Drogas y sexo… no rock and roll


Dra. Rocío Sierra Labarta. Especialista en Urología. Hospital Reina Sofía. Tudela Dra. Cristina Soler González. Especialista en Psiquiatría. Hospital Miguel Servet. Zaragoza

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La cultura y la propia sociedad han generado un concepto de que la relación entre las drogas y el sexo era la combinación perfecta, pero la realidad no es así, ya que las drogas producen un efecto negativo en las relaciones sexuales, pudiendo disminuir sustancialmente el placer experimentado.

El tipo de consumo es importante para evaluar el efecto de las drogas en la respuesta sexual, ya que difiere entre el consumo ocasional y el habitual.
En general, el deseo sexual se ve afectado por el consumo de drogas. Estas pueden tener tanto un efecto inhibitorio como estimulador a nivel del deseo sexual, la excitación y el orgasmo. No obstante, el efecto estimulador no significa que mejore el placer o la satisfacción de la relación sexual.
En los consumidores de drogas se ha observado un mayor rechazo a los estímulos sexuales y presentan niveles de ansiedad elevados que repercuten negativamente en la esfera sexual. Así mismo sus parejas también son damnificadas y la relación se suele deteriorar por la falta de comunicación, desconfianza, en ocasiones la presencia de violencia…
Entre las sustancias psicoactivas susceptibles de abuso y de provocar dependencia y su efecto en el ámbito sexual se encuentran, según los efectos que producen sobre el sistema nervioso central (SNC):

1. Depresoras del Sistema Nervioso Central (Sustancias que enlentecen el funcionamiento del sistema nervioso central. En general son calmantes del dolor, disminuyen los reflejos, producen sueño, y, en dosis altas, el coma e incluso la muerte):
• Alcohol.
• Ansiolíticos o tranquilizantes.
• Hipnóticos (barbitúricos y no barbitúricos): inductores del sueño.
• Opiáceos.

2. Estimulantes de la actividad del Sistema Nervioso Central (Sustancias que aceleran el funcionamiento del cerebro, entre las que podemos destacar):
Estimulantes mayores: Anfetaminas y Cocaína.
Estimulantes menores: Nicotina y Xantinas.
Sustancias psicodélicas (psicodislépticas o alucinógenos).
Sustancias que distorsionan la percepción. Sus efectos varían ampliamente y pueden ser impredecibles: Alucinógenos, Derivados del cannabis y Disolventes y sustancias volátiles.

De entre todas ellas se resume brevemente su efecto sobre la esfera sexual de las siguientes:

Tabaco

El tabaco es nocivo para la potencia sexual por su efecto negativo a nivel del sistema circulatorio, ya que dificulta la irrigación sanguínea y aumenta la probabilidad de presentar hipertensión, angina de pecho, infarto de miocardio, y otros trastornos vasculares (como lo es la disfunción eréctil y los problemas de lubricación en la mujer).

Alcohol

Aunque existe la leyenda urbana de que el alcohol es un excitante sexual justificado por su efecto desinhibidor que puede facilitar que surja el impulso sexual, al inhibir ciertas partes del sistema nervioso autónomo implicadas en la erección, dificulta que esta se alcance, y consecuentemente empeora la penetración y el coito. Así mismo debilita la eficacia masturbatoria y disminuye la intensidad del orgasmo en ambos sexos.
También el consumo de alcohol puede generar secuelas graves en la esfera sexual ya que su consumo continuado produce trastornos endocrinos, neurológicos y circulatorios irreversibles.

Cannabis

Algunas personas que consumen este tipo de drogas sienten un aumento del placer durante la relación sexual, ya que se sienten más sensibles o sensuales y los orgasmos son subjetivamente más prolongados por la alteración temporal percibida causada por el consumo del cannabis. Sin embargo, el uso crónico del cannabis está relacionado con la disminución de los niveles de testosterona lo que conlleva a una disminución del deseo de ambos sexos. En algunos casos se produce en las mujeres una disminución de la lubricación vaginal, que en ocasiones hace el coito más doloroso. En los hombres hay una alteración de la espermatogénesis y puede haber disfunción eréctil.

Drogas de diseño

Las drogas de diseño más populares entre las numerosas que hay son los análogos de las anfetaminas METH (speed), el MDMA (éxtasis) y el LSD (dietilamida de ácido lisérgico).
Estas drogas son euforizantes y producen cambios perceptivos del tiempo y de los propios límites, por lo que existen sensaciones de orgasmos más prolongados. Sin embargo, debido a las alucinaciones que producen, la experiencia sexual puede ser confusa y difusa, positiva o negativa (pudiendo llegar a ser traumática).
Su uso crónico puede causar ansiedad, ataques de pánico y trastornos mentales muy graves con síntomas de psicosis. En las mujeres embarazadas, puede aumentar el riesgo de varias malformaciones congénitas en el feto. También en la mujer dificultan la excitación y producen problemas para alcanzar el orgasmo y en el hombre actúan de manera similar provocando dificultad para mantener la erección y retrasando la eyaculación.

Heroína y opiáceos

En el hombre provocan alteración en el interés sexual, disfunción eréctil y retraso en la eyaculación. En la mujer es frecuente la disminución del deseo. Al igual que el uso crónico del cannabis, producen disminución de los niveles de testosterona con lo que ello implica.
Tanto la heroína como la morfina parecen generar múltiples trastornos sexuales y a veces es usada como sustitutivo de la propia actividad sexual.

Cocaína

Su efecto es similar al de las anfetaminas: estimulación, sensación de bienestar y euforia, excitación, inquietud, locuacidad. Si bien es cierto que la cocaína es conocida por muchos como un fuerte estimulante sexual, también se sabe que puede provocar disfunción eréctil y priapismo, así como la pérdida del interés por el sexo.
Algunos consumidores creen que frotar el clítoris con cocaína aumenta la sensibilidad y excitación sexual. Esto es falso porque la cocaína ha demostrado ser un potente anestésico local.

Poppers

Es una sustancia que se inhala para producir vasodilatación antes del orgasmo, pudiendo hacer experimentar una sensación de euforia, de desinhibición en los movimientos y las vocalizaciones, así como una percepción de que el orgasmo se prolonga y se intensifica y es usada especialmente para las relaciones anales por su efecto relajante del músculo liso del ano.
Como efectos secundarios produce sensación de desmayo, mareo y fragilidad y fuertes jaquecas. En contacto con la piel puede irritarla o quemarla. En muchos casos dificulta la erección y si se acompaña de inhibidores de la fosfodiesterasa 5, vasodilatadores o hipotensores el efecto puede ser letal, representando un real peligro para cualquiera que tenga problemas cardiacos, pulmonares, anemia o glaucoma.

Al efecto negativo de las drogas sobre la esfera sexual, hay que sumarle que el efecto de éstas puede llevar a conductas sexuales de riesgo, tanto incrementando el riesgo de enfermedades de transmisión sexual, como de la posibilidad de actos de violencia relacionados con la relación sexual.