Hablamos del modo respiratorio cuando atendemos a la forma con la que ingresa el aire durante la inspiración.
Un modo respiratorio nasal es aquel en el que el aire es ingresado por la nariz, con la cavidad oral cerrada. Para considerar un patrón respiratorio adecuado, se utiliza la nariz y la entrada-salida de aire es silente. Los labios permanecen cerrados, la lengua alta y apoyada en el paladar.
La función de la nariz no solo está en la respiración o en la olfacción, sino que cumple otras muchas funciones como actividades antimibrobianas, filtración, humidificación o calentamiento del aire.
Dicho patrón respiratorio nasal predispone a la regularidad de las funciones orofaciales (succión, deglución, masticación y habla) y a un adecuado crecimiento y desarrollo musculo-esquelético de la región orofacial, en edad infantil. En adultos, dicho equilibrio de presiones y el desempeño correcto de las funciones, garantiza la estabilidad de las estructuras ya modeladas.
Opuesto al modo respiratorio nasal, encontramos la respiración oral, en la que la persona tiene la cavidad oral abierta en inspiración. La entrada de aire en ciertas situaciones como el habla, canto o diversas actividades deportivas, suele ser oral u oronasal y se considera normal. Fuera de estas actividades, supone una manera inadecuada de respirar, pudiendo ocasionar diversas alteraciones.
Si una persona respira por la boca más del 6% de su día a día durante más de 6 meses (actividad no verbal y no deportivas), se considera respiradora oral. Cuanto más se eleve ese porcentaje con el ingreso de aire por boca, más severa será la alteración.
El enfoque para cualquier tratamiento debe pasar por la comprensión de su etiología.
¿Por qué se convierte la respiración nasal en oral? ¿Cuándo se convierte una persona en respiradora oral?
Puede establecerse a partir de causas inflamatorias (rinitis, sinusitis), infecciosas (resfriado común, alergias), anatómicas (desviaciones del septo nasal, hipertrofia de cornetes, hipertrofia de amígdalas faríngeas y palatinas) u otras causas (flacidez y baja actividad muscular de la región orofacial, malformaciones congénitas, daño neurológico, factores psicoemocionales o alimentares, etc.). Las causas, por lo tanto, pueden ser exógenos y endógenos, y funcionales u orgánicos.
¿Cuáles son las consecuencias de respirar por boca?
Una persona con respiración oral puede presentar alteraciones musculares (hiperfuncionalidad e hipofuncionalidad) y de las funciones estomatognáticas (masticación ineficiente, deglución con interposición lingual, habla imprecisa, exceso de saliva), alteraciones craneofaciales (crecimiento facial vertical predominante, dimensiones faciales transversales estrechos como paladar estrecho y alto), alteraciones dentarias (sobremordidas o resaltes, mordida abierta anterior, mordida cruzada, apiñamiento dentario, mayor incidencia de caries), alteraciones corporales (cabeza anteriorizada, aumento de la lordosis cervical y lumbar, escápulas aladas, pies planos), dolores en distintas regiones del cuerpo (cervical, lumbar, orofacial), cefaleas, halitosis, labios resecos, tendencia a desarrollar infecciones (amigdalitis, otitis), alteraciones de sueño, irritación, fatiga, insomnio, ansiedad, eneuresis, etc.
¿Cuál es la función del logopeda especialista en Motricidad Orofacial en relación a la respiración oral?
Desde la especialidad logopédica de Motricidad Orofacial, se realiza una anamnesis enfatizando las preguntas relacionadas con la salud respiratoria, medicación, episodios de otitis, calidad del sueño, hábitos orales lesivos que supongan cambios en la oclusión dental, alimentación, etc. Posteriormente se lleva a cabo una valoración postural y de la morfología orofacial. Se hacen pruebas de permeabilidad nasal, pruebas de Glatzel, de Rosenthal. Se evalúan las funciones orofaciales (deglución, masticación, etc.) dada su interrelación. Pueden aplicarse pruebas complementarias derivando a otros profesionales si fuese necesario (pediatría, odontología, otorrinolaringología, neumología, etc.).
El objetivo final será obtener unos objetivos de intervención de acuerdo con la evaluación y el diagnóstico realizado. Dichos objetivos varían de caso a caso. Por ejemplo, en los casos de etiología orgánica podrá requerirse un tratamiento médico-quirúrgico previo al tratamiento logopédico.
¿Cuál sería la actividad terapéutica más adecuada?
Desde la logopedia se puede actuar y ofrecer un tratamiento dirigido a restablecer o normalizar la función respiratoria.
Tratar de equilibrar la musculatura extraoral del tercio medio e inferior de la cara, y la intraoral de la cavidad oral y faringo-laringea. Enseñar al paciente a realizar una correcta higiene nasal (sueroterapia, masaje, inhalaciones), a aumentar la percepción de nariz con y sin obstrucción, a realizar entrenamiento muscular orofacial basados en la evidencia (sin producir compensaciones y tensión muscular innecesaria), a realizar estimulación olfativa, automatización y generalización el modo respiratorio nasal realizando incluso un plan de trabajo que abarque tanto la familia como la escuela (en el caso de los pacientes infantiles) y en ámbito laboral, social y otras rutinas de la vida diaria (en el caso de los adultos).
Pero fundamentalmente, la logopedia reeduca la respiración nasal junto a otras funciones orofaciales (masticación, deglución, habla) que en mayor o menor medida pueden estar alteradas debido a la respiración oral.
La respiración se considera una función prioritaria. Podemos estar unos minutos sin masticar, tragar y hablar, pero no sin respirar. Está científicamente comprobada la interacción entre el modo respiratorio, el desarrollo de estructuras craneofaciales y la postural corporal. Es por todo ello por lo que se debería prevenir la respiración oral, y reconocer las señales que delatan su presencia con el fin de realizar acciones preventivas y correctoras.
La respiración nasal supone una mayor calidad de vida, condiciona el desarrollo del sistema estomatognático y mantiene en equilibrio a todo el organismo.