- Según datos del Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades (ECDC) se han registrado 473 casos de esta hepatitis a nivel mundial, 40 de ellos en España
- La hepatitis E está en el punto de mira de los hepatólogos por tratarse de una entidad emergente a tener en cuenta en los cuadros de hepatitis aguda
- Entre el 80% y el 90% de las hepatitis B y C de todo el mundo están sin diagnosticar
- Los nuevos tratamientos para la hepatitis C tienen una efectividad superior al 95% y están disponibles a partir de los 3 años de edad
Casi cuatro meses después de que se recibiera en nuestro país la alerta sanitaria desde Reino Unido y la Organización Mundial de la Salud (OMS) acerca de una hepatitis de causa desconocida que afectaba fundamentalmente a niños menores de 10 años, los pediatras siguen pendientes de confirmar cuál es la causa exacta de esta enfermedad. Según datos publicados por el Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades (ECDC, por sus siglas en inglés) y la Oficina Regional para Europa de la OMS, a 30 de junio en Europa se habían notificado 473 casos de esta hepatitis en 21 países, 40 de ellos en España.
“Aunque aún no se ha encontrado un agente causal, sí parece existir cierta correlación con infecciones por adenovirus, que están presentes en cerca del 40% de los casos del Reino unido”, explica el doctor Rafael González de Caldas Marchal, coordinador del grupo de trabajo de Hepatitis de la Sociedad Española de Gastroenterología, Hepatología y Nutrición Pediátricas (SEGHNP), que asegura que se está trabajando para ayudar a establecer un agente etiológico que permita dar con el origen de esta enfermedad.
Con respecto a los otros tipos de hepatitis existentes, los datos epidemiológicos de la OMS a finales de 2020 -no se han actualizado de forma adecuada debido a la pandemia COVID-19- muestran una prevalencia del antígeno del virus B del 0.94% en menores de 5 años, con 20 casos nuevos por cada 100.000 de virus de la hepatitis B (VHB) y de la C (VHC). Se estima que más de 4,7 millones de menores de 5 años tiene una infección crónica por VHB y unos 3,26 millones de niños y adolescentes están infectados por el virus C.
A finales de junio de 2022 la OMS publicaba un documento sobre la estrategia para hepatitis víricas 2022-2030 en el que se reconoce la importancia de las hepatitis agudas A y E. “Esta última está cobrando importancia en las unidades de hepatología y enfermedades infecciosas como una entidad emergente a tener en cuenta en los cuadros de hepatitis aguda”, advierte el doctor González de Caldas, que destaca la posible vacunación para prevenirla. “Aunque actualmente solo está autorizada en China”, matiza.
Sin embargo, donde se quieren centrar todos los esfuerzos es en el control/erradicación de las hepatitis crónicas B y C, que constituyen actualmente las mayores amenazas para la salud pública. Teniendo en cuenta que la vía de transmisión o contagio de la hepatitis B en la edad pediátrica es la vertical (materno/infantil), tanto los hepatólogos como el Comité Asesor de Vacunas de la Asociación Española de Pediatría (CAV-AEP), destacan la importancia de la cobertura universal de vacunación neonatal de la hepatitis B, así como el cribado en la mujer embarazada, señalando que entre el 80% y el 90% de las hepatitis B y C de todo el mundo están sin diagnosticar.
“Así, los objetivos para 2030 a nivel mundial son, principalmente, que la prevalencia de antígeno de superficie para VHB en menores de 5 años sea del 0.1% y reducir los nuevos casos a 2 y 5 por 100.000 habitantes para la hepatitis B y C respectivamente. También se persigue subir la cobertura vacunal del recién nacido del 50% actual al 90% en 2030 y un porcentaje de reducción media del precio de los medicamentos del 20% actual al 50%”, explica el hepatólogo pediátrico.
En lo que respecta al tratamiento médico, destacan los nuevos tratamientos para la hepatitis C que tienen una efectividad superior al 95% y han revolucionado el manejo de la enfermedad. Este tratamiento con antivirales de acción directa ya está disponible a partir de los 3 años, permitiendo la erradicación en edades más tempranas. También los tratamientos para la hepatitis B que, si bien todavía no permiten la curación de la enfermedad y han de administrarse de por vida, sí dan un control de la misma disminuyendo su evolución a cirrosis y carcinoma hepatocelular.