Desde la antigüedad se ha considerado las lesiones traumáticas como un problema grave de salud pública. Y es que en la actualidad constituyen un motivo de consulta bastante frecuente en los servicios de urgencias de nuestros hospitales.
Hay informes que muestran un elevado número de casos de traumatismos faciales debidos a diferentes circunstancias como puede ser accidentes de tráfico, accidentes deportivos, accidentes de trabajo, accidentes domésticos, agresiones y caídas en el anciano entre otras, pero las que se atienden con más frecuencia son las que se producen en la infancia.
Es importante destacar los traumatismos nasofaciales no solo por su gran incidencia, sino también por su complejidad, sus secuelas funcionales o estéticas, y porque en los casos más graves pueden llegar a suponer una amenaza para la vida del paciente. Pero si nos centramos en la edad pediátrica vemos que en la parte facial son las más frecuentes ya que la mayoría de las veces es con lo primero que se impacta en una caída frontal, además de su mínima resistencia a fracturarse.
La anatomía de la nariz es sencilla, se basa en una pirámide triangular compuesta por cartílago y hueso que sustenta la piel, musculatura, mucosa, nervios y estructuras vasculares. Debido a su gran vascularización nos encontramos con frecuencia cuadros de hemorragias nasales significativas. Ante estos casos se recomienda mantener la calma, aunque a veces sea difícil por la imagen alarmante de ver la cara del niño ensangrentada.
En la mayoría de los casos la epistaxis (hemorragia nasal) se resuelve de forma espontánea o con ayuda de un algodón (o similar) colocado en la nariz ejerciendo ligera compresión para realizar taponamiento y frenar así el sangrado, pero en ocasiones si se comprueba que no ha cedido, se recomienda acudir a un centro médico y será el otorrinolaringólogo el que valore al niño.
Los principales objetivos del tratamiento son el control de la hemorragia, identificar la causa y prevenir la reaparición de la epistaxis.
Es importante informar sobre posibles molestias como cefalea, fiebre, dolor intenso o dificultad respiratoria.
Cuidados
Una vez solucionado el episodio se recomienda una serie de cuidados:
- Comprobar la ausencia de sangrado (ir valorando cada cierto tiempo).
- Se suele recomendar analgesia para controlar el dolor.
- Evitar ejercicio intenso, alimentos muy calientes y sonarse la nariz.
- Dormir con el cabecero elevado a 30°.
- Si ha sido necesario taponamiento con algodón se recomienda retirarlo a las 24h.
- Dar instrucciones a los padres y a los niños, para actuar en caso de un nuevo sangrado. Se aconseja la compresión sobre las alas nasales durante 5-10 minutos, también se puede colocar un algodón impregnado en H2O2en la fosa sangrante y comprimir las alas nasales. La cabeza debe permanecer flexionada para evitar que el niño trague sangre.
- Acudir de nuevo a urgencias si no cede el sangrado.
AUTORES
Silvia Rufas Luis. Enfermera del Hospital San Jorge Huesca en planta de Cirugía general.
Guillermo Cabrero Pérez. Técnico en Cuidados Auxiliares de Enfermería en Hospital Sagrado Corazón de Jesús.
Sonia Santafé López. Enfermera del Hospital San Jorge Huesca en planta de Medicina Interna.
Andrea García Fernández. Enfermera del Hospital San Jorge Huesca en planta de Cirugía general.
Sara Sasal Pérez. Enfermera del Hospital San Jorge Huesca en planta de Cirugía general.
Paola Gómez Ruiz. Enfermera del Hospital San Jorge Huesca en planta de Cirugía general.
Irene Baniandres Rodriguez. Enfermera del Hospital San Jorge Huesca en planta de Cirugía general.