Los dientes son imprescindibles para masticar, si faltan o están en mal estado comeremos con dificultad. Una mala masticación conduce a una dieta incompleta y problemas digestivos, pero también condiciona otros problemas. La falta de un solo diente provoca el movimiento de todos los dientes vecinos, se produce una pérdida del hueso que lo sostenía y además obliga a cambiar los movimientos de la mandíbula para poder masticar lo que repercute en la articulación que puede comenzar a presentar síntomas como dolor o chasquidos.
La solución: implantes dentales
La reposición de las piezas dentales perdidas alcanza hoy en día un alto grado de perfección con la colocación de los implantes dentales que imitan perfectamente la estructura del diente (raíz y corona) y es por tanto una rehabilitación muy natural. Sin embargo para la colocación de los implantes es preciso que no transcurra demasiado tiempo desde la pérdida del diente, si se recurre enseguida no habrá problemas, pero si se tarda demasiado el hueso va desapareciendo y en algunos casos será incluso necesario recurrir a un injerto si se quiere colocar un implante. Esto se debe a que el hueso cuando no tiene que soportar el trabajo de los dientes, se atrofia de forma progresiva.
Miedo a los implantes dentales
El miedo al dentista o a lo desconocido sigue siendo una de las principales y variadas excusas para no reponer un diente perdido. A pesar de que colocar un implante dental es un procedimiento poco agresivo, -y de ello pueden dar fe las muchas personas que ya se han beneficiado de ello-, todavía existen muchas personas que siguen pensando que es un procedimiento complicado y doloroso. Las nuevas técnicas y herramientas de las que disponemos hoy en día van a conseguir de una vez por todas que el miedo no sea nunca más la causa de una boca en mal estado.
Sedación
Todos los procedimientos que se realizan en la boca son susceptibles de realizarse bajo sedación intravenosa. La sedación intravenosa es un procedimiento anestésico realizado por especialistas en anestesia que permite mantener al paciente en un estado muy próximo al sueño y con un alto grado de relajación, de modo que aunque en realidad está despierto no es consciente de lo que está ocurriendo con la gran ventaja de que una vez finalizado el procedimiento se revierte la sedación y el paciente abandona la clínica por su propio pie.
Cirugía guiada
La otra herramienta que permite que los implantes dentales se conviertan en un procedimiento muy poco agresivo es la cirugía guiada. La cirugía guiada consiste en colocar los implantes dentales mediante unas guías que se fabrican por ordenador y que permiten no tener que realizar ningún corte en la encía. Este procedimiento tiene muchas ventajas, en primer lugar se acorta considerablemente el tiempo de la intervención, en segundo lugar al no haber cortes, ni puntos de sutura el postoperatorio es realmente confortable, sin apenas inflamación y prácticamente indoloro.
Estás dos técnicas además se pueden combinar si fuera necesario consiguiendo un alto grado de confort para los pacientes durante todo el procedimiento.