Sobrepeso y obesidad: la epidemia silenciosa que afecta al mundo


Coraima Pascual Pérez, Javier Cuadal Marzo, Alba Bernad Anso, Olga Dobato Portolés, June Izagirre Santana, Leyre Serrablo Casaña, Paula Aizpiolea Martínez, José Lario Marín, Antonio Javier Cano Paredero, Ernesto Hernando Almudí, Lourdes Lahuerta Lorente, Sofía Borlán Ansón, Virginia Rodrigo Vinué, Laura Lamata de La Orden, María Herrero López, Carmen Casamayor Franco, Miguel Ángel Dobón Rascón.

Print Friendly, PDF & Email
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define el sobrepeso y la obesidad como una acumulación anormal o excesiva de grasa que puede ser perjudicial para la salud. En los últimos años, la obesidad mórbida ha aumentado de forma exponencial en los países desarrollados, convirtiéndose en una pandemia global.

En 2016, la OMS reportó que el 39% de los adultos en el mundo tenían sobrepeso (más de 1.900 millones), y el 13% eran obesos (650 millones). Además, el 18% de los niños entre 5 y 19 años tenían sobrepeso u obesidad. A nivel mundial, el exceso de peso provoca más muertes que la insuficiencia ponderal.

Situación en España

En España, el problema es grave: la obesidad infantil ha pasado del 5% al 19,1% en la última década, sumándose un 26,1% de niños con sobrepeso. En adultos mayores de 18 años, el 37% tiene sobrepeso y el 17,4% obesidad, siendo más frecuente en hombres. La obesidad infantil también ha crecido, alcanzando un 10,8% (datos OMS 2016).

Impacto sanitario y económico

La obesidad supone el 7% del gasto sanitario total en España, unos 2.880 millones de euros anuales. En Europa, la obesidad aumenta el gasto sanitario per cápita en un 20% y el gasto farmacéutico en un 68% respecto a personas con peso normal.

Consecuencias físicas y psicológicas

La obesidad afecta la movilidad y está asociada a enfermedades como diabetes tipo 2, hipertensión, apnea del sueño, infertilidad y ciertos cánceres. Además, reduce la esperanza y calidad de vida. Psicológicamente, el 72% de obesos mórbidos han tenido trastornos psiquiátricos como trastornos alimentarios, ansiedad o depresión. La ideación suicida es más frecuente con IMC > 40.

Índice de Masa Corporal (IMC) y distribución de grasa

El IMC es útil para estudios, pero tiene limitaciones, ya que no distingue masa muscular de grasa ni diferencias étnicas. Por ejemplo, en asiáticos, el riesgo comienza con un IMC > 22.

La distribución de la grasa es clave: la grasa abdominal (fenotipo androide) está asociada a mayor riesgo de diabetes, hipertensión y síndrome metabólico, mientras que la grasa periférica (fenotipo ginecoide) tiene menor riesgo cardiovascular.

El índice cintura-cadera (ICC) y la circunferencia de cintura (CC) son mejores indicadores del riesgo cardiovascular, siendo preocupantes CC > 102 cm en hombres y > 88 cm en mujeres.

Inflamación y complicaciones asociadas

La obesidad produce un estado inflamatorio crónico que contribuye a complicaciones como diabetes tipo 2, enfermedad cardiovascular y Alzheimer.

Síndrome Metabólico (SM)

El SM se define como obesidad visceral más dos de los siguientes factores: triglicéridos elevados, colesterol HDL bajo, presión arterial alta o glucemia en ayunas elevada. Este síndrome duplica el riesgo de enfermedad cardíaca y quintuplica el de diabetes.

La prevalencia del SM aumenta con la edad y es alta en niños con obesidad severa (39-50%).

Tratamiento

El tratamiento del sobrepeso, la obesidad y el síndrome metabólico debe ser integral y personalizado, enfocándose en modificar los hábitos de vida y tratar las comorbilidades asociadas:

  • Modificación del estilo de vida:
    • Cambios en la alimentación hacia una dieta equilibrada, rica en frutas, verduras, fibra y baja en grasas saturadas y azúcares.
    • Incremento de la actividad física regular adaptada a la capacidad del paciente.
    • Educación y apoyo psicológico para mejorar la adherencia a los cambios y manejar problemas emocionales relacionados con la obesidad.
  • Tratamiento farmacológico:
    • En casos seleccionados, se pueden utilizar medicamentos aprobados para la pérdida de peso, siempre bajo supervisión médica y combinados con cambios en el estilo de vida.
    • Control específico de factores de riesgo como hipertensión, dislipidemia y glucemia alterada con medicación adecuada.
  • Cirugía bariátrica:
    • Indicada para pacientes con obesidad mórbida o con comorbilidades graves asociadas que no responden a otros tratamientos.
    • Ha demostrado mejorar la calidad de vida, reducir enfermedades asociadas y aumentar la esperanza de vida.
    • Sin embargo, menos del 10% de los candidatos acceden a esta opción en muchos países.
  • Control y seguimiento continuo:
    • Evaluación periódica para monitorizar el progreso, ajustar el tratamiento y prevenir recaídas.
    • Trabajo multidisciplinar que incluye nutricionistas, psicólogos, médicos y especialistas en ejercicio físico.

En resumen, el abordaje exitoso requiere un compromiso a largo plazo y un apoyo integral para prevenir complicaciones y mejorar la salud general del paciente.

AUTORES:

Coraima Pascual Pérez, Javier Cuadal Marzo, Alba Bernad Anso, Olga Dobato Portolés, June Izagirre Santana, Leyre Serrablo Casaña, Paula Aizpiolea Martínez, José Lario Marín, Antonio Javier Cano Paredero. Médicos Internos Residentes de Cirugía General y del Aparato Digestivo del Hospital Universitario Miguel Servet de Zaragoza.

Ernesto Hernando Almudí, Lourdes Lahuerta Lorente, Sofía Borlán Ansón, Virginia Rodrigo Vinué, Laura Lamata de La Orden, María Herrero López. FEAS de Cirugía General y del Aparato Digestivo-Sección de Cirugía Endocrina, Bariátrica y Mama del Hospital Universitario Miguel Servet de Zaragoza.

Carmen Casamayor Franco. Jefa de Sección de Cirugía Endocrina, Bariátrica y Mama del Hospital Universitario Miguel Servet de Zaragoza.

Miguel Ángel Dobón Rascón. Jefe de Servicio de Cirugía General y del Aparato Digestivo del Hospital Universitario Miguel Servet.