El cerebro humano es el órgano mas complejo y fascinante que existe en el universo. Hoy día disponemos y asistimos a extraordinarios avances en la investigación cerebral. Sin embargo, debemos reconocer que aún no sabemos mucho de cómo funciona el cerebro en general. No sabemos casi nada sobre cómo procesa la información.
El sistema nervioso es un tejido extraordinariamente especializado que está formado por un tipo particular de células denominadas neuronas, que poseen características muy especiales. Son capaces de generar impulsos nerviosos y transmitirlos a otras neuronas vecinas a través de conexiones complejas que conocemos con el nombre del sinapsis. Además de las neuronas existen en el sistema nerviosa otras células que conocemos como la glía. Su función es de sostén, de varios procesos de nutrición y metabolismo de las neuronas o incluso participa en procesos de inflamación y de reparación del daño al sistema nervioso. Además como en otros tejidos hay vasos sanguíneos que ejercen entre otras funciones de barrera para que determinadas substancias no penetren en el cerebro y resulten dañinas: es la barrera hemato-encefálica.
Podemos decir que el cerebro humano consta de 100.000.000.000 de neuronas. El funcionamiento del cerebro depende del flujo de información a través de circuitos complejos consistentes precisamente en redes de neuronas y sus conexiones de muy diferentes zonas o regiones del cerebro. Una neurona puede estar activada o en reposo. En función de qué neuronas estén activadas, el grado de activación o cuales están en reposo la percepción, o la información variará. La información pasa de una neurona a otra por puntos de contacto especializados (sinapsis). Una neurona puede tener innumerables sinapsis de otras neuronas. Esta información es de tipo químico, a través de lo que conocemos como neurotransmisores. Sabemos que algunas sinapsis son excitadoras y otras inhibitorias. La información que se transmite, que nos llega –color, sonido, forma… – es procesada en diferentes áreas del cerebro que no trabajan a la misma velocidad y el cerebro debe organizar ese conjunto de datos.
Es muy interesante pensar que esa capacidad del cerebro de procesar y ordenar la información que percibe nos lleva a que aunque como tantas “certezas” en la ciencia- no deja de ser una teoría cada vez más admitida: el cerebro fabrica nuestra realidad, lo que vemos no es la realidad. De esta manera se daría el caso de que varias personas ante una misma imagen, ante un mismo hecho lo percibirían de distinta manera. Esto es algo que no extrañará a nadie si rebuscamos un poco en nuestra experiencia cotidiana.
Desarrollo del cerebro
El cerebro utiliza la información que le llega de manera práctica, suprimiendo, añadiendo o modificando detalles. Esto es fácilmente comprobable, por ejemplo, cuando mantenemos una conversación en un ambiente muy ruidoso: nuestro cerebro puede “ignorar” todos los sonidos que nos rodean y concentrarse sólo en las palabras que está escuchando.
Se sabe que en los primeros años de nuestra vida el cerebro adquiere la mayor parte de su desarrollo: hasta los tres años se establecerían la mayoría de las conexiones, sinapsis, entre neuronas y a los cinco el cerebro estaría desarrollado en un 80%. Esa sería la causa de que apenas guardemos recuerdos de lo que ocurre, sobre todo, en los tres primeros años de vida: en ese cerebro que se está haciendo los recuerdos no se llegan a consolidar. También sabemos que el cerebro de cada uno lleva unas órdenes genéticas, de la misma manera que por genética uno es rubio o moreno, o más o menos alto. Pero lo que hasta hace poco se ignoraba, y cada vez está más aceptado, es que nuestro cerebro va cambiando a lo largo de la vida según las experiencias que le llegan y el uso que se le da. Las neuronas, cada una de las cuales puede llegar a tener unas 10.000 conexiones con las demás, pueden reforzar las conexiones ya existentes o crear unas nuevas en función del uso. De la misma manera, si una zona determinada del cerebro se usa más también puede variar y ampliar su tamaño. Esa plasticidad del cerebro, esa variación en su forma, también puede venir derivada de la necesidad. Todos hemos oído hablar de personas ciegas que desarrollan el sentido del oído o el tacto mucho más que las personas que tienen en buen estado todos sus sentidos.
Nuevas pistas
Asimismo la región del cerebro relacionada con el control de cierta función, como la mano por ejemplo, se desarrolla más al aprender por ejemplo a tocar la guitarra. Nuestros cerebros han sido realmente diseñados con una asombrosa capacidad compensatoria. Tras un ictus, algo de la función perdida puede ser remplazada y ejecutada por otras porciones intactas. Es extraordinario saber que determinadas zonas del cerebro albergan células capaces de crear nuevas neuronas también en el cerebro adulto. En conclusión, debido a la neuroplasticidad se podría decir que la forma de nuestro cerebro va variando a lo largo de toda nuestra vida, de manera que el cerebro de cada persona tendría una forma diferente y también formas diferentes a lo largo de la vida.
Las recientes aportaciones sobre la neurogénesis han abierto la puerta a la esperanza de millones de personas en el mundo. Las nuevas neuronas desempeñan un papel crucial en los procesos de la memoria y el aprendizaje, mientras que se van conociendo mejor los mecanismos fundamentales inherentes a la neurogénesis lo que abre nuevas pistas sobre el origen de determinadas enfermedades.