El cuerpo y organismo de la mujer sufren grandes e importantes cambios durante la gestación y el parto. Tras el nacimiento del bebé se inicia un proceso de recuperación que es lento y gradual.
El embarazo y el parto, tanto si es vaginal como si es por cesárea, son factores etiopatogénicos entre otros de incontinencias urinarias, disfunciones anorectales y de problemas de estabilidad pélvica, tanto a corto como a largo plazo.
Al igual que es importante realizar controles y programas de educación maternal durante el embarazo es imprescindible mantener intervenciones durante el postparto, ya sean preventivas o de carácter terapéutico.
Suelo pélvico
Durante el postparto más inmediato, en el que la mayoría de los músculos están distendidos o lesionados, especialmente los músculos del abdomen y del suelo pélvico, se realizará un trabajo desde el campo de la prevención. En este momento, es fundamental la educación postural. Enseñar una correcta higiene postural intentando así proteger al suelo pélvico de todos los aumentos de presión intraabdominal que secundariamente pueden repercutir en el mismo es crucial para evitar el agravamiento de las lesiones.
Por otra parte, la postura que adoptamos repercute directamente sobre la actividad de los músculos esqueléticos, siendo una manera de comenzar con un trabajo de activación muscular de forma indirecta y suave. Haremos especial hincapié en los cambios posturales y en momentos concretos como puede ser el de la defecación o de la lactancia.
Con la educación postural también enseñamos a evitar posturas incorrectas con los consiguientes desequilibrios y problemas musculares.
Recomendaciones
• Evitar la bipedestación prolongada y la carga de pesos.
• Incentivar el descanso (no la inmovilización).
• Incorporarse de la cama siempre desde una posición de decúbito lateral.
• Se deben enseñar unos buenos hábitos de micción, y especialmente una correcta mecánica evacuatoria, siempre sin forzar la salida si no hay deseo. Una postura recomendable sería sentarse con una flexión de cadera superior a 90º, para lo cual es útil colocar un pequeño banco bajo los pies, elongación de la columna e inclinación del tronco ligeramente hacia delante y sin realizar maniobra de Valsalva durante el empuje, es decir permitiendo la salida del aire.
• Realizar contracciones perineales (ejercicios de Kegel) varias veces al día de forma lenta y suave y sin que haya dolor, favoreciendo así la circulación de la zona y por tanto la cicatrización y el dolor.
Existe un tiempo de recuperación fisiológico tras el parto en el que muchos de los síntomas que experimenta la mujer durante el postparto más inmediato evolucionan hacia una curación espontánea. Trascurrido este tiempo es conveniente hacer una valoración de la pared abdominal, del suelo pélvico, de la zona pélvica y la columna, ir realizando un trabajo de reeducación muscular específico, e intensificándolo de forma suave y progresiva.
Resultaría a largo plazo ineficaz la recuperación de las regiones anteriores de forma aislada, especialmente cuando hablamos de la musculatura del suelo pélvico y de la pared abdominal, debido a la estrecha relación anatómica y biomecánica que guardan entre sí.
Si la mujer continúa con ciertos síntomas desencadenados tras el parto pasadas seis semanas, como pueden ser una incontinencia urinaria, requerirá un tratamiento más específico de rehabilitación.
En la intervención postnatal se encuentra el momento ideal para prevenir el número de incontinencias y prolapsos del futuro.