La gripe estacional es una enfermedad infecciosa vírica que se transmite por vía aérea de una persona a otra a través de las gotitas expulsadas al hablar, toser o estornudar o bien por contacto con objetos contaminados con secreciones respiratorias de infectados. La transmisión se ve favorecida por el contacto entre personas en espacios cerrados. Se inicia repentinamente, tiene un período de incubación de 1 a 3 días y un período de transmisibilidad de 3-5 días desde el comienzo de la enfermedad en personas adultas, y de 3-7 días desde el comienzo de la enfermedad en niños y niñas.
Entre los síntomas se incluye la fiebre alta, gran afectación del estado general, dolor de cabeza, dolor muscular, falta de apetito, fatiga, congestión nasal, irritación de garganta, tos seca, etc. Los síntomas remiten normalmente sin secuelas en una semana sin tratamiento farmacológico, pero pueden dar lugar a complicaciones en personas con ciertas patologías de base, o bien agravar la patología subyacente.
En la mayoría de los casos es suficiente el reposo en domicilio y el tratamiento sintomático con analgésicos o antitérmicos. Al tener un origen vírico, no está indicado el tratamiento antibiótico de la gripe, ya que no es eficaz. Las complicaciones más habituales son la neumonía viral primaria o la infección respiratoria bacteriana secundaria, que también puede derivar en neumonía.
Las embarazadas mayor riesgo
La infección por el virus de la gripe causa epidemias durante la estación invernal y casos aislados y brotes fuera de la misma. La tasa de ataque anual es del 5-10% en adultos y del 20-30% en niños.
Las mujeres embarazadas tienen un mayor riesgo de morbi-mortalidad por gripe durante las epidemias estacionales y las pandemias. Las alteraciones inmunológicas del embarazo incrementan el riesgo de complicaciones asociadas con algunas infecciones incluida la infección por virus de la gripe. Además, los cambios en el sistema cardiovascular y respiratorio aumentan el riesgo de la severidad de la infección.
Además de buscar la protección materna, es importante considerar las posibles repercusiones en el feto. El diagnóstico de gripe durante el primer trimestre del embarazo, se ha asociado a un aumento de malformaciones cardiacas, labio leporino, defectos del tubo neuronal y en el segundo y tercer trimestre a un aumento del número de abortos, partos prematuros y una disminución del peso al nacimiento.
Vacunación anual
La principal medida de prevención frente a la gripe es la vacunación anual previa a la epidemia estacional. La OMS alienta a los países a que otorguen prioridad a la prevención de la gripe y elaboren estimaciones nacionales que influyan en las políticas de prevención. Cada año se producen hasta 650.000 defunciones por enfermedades respiratorias relacionadas con la gripe estacional. El comité Asesor de los Centers for Disease Control and Prevention (CDC) sobre prácticas de inmunización recomienda que todas las mujeres embarazadas durante la temporada de gripe sean vacunadas.
Además de los beneficios individuales de la vacunación estudios recientes avalan que la vacunación durante el embarazo protege a los recién nacidos durante los 6 primeros meses de vida. Es un dato bastante relevante ya que ningún niño puede ser vacunado antes de los 6 meses de edad. Los lactantes menores de 6 meses tienen tasas de hospitalización similares a las de los mayores de 65 años, un 40% más de posibilidades de ingresar en UCI con respecto a los de 6-12 meses, siendo además el 75% de los hospitalizados lactantes sanos.
La vacunación en el embarazo es segura y de hecho hay un riesgo considerable de enfermedad gripal grave en este grupo y en pruebas de la inocuidad de la vacuna contra la gripe estacional durante el embarazo y de su eficacia para prevenir la gripe tanto en las madres como en los lactantes pequeños, en quienes también se observa una elevada carga de morbilidad. Dicha recomendación no se aplicaría en situaciones con riesgo de gripe bajo ni a vacunas vivas atenuadas que no están indicadas, en cualquier caso, durante el embarazo. Tampoco se aplicaría a mujeres embarazadas con contraindicaciones conocidas a vacunas antigripales inactivadas (por ejemplo, alergia al huevo).
Otra de las vacunas recomendadas durante el embarazo es la dTpa para prevención de la tosferina en el recién nacido. Sorprendentemente analizando las coberturas de vacunación de ambas vemos que así como en la vacunación frente a la tosferina se logran unas coberturas del 80% las de vacunación antigripal quedan muy lejos de esas cifras. Posibles causas de la no vacunación antigripal en embarazadas podrían ser: desconfianza, desconocimiento tanto de la paciente como de los/las profesionales, dificultad para acudir a las consultas (absentismo laboral), no tener una fecha concreta para hacerlo, o que se plantea como protección exclusivamente materna.
Según datos publicados por el Instituto de Salud Pública y Laboral de Navarra (ISPLN), la vacunación antigripal evitó en la pasada temporada 230 defunciones, 2.000 consultas por gripe de personas de alto riesgo, 300 hospitalizaciones con gripe y 40 ingresos en la UCI.
La cobertura de vacunación en embarazadas en 2017 en Navarra fue del 43% en general. Al analizar la cobertura antigripal de forma más minuciosa, según el mes del parto se observan diferencias importantes. Así pues, encontramos que se logró un 1,9% de vacunación en las embarazadas que dieron a luz en octubre frente a las que dieron a luz en enero, dónde se alcanzó un 77,5%. Esta misma tendencia se ha seguido todos los años.
Así que si estás embarazada no lo dudes, vacúnate.