factores de riesgo asociados a esta patología son:
• Edad mayor de 40 años.
• Mujer.
• Obesidad.
• Embarazo, posparto y trastornos obstétricos.
• Enfermedades diversas (cardiopatías, alteraciones de la coagulación, neoplasias).
• Medicamentos como anticonceptivos, corticoides y diuréticos.
• Traumatismos y cirugía recientes.
• Inmovilidad (ortostatismo y posición sedentaria prolongada).