La exposición a la anestesia general o sedación siempre conlleva cierto grado de riesgo. Sin embargo, en personas fumadoras, estos riesgos pueden aumentar significativamente debido a los efectos nocivos del tabaco en el sistema respiratorio, cardiovascular y en la capacidad del cuerpo para recuperarse de una intervención quirúrgica.
Este artículo explora las principales complicaciones asociadas con el tabaquismo en el contexto anestésico, así como las recomendaciones médicas más importantes para mitigar dichos riesgos.
Complicaciones y riesgos asociados al tabaquismo
1. Complicaciones respiratorias
• El tabaquismo afecta directamente a los pulmones y las vías respiratorias, lo que puede causar:
• Mayor producción de moco bronquial y secreciones, dificultando tanto la respiración espontánea como la ventilación mecánica.
• Mayor riesgo de broncoespasmo y laringoespasmo.
• Enfermedades pulmonares crónicas (como EPOC) que complican el intercambio gaseoso durante la cirugía.
• Mayor probabilidad de infecciones respiratorias postoperatorias.
2. Problemas cardiovasculares
• Aumento del riesgo de arritmias y eventos cardiovasculares durante y después de la cirugía.
• Hipertensión e isquemia miocárdica.
3. Alteración en la cicatrización de heridas
• Reducción en la oxigenación tisular, lo que retrasa la cicatrización.
• Mayor riesgo de infecciones en el sitio quirúrgico.
• Aumento en la incidencia de complicaciones como dehiscencia (apertura de heridas).
Recomendaciones preoperatorias para personas con hábito tabáquico
1. Dejar de fumar antes de la cirugía
Los estudios demuestran que dejar de fumar incluso 4 a 6 semanas antes de la cirugía puede mejorar notablemente los resultados postoperatorios:
• Mejora la función pulmonar.
• Disminuye la producción de moco y la inflamación de las vías aéreas.
• Reduce el riesgo de infecciones y favorece la cicatrización.
2. Consulta preanestésica
Es fundamental informar al anestesiólogo sobre el hábito de fumar para:
• Evaluar la función pulmonar.
• Planificar el manejo de la vía aérea de forma más segura.
• Posibilita un enfoque personalizado para la anestesia y el postoperatorio.
• Optimización del Estado General.
• Tratamiento de afecciones pulmonares preexistentes.
• Ejercicios de fisioterapia respiratoria en casos seleccionados.
Conclusión
Fumar no solo representa un riesgo general para la salud, sino que también incrementa de forma significativa las complicaciones asociadas con la anestesia y la cirugía. Abandonar el tabaco, incluso por un corto período antes de una operación (4-6 semanas previas), puede tener beneficios tangibles y mejorar la seguridad del procedimiento.
AUTORES
Paola Navarro Lago. Médica Adjunta de Anestesiología y Reanimación en el Hospital Reina Sofía de Tudela.
Ainara Baines García. Médica Adjunta de Aparato Digestivo en el Hospital Reina Sofía de Tudela.
Edurne Ramírez del Arco. Técnica Auxiliar de Cuidados en Enfermería en el Hospital Reina Sofía de Tudela.
Mercedes Vicente de Vera Bueno. Médica Residente Cardiología en el Hospital Universitario Joan XXlll de Tarragona.
Antonio Martín Rubio. Médico Adjunto de Anestesiología y Reanimación en el Hospital Reina Sofía de Tudela


