Tengo microhematuria, ¿debo asustarme?


Pablo Oteo Manjavacas, Belén Miranda Alcalde, Inés Giménez Andreu, Pablo Gómez Castro, Clara Camprubí Polo y María Jesús Gil Sanz

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La microhematuria (MH) es la presencia de glóbulos rojos en una orina que visualmente parece normal. Aproximadamente el 6.5% de la población sana presenta MH, y su frecuencia aumenta con la edad, en varones y en fumadores. Para detectarla, se emplea una tira reactiva y se confirma con el análisis del sedimento. Aunque la MH es un hallazgo común en atención primaria, la respuesta médica es variada, desde ignorarla hasta realizar múltiples pruebas sin una orientación clara.

La MH puede deberse a causas benignas transitorias como infecciones, actividad sexual o ejercicio reciente. Si la MH es debida a estas causas, debe reevaluarse una vez superada dicha condición. Se estima que solo el 3% de los casos de MH resultan en diagnóstico de cáncer genitourinario, aunque el riesgo aumenta en pacientes con factores de riesgo como el tabaquismo o antecedentes de exposición química laboral, tumores de herencia genética en la familia, etc.

Basándonos en estos factores de riesgo mencionados, el estudio diagnóstico al que debe someterse cada paciente varía de forma individual. Los pacientes sin factores de riesgo y, por ende, con bajo riesgo de presentar un tumor urotelial, se estudiaran con pruebas no invasivas como son la ecografía urinaria. Por otra parte, aquellos pacientes de mayor riesgo requieren pruebas invasivas como la cistoscopia y estudios exhaustivos como la tomografía axial computarizada (TAC) con contraste.

Los pacientes con resultados negativos en la evaluación inicial deben ser vigilados periódicamente, ya que entre el 1 y el 3% puede desarrollar cáncer urológico o enfermedad glomerular en los siguientes tres años. En función de los factores de riesgo y la persistencia de la MH, se planifica un seguimiento que puede incluir análisis de sedimento anuales y ecografías periódicas. En caso de desarrollar nuevos síntomas como hematuria macroscópica, se reevalúa al paciente para identificar posibles cambios en su condición.

AUTORES

Pablo Oteo Manjavacas. Médico adjunto de Urología. Hospital Universitario Miguel Servet.

Belén Miranda Alcalde. Médico adjunto de Pediatría. Hospital Universitario Miguel Servet.

Inés Giménez Andreu, Pablo Gómez Castro, Clara Camprubí Polo. Médicos Residentes de Urología. Hospital Universitario Miguel Servet.

María Jesús Gil Sanz. Jefa de Servicio de Urología Hospital Universitario Miguel Servet