En más del 80 % de las ocasiones el tratamiento quirúrgico de la patología varicosa consiste en eliminar uno de los ejes safenos enfermos además de quitar las varices que tantos problemas causan.
La eliminación quirúrgica de los ejes safenos supone pasar por una cirugía no exenta de riesgos que necesita de una anestesia general o raquídea y que además presenta grandes inconvenientes en el postoperatorio (dolor, posibles infecciones, heridas quirúrgicas, grandes hematomas, …), además de imposibilitar al paciente seguir con una vida normal durante unas semanas y causar en la mayoría de los casos lesiones permanentes de los nervios adyacentes a las venas tratadas y que originan molestas sensaciones de acorchamiento en ciertas zonas de la piel de la pierna tratada.
La mayoría de las veces tenemos que practicar una incisión de una longitud considerable en la ingle y al menos otra en el tobillo para extirpar la safena mayor, o en caso de tratarse de la safena menor un corte detrás de la rodilla y en el tobillo, además de múltiples incisiones de menor tamaño para arrancar las venas varicosas.
Es una cirugía muy agresiva que precisa en el postoperatorio de gran cantidad de analgésicos para tratar el dolor, reposo relativo y una baja laboral de varias semanas ya que el dolor impide caminar con normalidad ni estar de pie.
Alternativa a la cirugía
La alternativa a estos tratamientos tan agresivos consiste en provocar que las venas enfermas se cierren en lugar de “arrancarlas” y para eso tenemos un procedimiento seguro, eficaz, que no requiere de bajas laborales ni prácticamente de analgésicos y que permite realizar una vida normal desde el primer momento. Me refiero al tratamiento con microespuma a través del CATÉTER CLARIVEIN.
El procedimiento se lleva a cabo en una zona estéril, precisa de una sola punción por donde introducimos el catéter por la vena enferma y provocamos con la inyección de la microespuma que la vena se cierre.
No es preciso hacer análisis ni ayunas para comenzar el tratamiento. No se realiza ninguna herida y solo se utiliza un poco de anestesia local en la zona de la punción.
El paciente se puede ir a casa por su propio pie y puede seguir realizando su vida normal tanto laboral como sus actividades de ocio (incluido actividades deportivas), sólo con un pinchazo y evitando las incomodidades y los peligros de la cirugía.