Desde la antigüedad se ha considerado el deporte como un medio para llegar a la salud y el bienestar tanto físico como psíquico del hombre. En la medicina, y concretamente en la cardiología se piensa lo mismo acerca de la evolución de las enfermedades o patologías que afectan al corazón y desde hace bastantes décadas se ha decidido utilizar la actividad controlada como parte del tratamiento posterior a un evento cardiovascular.
El programa de rehabilitación se lleva a cabo mediante la realización de actividades físicas controladas por un especialista y bajo la dirección de un monitor y consta fundamentalmente de dos partes diferenciadas: trabajo aeróbico (cicloergómetro o tapiz rodante) y circuitos de ejercicios de mantenimiento, donde se trabaja la movilidad, coordinación, elasticidad y flexibilidad, cualidades fundamentales no sólo para recuperarse sino para llevar una vida normal con sus actividades habituales.
Los Objetivos Generales van a ser: incremento de la capacidad para el esfuerzo físico,corrección de los posibles deterioros psicológicos, condición idónea para la práctica deportiva no competitiva, retorno temprano a la actividad laboral y mejora de las relaciones sociales y familiares. Todos estos objetivos consiguen una mejora significativa en la calidad de vida del paciente, disminuyendo considerablemente la reincidencia de eventos cardiovasculares e incrementando la supervivencia de forma notable, es decir, mejorando netamente el pronóstico de la enfermedad.
El entrenamiento físico produce una serie de mejoras objetivas de las cuales vamos a comentar las más importantes:
- Aumento del consumo de oxígeno, mejorando la capacidad funcional.
- Facilitando el trabajo muscular mediante incremento de mitocondrias y enzimas oxidátivas que mejoran la producción de energía y mejor utilización del oxígeno.
- Disminución de niveles de frecuencia cardiaca y tensión arterial, tanto en reposo como en los distintos niveles de esfuerzo, incrementando el umbral de la angina, si la hubiese, y disminuyendo la incidencia de arritmias.
- En la sangre: disminución de colesterol y mejora del control de glucemia. Aumento del número de hematíes.
- Mejora del trabajo respiratorio y del intercambio gaseoso.
- Mejora significativa en aspectos psicológicos como ansiedad, depresión, miedo, aumentando la autoimagen y las ganas de vivir.
- Desarrollo positivo de todo el sistema osteo-articular, aumentando cualidades como: movilidad, flexibilidad, velocidad de reacción, coordinación y potencia muscular.
Todos estos efectos, junto a las indicaciones dietéticas van a derivar en una reducción de peso total y concretamente del porcentaje graso del sujeto.
El riesgo del programa es mínimo en comparación con los beneficios, debido al exhaustivo control médico que se lleva a cabo, con pruebas de esfuerzo cada 6 meses para comprobar la evolución y adelantarse a los problemas que puedan derivarse de la evolución de la enfermedad.
Estos mismos programas pueden ser muy interesantes para personas que no han padecido enfermedad pero que padecen factores de riesgo como: hipertensión arterial, colesterol alto, obesidad, diabetes, tabaquismo, estrés, etc.
La indicación es para casi todos los tipos de patología cardíaca, isquémica, valvular, arrítmica y también en la recuperación de cirugía y transplante cardíaco. Lo ideal es realizarlo en grupo, bajo la dirección de un entrenador, en locales apropiados y por supuesto con la ropa adecuada, aunque en ocasiones esto es difícil, por el lugar de residencia, en cuyo caso recomendamos ponerse en contacto con centros de este tipo para que supervisen periódicamente la actividad física del paciente que realiza el programa en su casa.
Está documentado el efecto positivo logrado por el deporte en las patologías cardiovasculares en infinidad de trabajos científicos, cuantificando con cifras muy llamativas todas las mejoras, pero al final lo importante es el incremento en la calidad de vida de los pacientes que por la causa que sea, ha padecido un accidente cardiovascular.