Traumatismo craneal en el niño: ¿qué debo saber?


Celina Balint Ilie. MIR Medicina Interna. Hospital Obispo Polanco de Teruel

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El traumatismo craneoencefálico (TCE) es frecuente en niños y un motivo de consulta común en los servicios de Urgencias pediátricos. La mayoría son golpes leves que no producen ningún daño. Suele producir heridas, hematomas o dolor local. Lo importante es que no se produzca daño cerebral.

En primera instancia si hay una herida hay que limpiarla. Si presenta hematoma, poner hielo sin contacto directo con la piel y a intervalos cortos de tiempo.

Tras la valoración inicial del pediatría quien realizará la entrevista clínica con las exploraciones y las prueba pertinentes, es un adulto el encargado de vigilar las siguientes 24h en domicilio los signos y síntomas de alarma.

Algunos consejos prácticos a conocer:
• Mantenga al niño en un ambiente tranquilo y silencioso.
• Si tiene algún tipo de lesión o hematoma en la cabeza se debe aplicar frío a intervalos cortos de tiempo (dejar puesto unos 5-10 minutos cada hora), evitando el contacto directo con la piel.
• Incorporar el cabecero de la cama (unos 45-60 grados9.
• Ofrecer líquidos a pequeñas cantidades. Una dieta blanda puede ser adecuada.
• Reevaluar constantemente nivel de consciencia, realizar preguntas sencillas y valorar la respuesta a las mismas.

¿Qué nos debe llamar la atención o es indicador de que la evolución no está siendo buena?

• Niño muy somnoliento, dificultad para despertarle (no es necesario dificultarle el descanso o despertarle si está dormido, basta con comprobar que se despierta fácilmente y en los horarios habituales del niño).
• Confuso, aletargado.
• Llanto que no cesa, muy irritable, sobre todo en niños de corta edad.
• En niños de mayor edad, dolor de cabeza que no cesa con analgesia o que va en aumento. La cefalea que responde a analgesia convencional, suele ser de buen pronóstico.
• Disminución de la consciencia, con o sin pérdida del tono muscular.
• Convulsiones.
• Disminución o alteración de la fuerza o movilidad de algún miembro del cuerpo o alteraciones de la sensibilidad.
• Tamaño pupilar (pupilas de diferentes tamaños o que no responden a la luz contrayéndose), desviación ocular (imposibilidad de centrar la mirada).
• Sangrado o salida de líquido claro por oídos o nariz.
• Vómitos repetidos o de gran intensidad.

Las recomendaciones pediátricas consistirán en valorar estos signos y síntomas en las siguientes horas al traumatismo. Transcurridas las primeras 24h, siendo éstas las vitales y las más determinantes en la evolución, si no hay incidencias continuar con la actividad diaria habitual del niño.