El coronavirus de tipo 2 asociado al síndrome respiratorio agudo grave (SARS-CoV-2) es el agente causal de la COVID-19 y fue descubierto en China en diciembre de 2019.
La infección aguda por este virus cursa típicamente con fiebre, dificultad respiratoria, dolores de cabeza, tos no productiva, pérdida de gusto/olfato y dolores musculares, aunque una proporción considerable de pacientes puede presentar síntomas leves o ser asintomáticos.
La forma grave puede complicarse con un síndrome de estrés respiratorio agudo con insuficiencia respiratoria y fallo multiorgánico.
La mayor parte de la gente que tiene la enfermedad por Covid-19 se recupera por completo en unas semanas. Pero algunos, aun aquellos que han tenido versiones leves de la enfermedad, siguen presentando síntomas después de su recuperación inicial.
Estudios descriptivos durante la primera ola de la pandemia en 2020 señalaron que al menos un 10-20% de los sujetos no se había recuperado por completo pasadas las cuatro primeras semanas tras la infección desconociéndose cuánto tiempo puede durar el período de convalecencia y los motivos de la notable variación de las secuelas entre individuos.
Estas personas se describen a sí mismas como personas con Covid-19 persistente y las afecciones se denominan síndrome post-covid o covid prolongado.
Criterios diagnósticos y categorías. Definición de caso
No existe una definición universal de consenso que defina de forma cerrada las características de este síndrome.
La definición más completa define el síndrome post-COVID-19 como el conjunto de signos y síntomas que se desarrollan durante o después de una infección compatible con COVID-19 (con diagnóstico confirmado o sin él) que continúan durante más de 12 semanas y no se explican mediante un diagnóstico alternativo.
Los síntomas pueden presentarse a menudo superpuestos, y fluctúan y cambian con el tiempo, a veces a modo de brotes, y afectan a cualquier sistema corporal, incluyendo los sistemas cardiovascular, respiratorio, gastrointestinal, neurológico, musculoesquelético, metabólico, renal, dermatológico, otorrinolaringológico y hematológico, además de problemas psiquiátricos, dolor generalizado, fatiga y fiebre persistente.
Síntomas del síndrome post-COVID-19 clasificados por sistemas
1. Respiratorios: sobre todo tos seca y fatiga con esfuerzos mínimos.
2. Cardiológicos: dolor torácico tipo “opresivo”, episodios de palpitaciones autolimitadas, bajadas de tensión al ponerse de pie…
3. Neurológicos:
• Dolor de cabeza.
• Pérdida de gusto y /o del olfato.
• Mareo.
• Trastornos del sueño sobre todo insomnio.
• Acúfenos.
• Parestesias (sensación hormigueo sobre todo manos).
• Dolores musculares.
• Sensación de “niebla mental” con dificultad acusada para la concentración.
• Pérdida de memoria sobre todo dificultad para memorizar más que para recordar.
4. Síntomas psiquiátricos: sobre todo ansiedad y también depresión.
5. Síntomas digestivos
• Dolor abdominal.
• Náuseas, vómitos o diarrea.
• Anorexia con pérdida de peso importante..
6. Síntomas generales
• Fatiga.
• Dolores generalizados articulares y musculares.
• Fiebre prolongada sin clara causa de la misma.
• Otros: Caída del pelo, erupciones cutáneas…
Muchas personas que se han recuperado del Covid han desarrollado el Síndrome de Fatiga Crónica, un trastorno complejo caracterizado por fatiga extrema que empeora con la actividad física o mental pero no mejora con el descanso.
¿Por qué algunas personas se ven afectadas y otras no?
No se sabe por qué se prolonga la recuperación de algunas personas. No depende de la gravedad con la que se presentó la infección, ya que se ha visto afección de síndrome post- covid en pacientes que pasaron el Covid de forma prácticamente asintomática y por el contrario, pacientes que precisaron ingreso en Unidad de Cuidados Intensivos han tenido una recuperación completa.
Podrían contribuir varios factores, como la persistencia de una viremia persistente en relación a una respuesta de anticuerpos débil o incluso ausente, la recaída o la reinfección, el desarrollo de reacciones inflamatorias y otras reacciones inmunes.
Otras hipótesis están basadas en el desacondicionamiento físico que se produce durante la infección, así como presencia de factores emocionales, como el estrés postraumático.
¿Existe algún tratamiento?
Afortunadamente, un gran porcentaje de pacientes afectos de Síndrome Post-Covid, presentan una clínica fluctuante pasando por picos de muchos síntomas muy limitantes a etapas mejor toleradas hasta que finalmente la clínica termina por desaparecer.
Por el contrario, un porcentaje en torno al 10-20% persisten sintomáticos y sufren el detrimento de su funcionalidad sin ver mejoría progresiva.
Para atender esta serie de síntomas, el gremio médico coincide en un tratamiento que incluya a varias áreas de la medicina, pues los efectos van más allá de lo físico, trastocando la salud emocional y psicológica.
Según cada situación particular habrá que individualizar terapias disponibles:
• En caso de persistencia de la tos, fármacos antitusígenos con codeína asi como buena hidratación y también existe beneficio con la toma de antiácidos sobre todo inhibidores de la bomba de protones (omeprazol).
• Rehabilitación cardíaca: Consiste en mejorar la salud del corazón con medidas tales como el ejercicio sobre todo aeróbico y alimentación saludable .
• Rehabilitación pulmonar: Esto incluye ejercicios respiratorios para ayudar a fortalecer los pulmones. Muchos hospitales han puesto en marcha un programa completo que contempla tanto ejercicios de fortalecimiento de la musculatura periférica y el trabajo de los músculos respiratorios como consejos para desempeñar actividades cotidianas y acciones dirigidas a reducir la sensación de disnea o ahogo al llevarlas a cabo.
• Fisioterapia y terapia ocupacional: Esto implica aprender ejercicios, movimientos y formas de hacer las tareas diarias.
• Tratamientos para la ansiedad o la depresión a través de psicofármacos y/o terapia psicológica.
• Ejercicios y estrategias para ayudar con la memoria y la concentración.
El síndrome post-COVID es un fenómeno “nuevo” del que todavía estamos aprendiendo. Lo que sí sabemos es que estos síntomas, particularmente la fatiga extrema, pueden tener enormes efectos posteriores en la calidad de vida de una persona, lo que impacta en la vida familiar y la productividad laboral.