Una vez más el estrés clínico


Dr. Emilio Garrido-Landívar

Print Friendly, PDF & Email
El estrés es una enfermedad, no en su fase inicial, pero sí en las siguientes de su desarrollo mórbido y perjudica nuestra vida personal, afectiva y laboral –sobre todo-, lo mismo en adultos como en jóvenes e incluso en los niños.

No sé por qué regla de tres, no está bien visto en muchas consultas de salud primaria, diagnosticar un cuadro de estrés y sí una depresión, siendo que tiene muchos más síntomas de ansiedad que de “estado de ánimo bajo”. No llego a entender dónde está la dificultad del cuadro. Pero un cuadro de estrés no es para nada un cuadro de depresión clínica.

Creemos que realmente una depresión no tiene mucho que ver con el estrés, que no quiere decir que no haya muchos pacientes que ante un cuadro de estrés no reaccione con bajo humor, baja líbido, trastornos del carácter, muy irritables y pocas ganas de hacer nada… Pero el estrés, todos sabemos que es otra cosa.

Trastornos de la Ansiedad

El DSM-IV lo integra en el eje de los trastornos de la Ansiedad (F-43), donde este síntoma es fundamental en distintos grados: moderado, agudo y estrés postraumático, pero es un cuadro de estrés.

Observamos y sospechamos un cuadro de estrés, cuando sentimos ansiedad muy alta, durante casi todo el día, y realmente no sabemos muy bien por qué, pero esa ansiedad es base de nuestra vida durante el período de estrés que dura y que puede mantenerse entre tres y seis meses.

Indiscutiblemente que ese paciente no duerme bien, no come bien, no disfruta de la vida y está pendiente de qué le pasará hoy para “sentirse peor que ayer” y qué estresor –que no sabe el paciente, lo qué es un estresor-, le estimulará a pensar que se va a morir de angustia ante un consejo de administración, o ante una visita a otra fábrica, o simplemente al tener una reunión con los sindicatos… El caso que en muchas ocasiones anteriores se “bandeaba muy bien” con ellas, y ahora solo pensarlas o verlas escritas en la agenda –sin haber llegado todavía-, ya le dan un auténtico cuadro de angustia… Lo más probable que esté desarrollando un cuadro de estrés.

Si ese cuadro de ansiedad no se controla, conforme Dios manda, que son unas pautas psicoeducativas y muchas veces un ansiolítico sencillo añadido a un fluoxetina en el desayuno, nuestro cerebro actúa de forma más contundente: Nos hace desarrollar fobias unas veces generales y otras muy específicas; miedo a salir, miedo a enfrentarme a grupos, miedo a hablar en público, a veces percibo que pierdo la vista, un cansancio excesivo que no desaparece ni siquiera durmiendo más horas de las debidas, y bolo en el estómago…

Cada paciente lo vive según su cultura y según el estresor que lo estimula, pero en general reaccionamos todos, ante una situación continuada de mucha tensión tanto en el trabajo, como en nuestra vida familiar y afectiva con una enorme carga de ansiedad. Esta situación prolongada nos deja las “fuerzas-el sistema inmunológico-,” muy justicas, y queremos seguir al mismo ritmo que siempre y el organismo “no puede” y tiene que activar el cortisol- hormona que controla el estrés-, hasta su “reserva” y eso se paga con un cuadro de estrés. Sin darte cuenta sigues tirando con las pocas fuerzas que te quedan y con más buena voluntad de la debida sigues en la brecha creyéndote superman y no puedes más con las mismas cosas que hacía poco tiempo me parecían ridículas…Y, sigue uno luchando y sacando fuerzas de donde no las hay…y no quieres reconocer que no puedes y sigues en mínimos a costa de tu salud y de sus sobreesfuerzos para hacer lo que antes hacíamos con normalidad… ¡hasta que un día notas un dolor en el brazo izquierdo y parece que el corazón se te va a salir por la boca! Y pides ayuda.

Cuadro de estrés moderado

Todo esto que nos ha pasado a todos en muchas ocasiones, se llama un cuadro de estrés moderado que puede llegar a ser agudo. No quiero asustar a nadie pero pueden darse situaciones de paresias funcionales, donde siento que no puedo mover un brazo, que las pier nas se me tambalean y que tengo un fácil so llozo o un hipo que jamás había tenido y hasta algún día me he sentido mareado… Todo este paquete de síntomas hermanan tan fácilmente con otros cuadros clínicos de nombres diferentes que somos capaces de acabar diciendo, en la fase aguda: “Ingréseme que me muero”. Pues no señor, tiene un cuadro de estrés y lo primero de todo es aceptarlo, ir a su médico y ponerse en tratamiento urgente.

El profesional le dirá que unos días de baja laboral no le vendrían mal, y usted no lo acepta porque quiere resolverlo usted solo, con ningún método; solo porque su voluntad lo quiere conseguir. Por eso lo primero y fundamental es aceptar que no está bien. Lo segundo en la fase aguda debe tomar el tratamiento medicamentoso específico para ello, aunque no lo quiera, y tercero tiene que tener una pautas psicoeducativas elementales pero muy importantes. La primera de todas, aquello que le pasa no es orgánico, no tiene que ir al cardiólogo; no, tranquilo.

Ejercicio físico

Todos los días tiene que hacer ejercicio físico una hora repartida en dos medias, ya irá aumentando lentamente el tiempo y el ritmo; sí, no se extrañe. Solamente el ejercicio físico le suprimirá el cansancio psicológico que tiene y la ansiedad irá disminuyendo paulatinamente. Aunque no pueda tiene que hacer ejercicio físico. No beba alcohol y menos fume “maría”, por muy bien que le parezca que le sienta. Respire profundamente tantas veces se sienta extraño, es gratis y es muy beneficiosa para su salud y su estrés y mientras respira háblele a su cerebro con un sentido positivo: “¡Lo voy a conseguir!”, “¡puedo hacerlo y lo voy a hacer!”, “¡cada día deseo y me siento mejor!”… Un lenguaje positivo y a su favor no sabe usted lo beneficioso que es, pruébelo y lo comprobará. Por último, para que se tranquilice: Nada de lo que siente, es orgánico; todo es psicosomático y ninguna angustia por muy fuerte que sea, le puede deteriorar un órgano vital, así que tranquilo y adelante, merece la pena.