Recientemente la Alianza Europea para el Acceso a Medicamentos Seguros ha hecho público un informe en el que desvela que el 62% de los medicamentos que se distribuyen por Internet son falsos.Un hecho que debe alertarnos de los peligros de una práctica habitual que, como denuncia la Organización Mundial de la Salud, es “parte del fenómeno más amplio de la difusión de fármacos que incumplen las normas establecidas en materia de seguridad, calidad y eficacia.” Lo que se traduce en un riesgo para la salud de los ciudadanos.
A pesar de todos estos peligros, existen ciertos condicionantes que desgraciadamente motivan a la gente a acudir a Internet para adquirir medicamentos. Así, se justifica la comodidad de comprar desde casa, la vergüenza de solicitar ciertos medicamentos o la creencia de que es más barato. Bajo estas premisas, existen ciertos fármacos más propensos a ser falsificados y ofrecidos por Internet. Por ejemplo en los países industrializados es más habitual el interés por medicamentos relacionados con el estilo de vida, como pueden ser para la obesidad o la disfunción eréctil; mientras en los países en vías de desarrollo suelen ser antiinfecciosos.
Los peligros derivados de la adquisición de medicamentos a través de Internet son múltiples. Así, los medicamentos pueden no tener la dosis adecuada, no contener el principio activo deseado o incluso estar caducados. Además no hay un farmacéutico que nos aconseje al respecto. En consecuencia se incrementan las posibilidades de la aparición de efectos secundarios, intoxicación, reacciones por exceso o defecto de una dosificación adecuada, entre otros.
En España la Ley de Garantías y Uso Racional de los Medicamentos y Productos Sanitarios, del año 2006, dispone que todos los medicamentos deben estar en las farmacias. En relación a la venta por Internet, está prohibida en el caso de los medicamentos que necesitan receta. En cuanto a los fármacos que no precisan de prescripción, y adaptándose a una sentencia del Tribunal de Luxemburgo, la Ley permite que se distribuyan por Internet, pero obliga a que “se dispensen por oficina de farmacia autorizada, con la intervención de un farmacéutico, previo asesoramiento personalizado”. Es decir la norma introduce estas importantes cautelas en defensa del derecho de los ciudadanos a la protección de la salud.
En cualquier caso, en España la red de oficinas de farmacia garantiza que el 99% de la población dispone de una en el lugar en el que reside, donde el farmacéutico se encarga de la custodia, conservación y dispensación de los medicamentos, autoridad que le otorga la Ley para garantizar el mejor uso y resultado de los tratamientos. Pero además, las farmacias juegan un papel esencial en la promoción de la salud y la prevención de la enfermedad, como demuestra el hecho de que cada año ofrecen 182 millones de consejos sanitarios ajenos a la dispensación de medicamentos.
En nuestro país la cobertura, calidad, seguridad y profesionalidad de las oficinas de farmacia hacen innecesario acudir a la red para adquirir medicamentos, ni siquiera por el precio, pues en España los medicamentos son de los más baratos de Europa. Por tanto, los medicamentos, mejor en la Red… de Farmacias.