Los disruptores endocrinos son unas sustancias químicas ajenas al cuerpo humano o al de los animales, que son capaces de producir una alteración en el equilibrio hormonal de los mismos, provocando ”efectos adversos en la salud” de las personas y en sus descendientes. Suelen ser productos químicos sintetizados por el hombre y también se pueden encontrar de forma natural en el medio ambiente.
Nuestro sistema hormonal regula funciones vitales en nuestro cuerpo incluso en el desarrollo embrionario, relacionándose con el sistema inmune y nervioso. Está formado por glándulas, hormonas que actúan como mensajeros y por los receptores hormonales.
Las hormonas pueden actuar a niveles muy bajos siendo muy eficaces. Cada uno de nosotros presentamos diferente cantidad de hormonas dependiendo de la edad, sexo, estado de salud y también del momento del ciclo reproductor.
Alteración en el equilibrio hormonal
No se conoce bien la relación que hay entre la dosis de estos y las alteraciones que puedan provocar. Pueden ocasionar efectos a dosis muy bajas, pueden actuar combinados, no tienen una relación lineal dosis-efectos, no tienen un umbral seguro de exposición, provocan una alteración en el equilibrio hormonal (de ahí su nombre de disruptores endocrinos químicos) y las consecuencias pueden aparecer tras varios años de latencia. Biólogos expertos en reproducción, endocrinos, naturalistas, toxicólogos, a mediados del siglo pasado fueron observando la capacidad de algunas sustancias químicas sintéticas de interferir en el sistema hormonal del ser humano y la fauna, provocando graves problemas como la esterilidad, con la consiguiente pérdida de capacidad reproductora, deformaciones en los órganos reproductores y muerte a edades tempranas. También una disminución en la respuesta del sistema inmunológico y tumores.
Los mecanismos de acción más estudiados de los disruptores endocrinos son:
• Niveles hormonales en sangre anormales.
• Alteración del comportamiento sexual.
• Reducción de la fertilidad.
• Masculinización de hembras.
• Feminización de machos.
• Modificación del sistema inmunológico.
• Criptorquidia (no hay descenso testicular).
• Malformaciones en trompas de Falopio, útero y cérvix.
• Cáncer en órganos reproductores femeninos y masculinos.
• Alteración en la estructura ósea.
Pendientes de la contaminación
Curioso fue el estudio que se hizo a hijas de mujeres que fueron tratadas con un estrógeno sintético (dietil-estil-bestrol) DES. Se usaba para prevenir abortos y las mujeres tratadas con este compuesto mostraron problemas reproductivos, malformaciones en órganos de reproducción e incluso cáncer.
Desde el final de la II Guerra Mundial la población ha ido evolucionando rápidamente. Ha ido aumentando la contaminación química debido al desarrollo tecnológico y a las actividades humanas. Todo ello nos ha llevado a estar muy pendientes de la contaminación ya que es la gran amenaza de la vida en nuestro planeta.
La vía de entrada de los contaminantes hormonales y su forma de exposición es variada, se ha observado que la principal para el ser humano es la vía digestiva debido a su acumulación en la cadena alimenticia. Pueden degradarse rápidamente en el interior del cuerpo humano produciendo daños importantes en la salud. Los periodos críticos más estudiados son el prenatal y el desarrollo postnatal. Durante el perinatal pueden no manifestarse hasta mucho más tarde. Los efectos de una generación pueden transmitirse a futuras generaciones.
¿Dónde encontramos a los disruptores endocrinos?
En productos químicos desarrollados sintéticamente y usados con fines diferentes como por ejemplo: biocidas, plaguicidas, aditivos en la pasta dentífrica, componentes de polímeros plásticos como el PVC, en detergentes, en latas de conserva, parabenos que se usan en antitranspirantes y cosméticos, en la ropa, en medicamentos sintéticos con una alta actividad hormonal intencionada, como los anticonceptivos hormonales y la terapia hormonal sustitutiva en menopausia, cuyos residuos pueden alcanzar el medio natural alterándolo.
También los podemos encontrar de forma natural en productos químicos naturales incluyendo toxinas producidas por hongos y plantas como es el caso de los fitoestrógenos como la genisteina, el cumestrol o las isoflavonas. Otra forma de encontrarlos puede ser en hormonas naturales animales o humanas liberadas al medio ambiente producidas por una especie determinada y que tienen efecto disruptor para otras.
Hay numerosos estudios científicos que confirman que muchos de los disruptores endocrinos estudiados hasta el momento tienen una amplia gama de efectos perjudiciales para la salud humana y animal basados en observaciones, en experimentos con animales de laboratorio, en personas y en estudios epidemiológicos.
Se sabe que los efectos que pueden producir los disruptores endocrinos dependen del sistema hormonal al que afecten (tiroideo, estrogenico…), de cuando se haya estado expuesto (desarrollo fetal, niñez, pubertad…), y del sexo. Los efectos de los disruptores son diferentes de una especie a otra pero se conoce que son mayores en recién nacidos y jóvenes que en adultos. Si la exposición ha sido en jóvenes, los efectos a largo plazo son mayores aunque su aparición puede retardarse hasta la madurez.
Con todo lo dicho se observa que la población está expuesta a un coctel de disruptores endocrinos presentes en niveles muy variables y preocupantes para nuestra salud. Sería fundamental una intervención socio sanitaria para reducir los niveles de exposición que tenemos a estas sustancias y que Salud Publica se implicara en conseguir que disminuyera la cantidad y concentración de estos, cambiarlas por otras menos tóxicas o su extinción.
Proteger la salud y el medio ambiente
Hay estrategias a corto, medio y largo plazo dentro de una normativa europea, aunque en España no se han visto resultados. Se debería evitar el riesgo a toda la población aplicando el principio de precaución, proponiendo objetivos y plazos de eliminación o reducción de su uso y exposición, además de producir y comercializar solo las que se pudieran diferenciar fácilmente y cuyo proceso de degradación en el medio ambiente se conociera. Hay grandísimas cantidades de sustancias químicas sintéticas y se siguen creando más con lo cual es difícil predecir como afectarán a nuestro hábitat o los efectos que puedan ir provocando en la especie humana y animal. Estamos ante un gran reto ya que es difícil luchar contra las grandes industrias que buscan materiales de bajo coste que les permitan pagar menos y ganar más, enriqueciéndose y haciéndonos creer que se mejora nuestra calidad de vida aunque sepan que están perjudicando la salud de la población y la de nuestros descendientes. Nos enfrentamos a un nuevo paradigma en el cual sería importante primar más la protección de la salud y del medio ambiente.
Las personas deberíamos tomar conciencia de este grave problema e intentar evitar en lo posible consumir productos que sabemos son perjudiciales por su composición y que no son necesarios en nuestra vida cotidiana eligiendo los más ecológicos y naturales, una vuelta a lo tradicional. Reducir consumo de alimentos prefabricados y enlatados, cocinar en casa, comprar alimentos que vayan en frascos de cristal, tomar más frutas y verduras frescas, usar vidrio para calentar en microondas nunca plástico, beber agua envasada en recipientes de cristal, transportar la compra en bolsas de tela, cestas, evitando las bolsas de plástico, la ropa debería ser de algodón, cuero o lana,”lo que no se consume no enriquece y se deja de producir”, se puede empezar con pequeñas iniciativas. Nuestra salud y la de nuestros descendientes junto con el medio ambiente mejorarían. Estamos llevando nuestro hábitat a un triste final y se puede cambiar con pequeños actos diarios, hay que cuidar lo que tenemos.