Se entiende por menopausia el cese permanente de la menstruación en la mujer a partir de cierta edad. La edad promedio a la que ocurre en los países desarrollados es entre los 51 y 52 años.
La menopausia se produce debido al cese de la función de los ovarios, cuando en ellos se agotan los óvulos. Esto provoca una disminución marcada en la producción de estrógenos, que son las hormonas producidas por los ovarios. Esta disminución de los niveles de estrógenos es la responsable de la aparición de los síntomas que acompañan a la menopausia, tanto a corto como a largo plazo. Al conjunto de síntomas que acontecen a corto se le conoce como Síndrome Climatérico.
Los síntomas más característicos del síndrome climatérico son la aparición de sofocos, referidos típicamente como una sensación de calor que surge en el pecho y se irradia hacia el cuello y cara y que pueden acompañarse de intensa sudoración. Normalmente vienen a durar unos minutos, aunque pueden ser más prolongados. Otros síntomas que pueden asociarse a corto plazo son la sequedad vaginal, la quemazón en los genitales, la frecuencia y urgencia en la micción, y una mayor frecuencia de infecciones urinarias. También es característica la pérdida de la elasticidad de la piel y los cambios en la textura, el tamaño y la consistencia de las mamas.
También es característica una disminución en la libido, es decir, en el apetito sexual, que se puede ver agravado por las molestias producidas en la relación sexual (diaspareunia o coitalgia), debido a la sequedad vaginal.
Enfermedad cardiovascular y osteoporosis
A largo plazo, la menopausia va a tener dos efectos principales. Por un lado, el desarrollo de un mayor riesgo de enfermedad cardiovascular, entendiéndose por ésta la aparición de hipertensión arterial, infarto de miocardio o accidente cerebro-vascular. Por otro lado, otra consecuencia importante de la menopausia es la osteoporosis, es decir la descalcificación del hueso, que suele ser rápida en los primeros 5 años después de ocurrir la menopausia, estabilizándose posteriormente y ralentizándose. Algunas mujeres tienen más riesgo de padecer osteoporosis que otras, así se consideran que son factores de riesgo: el hábito tabáquico, el consumo excesivo de alcohol, la ingesta de unos niveles bajos de calcio y vitamina D en la dieta, una menopausia precoz (antes de los 40 años), una historia familiar de osteoporosis, una vida sedentaria y una constitución corporal asténica, es decir mujeres delgadas. Como consecuencia de la osteoporosis el riesgo principal es la fractura ósea, fundamentalmente la cadera, el fémur, el antebrazo y la columna vertebral.
Terapia hormonal sustitutiva (THS)
Dado que la mayoría de los síntomas de la menopausia están relacionados con un descenso de los niveles en sangre de estrógenos, la terapia hormonal sustitutiva basada en estrógenos o derivados, puede ser a menudo recomendada.
Sería aconsejable que toda mujer que llegara a la menopausia, acudiera a un especialista para evaluar su estado de salud y, entre otras cuestiones, valorar la conveniencia o no de iniciar una terapia hormonal sustitutiva.
Como norma general, son recomendables ciertos hábitos de vida como son el abandono del tabaco, la ingesta adecuada de calcio y vitamina D en la dieta, el ejercicio regular y evitar la pérdida de peso excesiva. No todas las pacientes pueden necesitar iniciar una terapia hormonal sustitutiva si se siguen los consejos anteriormente dados.
Hoy en día existen diversas maneras de realizar la terapia hormonal sustitutiva. Como su propio nombre indica esta terapia se basa en el uso de hormonas. Antes de iniciar un tratamiento hormonal sustitutivo es conveniente realizar una serie de pruebas diagnósticas que descarten la presencia de patología a nivel ginecológico o a nivel general, que puedan contraindicar el uso de dicha terapia.
Todas aquellas mujeres a las cuales no se les haya extirpado el útero, además de recibir estrógenos, deben recibir progesterona, ya que tiene un efecto muy importante en la prevención de la aparición de lesiones a nivel del endometrio (la mucosa interna del útero), fundamentalmente la hiperplasia y el cáncer de endometrio.
Beneficios de la terapia hormonal sustitutiva
Aunque se ha extendido cierto miedo al uso de esta terapia, lo cierto es que un número de mujeres se puede beneficiar de la misma. La Asociación Española para el Estudio de la Menopausia recomienda el uso de esta terapia en mujeres con un síndrome climatérico acusado. A corto plazo va a aliviar en la mayoría de las pacientes los sofocos y las sudoraciones, las molestias genitourinarias y los cambios emocionales y en la líbido. No va a tener importantes repercusiones en los cambios a nivel de la mama y de la piel.
A largo plazo, disminuye el riesgo de enfermedad cardiovascular y de osteoporosis. Asimismo, mejora el perfil lipídico en sangre.
Se recomienda que no se prolongue más de 2-3 años.
Existen varios fármacos para la THS: estrógenos –con o sin progesterona-, tibolona, moduladores de los receptores de estrógenos, fitoestrógenos, entre los más usados. Es importante que el médico y la paciente valoren cuál sería el más adecuado en cada caso.
Efectos secundarios
Fundamentalmente a corto plazo, son debidos a la toma de la progesterona. Típicamente son: cefaleas, tensión mamaria y molestias en bajo vientre. La terapia con estrógenos sola se ha relacionado con la aparición de cáncer de endometrio. De aquí la importancia de combinar la progesterona, ya que el riesgo de aparición de esta enfermedad, realizando el tratamiento adecuado, es prácticamente nulo. En cuanto a la asociación de esta terapia con cáncer de mama, en la actualidad no hay evidencia definitiva de que un tratamiento a corto plazo incremente el riesgo de cáncer de mama, sin embargo existen ciertas controversias en cuanto al tratamiento a largo plazo.