El número de viajes a países tropicales o a regiones exóticas ha aumentado en los últimos años por diversos motivos (trabajo, ayuda humanitaria, ocio…), pero pueden suponer un riesgo para la salud debido a la trasmisión de enfermedades infecciosas y la exposición a factores ambientales.
Para planificar las medidas preventivas es conveniente conocer la ruta que se va a seguir y los detalles de la estancia, y comenzar a preparar el viaje con suficiente antelación.
Es importante también informarse sobre el sistema local de atención sanitaria y conocer la extensión de la cobertura del seguro sanitario.
Fuentes de contagio
Aunque para viajar es importante estar inmunizado de algunas enfermedades, la mayor parte de las enfermedades infecciosas se pueden evitar siguiendo unas normas básicas. Las principales fuentes de contagio son los alimentos y bebidas, y los insectos.
Se debe beber agua debidamente tratada. Lo más cómodo es tomar bebidas embotelladas y precintadas, pero si ello no es posible o hay dudas sobre el origen de las mismas se puede potabilizar el agua con métodos caseros sencillos (hervir, clorar con lejía, pastillas potabilizadoras…). Conviene recordar que los cubitos de hielo están hechos con agua, no siempre tratada. Sin embargo las infusiones recién hechas suelen ser fiables.
Los alimentos crudos pueden contener numerosos patógenos cuyo origen suele estar en las aguas de regadíos, manipulación, contaminación por heces animales o humanas, y parasitación de carnes o pescados. Por ello es importante comer sólo alimentos bien cocinados y calientes, o fruta pelada personalmente. Y por el mismo motivo los productos lácteos deben estar convenientemente higienizados.
Los insectos pueden trasmitir numerosas enfermedades, algunas potencialmente graves.
Prevenir con la vacunación
Los que trasmiten más enfermedades son los mosquitos, pero también pueden trasmitirlas los chinches, las garrapatas, las pulgas, etc. Para evitar sus picaduras es recomendable usar ropa adecuada, que se puede impregnar con permetrina para aumentar su eficacia, y aplicar repelentes para insectos en las zonas de piel expuestas. Además es muy importante dormir en buenas condiciones, si es necesario con mosquiteras impregnadas en permetrina, insecticidas ambientales (sprays, serpentinas, o vaporizadores), y mallas metálicas en puertas y ventanas.
Los animales también pueden trasmitir enfermedades por mordeduras o arañazos, por lo que conviene evitar el contacto con animales salvajes o descontrolados. El baño en aguas dulces estancadas (lagos, remansos…) también puede trasmitir algunas enfermedades, y se aconseja que los baños se hagan siempre en el mar o en aguas cloradas.
Algunas enfermedades infecciosas son prevenibles mediante la vacunación. El primer paso es actualizar en el centro de salud las vacunas que forman parte del calendario según la edad y los antecedentes personales (vacuna antitetánica, sarampión, paperas, rubéola, polio, hepatitis B, gripe…). Estas vacunas pueden estar indicadas tanto en las personas que viajan como en las que no viajan, y por lo tanto no habría que esperar a hacer un viaje para tenerlas actualizadas.
En segundo lugar, hay vacunas que son específicas para viajeros internacionales (hepatitis A, fiebre tifoidea, cólera, encefalitis japonesa…), dependiendo del lugar de destino, tiempo de estancia, tipo de viaje, época del año, y otros factores de riesgo personales.
En los centros de vacunación internacional se administran algunas de estas vacunas (fiebre amarilla, meningitis tetravalente, encefalitis por garrapatas…), y se prescriben el resto para luego adquirirlas en oficinas de farmacia.
Si el viajero ya ha recibido vacunas por otros viajes anteriores o por cualquier otro motivo, es conveniente aportar las cartillas de vacunación o los registros de dichas vacunas, ya que algunas vacunas duran mucho tiempo.
Algunas de estas vacunas son obligatorias para entrar a ciertos países (fiebre amarilla, meningitis) y se requiere el certificado de vacunación internacional, a veces dependiendo del país de procedencia.
Aunque pueden producir algunos efectos secundarios, generalmente leves, todas estas vacunas son muy seguras y, si se tienen en cuenta las posibles contraindicaciones (alergias, etc), los efectos secundarios graves son excepcionales. Si hubiera contraindicaciones para vacunar a un viajero con una vacuna que sea obligatoria, se puede hacer un certificado de exención que exime al viajero de la obligación de vacunarse, aunque hay que advertirle del riesgo que supone hacer el viaje sin estar vacunado.
Registrar el acto vacunal
Las vacunas pueden tardar varias semanas en hacer efecto, y algunas requieren varias dosis para conseguir un efecto protector, por lo que es conveniente informarse sobre este aspecto con antelación suficiente.
Si se administran las dosis de refuerzo correspondientes a la pauta vacunal, muchas de las vacunas pueden proteger de la enfermedad de forma indefinida durante décadas sin necesidad de administrar más dosis. Por ello se recomienda completar las dosis de refuerzo aunque sean posteriores al viaje.
Una vez administrada una dosis de cualquier vacuna (tanto si es en el centro de vacunación internacional, como en el centro de salud, en servicios privados u otros servicios), el profesional que la administra debe registrar el acto vacunal, con la fecha y el lote de la vacuna, para posteriores consultas.
La malaria o paludismo es una enfermedad trasmitida por el mosquito anófeles, para la que no existe todavía una vacuna eficaz. En zonas donde el riesgo es alto, además de la protección contra mosquitos, se pueden tomar medicamentos antipalúdicos de forma preventiva (profilaxis antipalúdica). Esta profilaxis antipalúdica puede variar según la zona, el tiempo de estancia, las preferencias del viajero, los antecedentes personales, etc.
Además del riesgo de enfermedades infecciosas, hay que recordar que en ciertos climas y altitudes puede haber factores físicos que afectan a la salud. Por ejemplo, en zonas tropicales la exposición a rayos solares puede producir quemaduras cutáneas, por lo que es importante protegerse bien del sol con cremas de protección solar, sombreros, etc.
Por último, durante el viaje es conveniente disponer de un botiquín con contenga por lo menos los productos que ya se han mencionado (potabilización de aguas, repelentes, protección solar…) y además un termómetro, un mínimo equipo de curas (desinfectante y apósitos), y medicamentos de uso habitual cuya forma de administración sea conocida (analgésicos, antidiarreicos…).
Más información en:
http://www.msssi.gob.es/profesionales/saludPublica/sanidadExterior/salud/home.htm
http://www.exteriores.gob.es/Portal/es/ServiciosAlCiudadano/SiViajasAlExtranjero/Paginas/Inicio.aspx