Edgar, un joven de 16 años de Caranavi, Bolivia, perdió a su padre por la COVID-19, lo que lo obligó a trabajar de día y asistir a la escuela nocturna para ayudar a su familia. Sufría problemas de visión por astigmatismo y vivía con su madre, enferma de diabetes. Estas dificultades afectaban tanto su capacidad para estudiar como para trabajar. Sin embargo, gracias al proyecto “Salud Ocular Inclusiva”, recibió unas gafas que mejoraron su calidad de vida. Ahora, puede retomar sus estudios con más motivación y ayudar mejor a su familia. A pesar de los desafíos, Edgar tiene esperanza y determinación para superar las dificultades.
Como Edgar, más de 1.100 millones de personas en el mundo sufren deficiencias visuales graves, y el 90% de ellas viven en zonas muy desfavorecidas. En estos lugares, la mala alimentación, la falta de higiene y la escasa atención médica empeoran su salud ocular, afectando su vida diaria: estudiar, trabajar o cuidar de sus familias se vuelve casi imposible. La mayoría de estas personas son mujeres.
La buena noticia es que la mayoría de estos problemas de visión tienen soluciones sencillas y asequibles. Recuperar la vista es recuperar la vida, y luchar contra la ceguera evitable significa también luchar contra la pobreza.
La Fundación Ojos del Mundo trabaja para que personas sin recursos en países en desarrollo puedan acceder a atención ocular de calidad. Desde 2001, la Fundación se dedica a prevenir y tratar enfermedades visuales que pueden corregirse fácilmente, como cataratas, problemas de refracción o infecciones oculares.
Ojos del Mundo nació después de que su presidente, Rafael Ribó, y su vicepresidente, Borja Corcóstegui, visitaran los campamentos de refugiados saharauis. Al ver las graves deficiencias visuales de la población, decidieron crear la Fundación. Hoy, además de los campamentos saharauis, la Fundación tiene proyectos en Mozambique, Bolivia y Mali.
El éxito de Ojos del Mundo se debe a la colaboración con las autoridades sanitarias locales y la formación de personal en terreno en todos los niveles, desde agentes de salud en aldeas hasta especialistas en oftalmología. Además, proporcionan a los centros de salud el equipamiento necesario y educan a la población sobre el cuidado de la vista y la higiene ocular.
Gracias a esta estrategia, la Fundación ha mantenido sus proyectos en marcha, incluso en momentos difíciles, como durante la pandemia de COVID-19 o en medio de conflictos armados.
Con sede central en Barcelona, Ojos del Mundo cuenta con una red de delegaciones en varias regiones, siendo Navarra una de las principales. Aquí, la Fundación recibe el apoyo de instituciones como el Gobierno de Navarra, además de empresas y particulares que colaboran para que su misión siga adelante.
Infórmate mejor:
www.ojosdelmundo.org | fundacion@ojosdelmundo.org
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